La jornada de este martes ha comenzado temprano para la reina Letizia (47 años). Normalmente, los actos de Letizia suelen comenzar a eso de las 12 horas de la mañana para no hacer madrugar a nadie, pero en esta ocasión no. La cita era a las 10 horas. La esposa de Felipe VI (52) ha presidido en la Real Fábrica de Tapices el IX Foro contra el cáncer que en esta edición tiene como lema 'El impacto social y económico del cáncer en España'. Cabe recordar que la Reina es presidenta de honor de la AECC con la que colabora de forma muy estrecha desde hace diez años.
No es un tema alegre. Aunque puede serlo y hay que afrontarlo, pero la ocasión requería un look discreto y acorde con el asunto. ¿Complicado? Pues eso parece porque el resultado ha sido desastroso. No la idea, sino la combinación. Letizia ha intentado no arriesgar volviéndose a refugiar en el black & white que tantas alegrías le dio este lunes (en mi opinión, exageradas, ya que cuando llegaron al Congreso las tres de negro parecía una comitiva fúnebre) en todos los medios. Pero el resultado de hoy no es el esperado.
La reina Letizia ha lucido una falda de cuero en estilo evasé en negro. La prenda es bonita y muy de su estilo, ya sabemos que a la esposa de Felipe VI le gusta la piel, pero combinarla con una camisa blanca de cruzada de cuello redondo, abullonada con un botón XXL para cerrarla a la cintura, se ha convertido en un look picassiano.
La asimetría de la blusa no pegaba nada con el estilo años 40 de la falda, lo que además le hacía una silueta extraña. Y si a ella, que tiene un cuerpo diez, le hacía cosas raras, imaginen al resto de los mortales que visitamos el gimnasio solo cuando es justo y necesario. Ambas prendas eran nuevas en el armario de Zarzuela.
Como complementos ha elegido unos salones negros y una cartera a juego. Las joyas eran las sencillas de siempre, los aros de Coolook y el anillo de Karem Hallem. Como es habitual en ella, haga frío o no, Letizia no llevaba medias, no lo considera necesario pese que en Madrid este martes por la mañana hacía fresquito.
Lo que sí era muy distinto respecto al lunes en el Congreso durante la apertura de la nueva legislatura era la cara. La Reina se ha dejado el pelo suelto, como viene siendo en su día a día laboral, pero ha hecho algo que hace poco más de 24 horas no hizo casi ni una vez: sonreír. Algo le ocurre a la esposa de Felipe VI con el Hemiciclo o con los diputados que le tensa muchísimo. Igual es el intentar controlar a sus dos hijas, la princesa Leonor (14) y la infanta Sofía (12), en estas situaciones lo que le pone tan nerviosa, pero el rictus serio de este pasado lunes ha sido de lo más que comentado.
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