El príncipe Joaquín de Bélgica (28 años) se convertía en noticia en España a principios de junio tras saltarse el confinamiento y las normas del protocolo sanitario para celebrar una gran fiesta en Córdoba, ciudad andaluza donde vive su novia. En la reunión se quebrantaron todas las normas legales establecidas en la fase 2 de la desescalada, que permiten reuniones de un máximo de 15 personas como medida de prevención contra la pandemia, y allí se reunieron 27 asistentes.
Tampoco en la fase 3 están permitidas fiestas de más de 20 personas y en cualquiera de los casos habría que mantener siempre una distancia social de seguridad de entre un metro y medio y dos metros entre personas. Este gran evento privado salía a la luz por el positivo en Covid-19 del príncipe y era calificado por la Delegación de Gobierno en Córdoba como un acto "totalmente irresponsable".
Tan solo un día después de celebrarse la fiesta, Joaquín de Bélgica empezó a sentir los síntomas propios de la infección por coronavirus: fiebre, tos y problemas al respirar. Se realizó un test PCR y dio positivo. Las autoridades sanitarias pertinentes han logrado localizar y confinar a todos los asistentes a la fiesta, que en estos días están siendo testados para lograr averiguar la extensión del brote. A raíz de la fiesta, se abrió un expediente por la Subdelegación del Gobierno de dicha provincia que ha concluido en las últimas horas con la propuesta de una multa económica de 10.400 euros al príncipe por saltarse el confinamiento.
La sanción administrativa se considera grave debido a que no se guardaron entonces los 14 días de cuarentena que debían respetar las personas que llegasen a España desde países extranjeros, tal y como rezaba la reglamentación del estado de alarma. Ese es el único motivo por el que se le impone la multa al príncipe. Él mismo reconoció que no guardó esa cuarentena al viajar en avión hasta Madrid y coger un AVE con destino Córdoba el pasado 24 de mayo. El día 27 dio positivo en coronavirus.
La sanción ya ha sido notificada a Joaquín de Bélgica y ahora dispone de un plazo de 15 días para recurrir. Se expone, además, que si se acoge al pronto pago obtendría una bonificación del 50 por ciento. Así, la Subdelegación del Gobierno mantiene abierta la investigación para concluir si en la reunión que se festejó en Córdoba se infringió alguna norma más decretadas por el estado de alarma. A la fiesta asistieron 27 personas cuando solo se permitía un aforo de 15 y algunos invitados declararon que el príncipe no fue solo a una fiesta, sino que asistió a dos.
Una en un chalet de El Brillante -propiedad de los padres de su pareja- y otra en una finca de Hornachuelos. Hasta la fecha, la sanción va únicamente dirigida contra el príncipe de Bélgica. De momento, no se multará a nadie más. Cabe puntualizar la exhaustiva investigación que ha llevado a cabo la Policía Nacional en los últimos días, tomando declaración a todas las personas que estuvieron en contacto directo con Joaquín de Bélgica. Se detalla que un invitado a la fiesta ha dado positivo en Covid-19, aunque no se sabe si fue el príncipe quien lo contagió.
Así es la finca de la polémica
Tras lo sucedido, Joaquín de Bélgica y su pareja, que también ha dado positivo en un test de coronavirus, pasan el encierro en esta propiedad de los padres de ella, una mansión ubicada en la exclusiva zona de El Brillante, en la capital cordobesa. Se trata de un imponente chalet protegido por muros rojizos y frondosa vegetación, entre cuyas paredes el príncipe y su novia permanecen desde que estallase el escándalo. Ninguno de ellos ha vuelto a pisar la calle, igual que ocurre con el resto de invitados, que se encuentran confinados en otra propiedad de la familia Ortíz Martínez-Sagrera donde, al parecer, se celebró otra fiesta antes de la que ahora está siendo investigada, tal y como ha reconocido la familia a la Policía, según Vanitatis.
El príncipe belga y su novia comparten el encierro con los padres de ella, sus hermanos y el personal de servicio de la mansión, según apunta la citada publicación. La matriarca de la familia cordobesa, la abuela María Victoria, permanece aislada en la finca de Hornachuelos donde se celebró una de las reuniones que, según defiende la familia, tuvieron lugar durante "varios días" y sin superar el aforo permitido, pese a que el Ayuntamiento de Córdoba tiene otra información.
Joaquín de Bélgica se trasladaba a España el pasado 24 de mayo en un vuelo comercial, gracias a un permiso de trabajo para realizar prácticas empresariales en la ciudad andaluza. El día 26 se celebraba esta fiesta en la finca de El Brillante en la que 27 personas de la alta sociedad cordobesa se daban cita a pesar de las restricciones sanitarias que, por aquel entonces, tan sólo permitían reuniones de hasta diez personas. Un día después del evento, el aristócrata belga daba positivo en un test de Covid-19, por lo que él y el resto de asistentes han sido obligados a confinarse.
Ante la polémica, que actualmente está siendo investigada por la Policía Nacional, el príncipe reconocía no haber respetado las medidas de cuarentena y pedía disculpas mediante un escrito emitido a través de su portavoz en Córdoba, el abogado Mariano Aguayo Fernández de Córdova. "Me gustaría disculparme por no haber respetado todas las medidas de cuarentena durante mi viaje. En estos momentos difíciles, no pretendía ofender ni faltar el respeto a nadie. Me arrepiento profundamente de mis actos y acepto las consecuencias", rezaba la nota.
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