Para la entronización del emperador Naruhito de Japón, la reina Letizia estrenó un vestido de la diseñadora cordobesa Matilde Cano. Más allá de los pequeños homenajes que la esposa de Felipe VI quisiera hacer por el estampado floreado del atuendo, la realidad es que el estilismo total fue un completo error.
Letizia no sacrificó nada: tocado de terciopelo rosa empolvado, esmeraldas, collar de chatones del joyero de pasar, vestido largo con cinturón verde ancho, banda de la orden japonesa de la Preciosa Corona en amarillo y rojo, pulsera y cómo no, su inseparable anillo de Karen Hallam.