La reina Isabel II (94 años) se ha propuesto desactivar, de una vez por todas, el escándalo que zarandeó la Casa Real británica hace unas semanas tras la polémica entrevista del príncipe Harry (36) y Meghan Markle (39) con Oprah Winfrey (67), y las acusaciones de racismo que se desencadenaron. Si bien hace unos días, la longeva reina tomaba medidas para fomentar la diversidad en Buckingham Palace, ahora ha trascendido que ha contratado los exclusivos servicios del conocido y reputado exespía Andrew Parker, exmiembro del MI5, el servicio de inteligencia del Reino Unido.
De este modo, Parker se ha convertido en el nuevo Lord Chamberlain de la Reina. Andrew ha pasado, en cuestión de un año, de dirigir la lucha por la seguridad interior del país, a procurar apagar los escándalos que generó el matrimonio durante su charla con Winfrey. Lo cierto es que lord Parker ha ocupado su nuevo cargo -jefe de la Casa- en uno de los momentos más convulsos para la monarquía británica, y no cabe duda de que le esperan grandes retos que afrontar. Uno de los más arduos: tratar los lazos y las rencillas familiares sin dañar la imagen de la Corona.
Hace unos días, se conocía que la monarquía del Reino Unido revisará su normativa interna para fomentar "la diversidad" entre sus empleados, a fin de ampliar la representación de las minorías. Así, la familia real, encabezada por la monarca, apoya la iniciativa, que incluye el posible nombramiento de un "jefe de diversidad" que se aseguraría de que se cumplen los objetivos en los palacios de Buckingham, Kensington y Clarence House.
Las fuentes subrayaron a la BBC que ya existen medidas al respecto pero "no se ha visto el progreso deseado", y también que esta nueva política estaba prevista desde antes de que Meghan y Harry revelaran en una entrevista en Estados Unidos que sentían que habían recibido un trato racista. En la conversación con Oprah, el 7 de marzo, aseguraron, entre otras cosas, que un miembro de la familia real había mostrado "preocupación" por el color de piel que tendría su hijo Archie antes de que naciera.
¿Racismo en Palacio?
Winfrey, de parte de la pareja, que ahora vive en Los Ángeles, aclaró después que los comentarios no habían sido hechos ni por Isabel II, de 94 años, ni por su esposo, el duque de Edimburgo, de 99. En respuesta a las acusaciones, la monarquía dijo en un comunicado que, "aunque los recuerdos (de lo sucedido) pueden variar", se toma el asunto del presunto racismo "seriamente" y lo resolverá en privado.
Días después, el príncipe Guillermo, segundo en la línea de sucesión al trono, subrayó durante un acto público que su familia "no es para nada racista". Las acusaciones de presunto racismo, que se suman a otras de supuesta negligencia en la gestión del acoso laboral, amenazan con socavar la reputación de la monarquía británica, dado que el Reino Unido es un país multicultural e Isabel II es jefa de Estado en 16 países de la Commonwealth o mancomunidad de antiguas colonias británicas.
Al mismo tiempo que han descartado a la reina Isabel II y al duque, algunos medios han puesto de manifiesto los nombres de posibles sospechosos. Uno de ellos, el príncipe Carlos (72), cuya larga lista de actitudes reprochables podría confirmar que él es el responsable de estas acusaciones. Entre estas conductas destaca el comportamiento que mantuvo hace tres décadas con el menor de sus hijos. Los hechos se remontan a septiembre de 1984, cuando Diana de Gales dio a luz al príncipe Harry.
Entonces, el príncipe Carlos que ya se había mostrado decepcionado por haber tenido un varón, hizo un comentario que dolió profundamente a la que fuera princesa: "Y encima pelirrojo". Según contó ella misma en una entrevista realizada a comienzos de los 90, el primogénito de Isabel II estaba molesto porque el duque de Sussex había heredado este rasgo de los Spencer.
Fue este comentario, recogido por los biógrafos de Diana y reseñado en algunos documentales, el que dio pie a que la princesa tomara la decisión de separarse de Carlos de Inglaterra. Aunque para ella la llegada de su segundo hijo fue "un milagro y una alegría inmensa", esa fatal acusación impidió salvar su matrimonio. Si bien el príncipe Carlos rectificó, afirmando que sus palabras no eran más que una 'broma', Lady Di no pudo perdonarlo. "Algo dentro de mí se cerró", explicó la madre de Harry y el príncipe Guillermo (39). Sin embargo, no fue hasta 1996 cuando finalmente se divorció del príncipe Carlos, poniendo fin a una relación que estuvo fracturada durante años.
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