El 18 cumpleaños de Miguel Urdangarin (19 años), el tercero de los cuatro hijos de la infanta Cristina (55) e Iñaki Urdangarin (53), no se celebró con una fiesta acorde a lo que se le presupone a una mayoría de edad. El confinamiento estricto en medio de la pandemia, lo impidió. Este viernes, 30 de abril, suma un año más. Y tampoco podrá hacer grades excesos. Ni siquiera podrá reunirse con su familia para, aunque fuera, realizar una fiesta familiar en petit comité. Porque, desde hace unos meses, reside en Reino Unido, y el primer ministro, Boris Johnson (56), tiene prohibido salir del país salvo por causas de fuerza mayor.
Miguel, un chico muy concienciado con el cuidado de los océanos, se marchó a Londres para cursar estudios universitarios en Ciencias del Mar. Un destino muy alejado del resto de sus hermanos: Juan Valentín (21), el primogénito, reside en el centro de Madrid junto a unos amigos; Pablo (20), vive en Barcelona, donde trata de hacerse un hueco en el mundo del balonmano, siguiendo los pasos de su padre; y le pequeña Irene (15) aún permanece al lado de su madre, en Ginebra.
De él se sabe que es alegre y, sobre todo, muy bromista. Un carácter que no le ha impedido tomarse muy en serio sus estudios: su expediente es brillante, con muy buenas notas y, además, compaginaba las clases ordinarias con las lecciones de piano, un instrumento que no se le da nada mal y con el que ofrecía conciertos en el colegio Ecolint -allí terminó sus estudios el pasado año y es donde continúa su hermana Irene- que sus padres, con admiración, seguían desde el patio de butacas.
Desde su entorno también se ha afirmado en multitud de ocasiones que es un chico muy educado e, incluso, muy maduro. No solo las circunstancias familiares a las que ha tenido que hacer frente a muy pronta edad -lo mismo que les ha sucedido a sus hermanos- han influido en este hecho, sino también la constancia con la que sus padres han estado pendientes de su educación.
Así mismo, es discreto. No se le conoce pareja y, el hecho de que se haya trasladado al extranjero facilita guardar con celo su intimidad. En redes sociales, cuenta con un perfil en Instagram -@miguelurbor- que está cerrado al público general, para evitar las miradas de los curiosos. En estos momentos, tan solo cuenta con una publicación, cuenta con 437 followers escogidos por él de manera minuciosa y sigue a 399 cuentas. Esa es la única información accesible sobre él en el universo virtual, más allá de una cuenta de una discreta cuenta de fans creada el pasado mes de octubre y donde tan solo hay 11 imágenes de distintos momentos de la vida familiar y pública de Miguel.
Su padrino de bautismo es su tío el rey Felipe (53) y su madrina su tía Lucía, la menos de los hermanos de Iñaki. Con el rey a pesar de las diferencias que llevaron al monarca a apartar a su hermana Cristina de la familia real, mantiene una relación cómplice. De hecho, poco después de que este anunciara que la infanta ya no representaría a la Corona -aquella comunicación se realizó en junio de 2017-, se pudo ver a Miguel navegando junto a Felipe en aguas mallorquinas. Porque el deporte es otra de las actividades que han marcado su vida desde pequeño, un espíritu inculcado por Iñaki en todos sus hijos. Al margen de la vela, se desenvuelve con soltura en el esquí, el patinaje e, incluso, el surf -esta práctica la realiza, sobre todo, en sus visitas a Bidart, el lugar de veraneo de la familia Urdangarin.
Desde pequeño ha guardado una buena relación con sus primos, al menos, en lo que se ha podido observar en esas imágenes de los veranos en Palma de Mallorca todos juntos, con la reina Sofía (82) ejerciendo de entregada abuela. En el recuerdo quedan las fotos captadas por los paparazzi en las que compartía juegos en el agua con Froilán de Marichalar (22). También disfrutando del tenis, como cuando en 2010 Sofía y la infanta Elena (57) llevaban a todos los primos a la disputa de un encuentro solidario entre Rafa Nadal (34) y Roger Federer (39).
Miguel, que perdió la escolta personal el pasado año cuando traspasó la barrera de los 18 años, pasará este día solo. Al menos, sin su familia. Pero, dado ese carácter extrovertido, qué duda cabe que algún amigo habrá hecho entre los muros de la universidad que le acompañe a airearse en algún pub de la capital británica. El próximo año, quizás sea, por fin, ese en el que pueda realizar una celebración acorde a un chico de su edad.
[Más información: La reunión familiar de Iñaki Urdangarin en casa de la infanta Elena tras recibir el tercer grado]