Colmenar Viejo, Madrid. 30 grados a la sombra. Una explanada de la Academia de Aviación del Ejército de Tierra a las doce del medio día. Vamos, calor, mucho calor. Pero a ella ni la temperatura le afecta. Letizia (48 años) se pone lo que le da gana siempre. Hoy ha vuelto a quedar claro cuando ha aparecido en el acto con un vestido de tweed (el tejido más gordo que existe) firmado por Felipe Varela que lo estrenó en enero de 2006 en el bautizo de su hija mayor, Leonor (15).
Parece que esta semana queremos sacar del baúl todos los recuerdos que tenemos y nos ha sorprendido con el look de esta mañana. Si el martes se ponía un vestido de Zara de hace cuatro años, el de hoy tiene la friolera de 15.
No podemos decir que esté pasado de moda, eso con este tipo de diseños inspirados en Chanel, ocurre entre nunca y jamás, pero bueno, siempre nos deja sin palabras. La cita en la Academia de Aviación del Ejercito del Aire tenía como razón la entrega de la enseña nacional a una de sus promociones.
Este tipo de ceremonias los protagonizaba siempre la reina Sofía (82) o sus dos hijas, las infantas, luciendo de negro y mantilla, como manda la tradición de madrina. Cuando Letizia llegó al trono aplicó un nuevo protocolo, adiós al negro y a la mantilla, hola al blanco.
Por si alguien la criticaba por intentar quitarle solemnidad a un acto tan importante como este, ella luce siempre vestidos que han sido importantes en su vida. Un ejemplo de esto tuvo lugar en mayo de 2015, cuando para hacer la misma entrega de la bandera a un destacamento de la Guardia Civil, lució el traje que Felipe Varela le había creado para la proclamación de Felipe VI (53) el 19 de junio de 2014.
Esta mañana en Colmenar Viejo ha querido hacer lo mismo luciendo el traje que el mismo modisto madrileño diseñó para el bautizo de la Princesa de Asturias el 14 de enero de 2006. Pero a pesar de que exista esta poderosa razón, Letizia ha tenido suficientes citas importantes en su vida de Zarzuela como para elegir un diseño un poco más ligero y acorde con la temperatura. Ha tenido que pasar un calor de infarto. El traje es un diseño abrigo-vestido, entallado con el cuello de solapa, manga larga y falda lápiz hasta la rodilla. Está creado en un tejido crudo con hilos dorados que le dan un toque de brillo.
Pero si el vestido es antiguo podemos decir lo mismo de los complementos. Unos salones cruzados camel de Magrit que llevan muchas temporadas en su armario y el bolso de Hugo Boss a juego que hacía siglos que no se lo veíamos (aunque tampoco lo echábamos de menos).
Tras esta semana de flashbacks, ahora solo nos falta que en la próxima cena de gala se vuelva a poner el vestido rojo de Caprile con el que se dio a conocer en toda Europa en la boda de Federico (52) y Mary de Dinamarca (49), total, eso solo pasó dos años antes del bautizo de Leonor.
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