Era verano de 2006 y En Marruecos no se hablaba de otra cosa. Era más que un secreto a voces, pero no hubo ningún medio de comunicación que tuviera la osadía de publicar lo que ya era una noticia confirmada por cien mil fuentes. La princesa Lalla Salma (42 años), esposa del rey Mohamed VI (57), estaba embarazada de su segundo hijo.
Tuvo que ser la revista Paris Match la que desde la liberté que le otorga Francia diera salida a la buena nueva. Así, el 28 de febrero de 2007, Lalla Salma traía al mundo a una niña, la princesa Lalla Khadija, otra hija para el Rey y una hermana menor para su primogénito, el heredero Moulay Hassan (18), que entonces tenía dos años y medio.
La llegada al mundo de Lalla Khadija fue un momento de júbilo y festejo para el pueblo marroquí. Durante días hubo manifestaciones de alegría en las calles, incluso hubo una firma de Libros de Invitados en la sede del Ministerio de la Casa Real, Protocolo y Cancillería, así como en las diferentes wilayas, prefecturas y provincias del Reino. Todos los niños nacidos el 28 de febrero de 2007 recibieron sendos regalos por parte de la Familia Real de Marruecos.
Khadija es la protegida de Moulay Hassan, su ojito derecho, su única hermana, y la persona a la que más han intentado proteger de todas las polémicas palaciegas provocadas por los problemas institucionales y personales de sus padres. Desde su nacimiento, la princesa ha pasado por todas las etapas que le corresponden a su clase social, según la tradición marroquí. En septiembre de 2011, acudió a su primer día de clase en el colegio real ubicado intramuros del Palacio Real de Rabat. El rey Mohamed VI, su padre, asistió a su primera sesión de aprendizaje del Santo Corán y también primeras clases de árabe y francés.
En marzo de 2018, la revista ¡HOLA! publicaba la noticia del divorcio entre sus progenitores: el rey Mohamed VI y la princesa Lalla Salma ponían punto final a su historia de amor tras 16 años casados. Algo que, según medios locales, no afectó demasiado a Moulay Hassan y Khadija, que vivían con su madre en su residencia habitual de Dar es Salam.
Aquella misteriosa ruptura sentimental provocó la desaparición de Lalla Salma durante un año, despertando todo tipo de comentarios y especulaciones respecto a su paradero. Se llegó a hablar de secuestro e incluso supuestas restricciones que el Rey habría impuesto a la princesa, que nunca tuvo título de Reina, para no ver a sus hijos. Una circunstancia que se desmintió formalmente por parte del abogado del soberano, el letrado Éric Dupond-Moretti (60).
El semanario alemán Gala fue una de las revistas que se hicieron eco de esas presuntas restricciones. La publicación atribuyó la información a un sitio web llamado Afrik.com que publicó un artículo titulado Lalla Khadija (la hermana de Mulay Hasán) rehén de Mohamed VI.
Un año después de conocerse la separación real, Lalla Salma reaparecía de manera privada en una de las plazas más famosas del mundo, Yamma el Fna, de Marrakech. La exesposa del Rey cenó al aire libre junto a su hija menor, la princesa Khadija, que se encontraba disfrutando del primer día de las dos semanas de vacaciones escolares que tienen en Marruecos en el mes de abril. Junto a ellas, un grupo de amigas del colegio de la pequeña, que las acompañó en este viaje desde Rabat a Marrakech.
El polémico gesto de su hermano
Con tan sólo 12 años, en diciembre de 2019, la princesa Lalla Khadija presidió su primer acto en solitario. La joven, cuyo peso institucional es mínimo debido a que su padre vive y que ella no es la heredera, asistió a la ceremonia de inauguración del vivarium del Jardín zoológico nacional en Rabat.
Allí, para sorpresa de todos, copió el gesto más polémico y comentado de su hermano mayor. En uno de los primeros actos que Moulay Hassan presidía sin la compañía del Rey empleó con las distintas autoridades una peculiar técnica, una especie de gesto de rechazo, en el momento en que se le intentaba besar la mano.
Por el tsunami informativo que supuso protagonizar el primer divorcio público de la dinastía alauí y sus constantes problemas de salud -entra otras polémicas-, el Rey, según diversos analistas, lleva años procurando que sus descendientes puedan desenvolverse en solitario y en público dando imagen de serenidad y continuidad.
El príncipe, que acaba de cumplir 18 años y que ya vuela solo, está listo para reinar sin la tutela del Consejo de Regencia, el órgano previsto en la Constitución marroquí para guiar al monarca mientras sea menor. En la misma línea, expertos en la Familia Real de Marruecos también ven a Khalija como el reflejo de su hermano, el resultado del trabajo del Rey y su equipo para proyectar a ojos del mundo imagen de estabilidad ante los continuos latigazos a la institución.
[Más información: El príncipe Moulay Hassan de Marruecos ya va a la Universidad: así es su elitista centro con sello español]
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