El príncipe Moulay Hassan de Marruecos, hijo del rey Mohamed VI (57 años) y la princesa Lalla Salma (42), acaba de cumplir 18 flamantes años este sábado 8 de mayo. El heredero del trono alauita tiene una vida institucional activa y no es esto algo que le haya llegado con la mayoría de edad, sino que forma parte de su existencia prácticamente desde que tiene uso de razón.
Con motivo de su cumpleaños y por la importancia que supone su triunfal entrada en la edad adulta, algunos medios de comunicación de su país y de fuera de sus fronteras han dibujado un perfil del primogénito del soberano con detalles y rasgos de su personalidad, algunos conocidos y otros bastante sorprendentes.
Si bien el príncipe Moulay Hassan continúa formándose académicamente, ya ha dejado atrás el que fuera el Colegio Real de Rabat, ubicado, por cierto, intramuros de su imponente palacio, donde estudiaba junto a reducidísimo grupo de cinco alumnos.
Moulay Hassan ya va a la Universidad y se trata de un centro cualquiera. El príncipe continúa con sus estudios superiores en la Universidad Politécnica Mohamed VI, conocida popularmente como la UM6P. Este privado y elitista centro universitario está ubicado en la ciudad de Ben Guerir, a 250 kilómetros al sur de Rabat, donde Moulay ha vivido durante los primeros 18 años de su vida.
La Casa Real de Marruecos es muy prudente a la hora de emitir comunicados oficiales sobre la familia. Los asuntos que ellos consideran privados y que no son meramente institucionales suelen ser un secreto para el pueblo marroquí y para el mundo. Sin embargo, algunos medios locales han podido confirmar que la carrera que el futuro rey ha elegido es Ciencias Económicas y Sociales en la Facultad de Gobernanza de la Universidad Politécnica Mohamed VI.
Al contrario que su padre, Mohamed VI, que optó por la literatura en sus estudios secundarios y se especializó en Derecho en la universidad, el príncipe Moulay prefiere las asignaturas científicas y técnicas. El actual soberano estudió Derecho en la Universidad de Rabat, donde se graduó en 1985 en relaciones internacionales, antes de obtener en 1993, en la Universidad Sophia-Antipolis de Niza, en Francia, el título de doctor con la mención "muy honorable". La tesis de doctorado Mohamed VI trató sobre la cooperación entre la Comunidad Económica Europea y la Unión del Magreb Árabe.
Universidad con sello español
Así como otros jóvenes royals europeos y del mundo cambian de país para conocer, conectar y desarrollar cierta sensibilidad con otras culturas -gran parte de su futuro trabajo es relacionarse con mandatarios y jefes del Estado de todo el planeta-, el príncipe Moulay ha optado por permanecer en su tierra, Marruecos.
La UM6P donde estudia fue fundada por la compañía estatal marroquí Oficina Jerifiana de Fosfatos -OCP, siglas en francés-, abrió sus puertas en enero de 2017 y aspira a convertirse en un centro universitario de excelencia en todo el continente africano. Este prestigioso centro de estudios que ahora forma al futuro rey Hassan III tiene sello español, pues la totalidad del diseño de su campus es obra del celebérrimo arquitecto catalán Ricardo Bofill (81).
El estudio RBTA se adjudicó el concurso para llevar a cabo la Universidad Politécnica Mohamed VI dentro del marco de la fundación de la Ciudad Verde Mohamed VI en Ben Guerir, núcleo de un proyecto urbanístico más amplio, aunando tradición y modernidad. Bofill tenía claro que para poner en pie esos magnos edificios debía beber de la historia de Marruecos, siempre tan íntimamente vinculada a España. Reflejo de ello es, verbi gratia, la mezquita de Córdoba, citada en el portfolio del artista como referencia.
"Ben Guerir está a sólo 70 kilómetros de Marrakech. Fez y Meknes tampoco están lejos, ciudades cuyas medinas sinuosas están entre las más bellas del mundo. ¿Y podemos ignorar las blancas avenidas de Casablanca, formadas por el movimiento art déco? ¿Los jardines de Rabat? ¿Los oasis del valle del Draa? ¿Los ksour y los palacios de tierra al sur del Atlas? No, es imposible construir en suelo marroquí como lo harías en la estepa china o en el desierto de Las Vegas", detalla, orgulloso, en su página web.
La vanguardia sin perder la tradición es una de las bazas del arquitecto. Así lo cuenta el mismo. "Este proyecto reforzó mi convicción de que era posible unir la riqueza del patrimonio de Marruecos con la modernidad. Reconocer la fuerza de una tradición no significa que sólo se mire hacia atrás; abordar el futuro con una mentalidad anticuada sería fatal", afirma.
El campus por donde pasea hoy el hijo del Rey tiene una plaza central y una zona peatonal que abarca de un extremo a otro, los colores tierra evocan al desierto, pero no desde el prisma de lo árido, sino de lo exótico. Alrededor de los edificios hay plantados olivos, cipreses y palmeras, los árboles más característicos de Marruecos.
"El proyecto de la Universidad Politécnica Mohammed VI es único", concluye Ricardo Bofill, que aporta detalles, "por su tamaño, por su clima, por sus ambiciones, por su metodología... y por la gama de habilidades que tuvo que reunir. La industrialización del proceso de construcción demostró ser necesaria, junto con una rápida toma de decisiones. Fuertes y legítimas expectativas ambientales y tecnológicas fueron satisfechas. La historia urbana se está escribiendo ahora más que nunca, pero en un tiempo que está impregnado de siglos de cultura".
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