Fin del Ramadán en el mundo entero y punto final también a una de las dos principales fiestas islámicas, el Eid-al-Firt, la fiesta del fin del ayuno, el festival que dura tres días durante los cuales los fieles asisten a sus correspondientes servicios religiosos y en las visitas a sus familiares intercambian regalos. Este Ramadán ha sido tremendamente especial, sobre todo para la Familia Real de Marruecos.
Su príncipe heredero al trono, Moulay Hassan, el primogénito del rey Mohamed VI (57 años), ha cumplido 18 flamantes años en mitad de esta tradición religiosa milenaria, importanteantísima para su cultura. Si hasta el pasado 3 de mayo, momento en que alcanzó la mayoría de edad, el Ramadán no era una obligación para Moulay Hassan, al cruzar el umbral de los 18 años y dejar atrás su niñez, el primogénito real deberá cumplir con la tradición del ayuno, el rezo, la lectura del Corán y las actividades caritativas.
Con su aterrizaje en la edad adulta, el primer hijo nacido del Rey y su exesposa, la princesa Lalla Salma (43) está legalmente preparado para reinar sin la tutela del Consejo de Regencia, el órgano previsto en la Constitución marroquí para guiar al monarca mientras es menor.
No obstante, aún quedan algunos flecos por cortar en lo relativo a su formación dinástica y parte de la Familia Real se niega a que Moulay adquiera más poder del que ya tiene por la supuesta influencia que su madre ejerce sobre él. Periodistas locales expertos en la primera familia alauí afirman que la figura de la princesa Lalla Salma es verdaderamente clave en las decisiones personales y también institucionales de su hijo. La preocupación se expande a todo Marruecos, cuya situación interna, además, está abriendo informativos en estos días.
Sin embargo, paradójicamente, en el saber estar, la elegancia, la madurez y el savoir faire en actos oficiales que Moulay Hassan ha presidido en solitario desde hace ya más de una década dicen que tiene la impronta de su progenitora. La evolución de Moulay Hassan se refleja, incluso, en su cambio de ropa, otro de los consejos de su madre.
Lalla Salma, que jamás obtuvo título de reina sino de princesa, ha roto moldes y ha reventado las normas convencionales clásicas de la mujer marroquí. La primera de todas, la de su cargo al contraer matrimonio con el Rey. Lalla Salma fue la primera esposa de un soberano alauí a la que se le otorgó un título real. Pionera también en ser presentada al pueblo marroquí y a los medios de comunicación.
Pero la imagen de la princesa cayó en picado cuando a finales de 2017, principios de 2018, desapareció de la escena pública por algo que desde Marruecos intentaban tapar de todas las maneras: su divorcio del Rey. Fue en el mes de marzo de 2018 cuando se conocía la noticia de la separación entre el soberano y la princesa: Mohamed VI y Lalla Salma ponían punto final a su historia de amor tras 16 años casados. Algo que, según medios locales, no afectó demasiado a Moulay Hassan y la pequeña princesa Lalla Khadija (14), que desde siempre vivieron con su madre en su residencia habitual de Dar es Salam.
Aquella misteriosa ruptura sentimental provocó la desaparición de Lalla Salma durante un año, despertando todo tipo de comentarios y especulaciones respecto a su paradero. Se llegó a hablar de secuestro e incluso supuestas restricciones que el Rey habría impuesto a la princesa para no ver a sus hijos. Una circunstancia que se desmintió formalmente por parte del abogado del soberano, el letrado Éric Dupond-Moretti (60).
Con las espadas más en alto que nunca y con gran parte de la Familia Real en contra, especialmente las hermanas de Mohamed VI, las princesas Lalla Meryem (58), Lalla Asma (55) y Lalla Hasna (53), se esperan ciertas desavenencias intramuros del Palacio Real de Rabat cuando llegue el momento en el que el monarca ceda la corona a su hijo. Ellas temen perder influencia y privilegios.
La difícil relación de Lalla Salma con sus cuñadas fue puesta negro sobre blanco en Le Crapouillot Marocain, uno de los tantos misteriosos periódicos digitales creados en el Magreb y en cuya información oficial no aparece ni el nombre de su director ni dirección postal alguna. A raíz de conocerse oficialmente el divorcio real, el citado medio se atrevió a hacer algo que, por supuesto, ningún otro periódico del país alauí había osado a hacer antes.
Criticó con suma dureza a la princesa Lalla Salma, a la que hasta la fecha había considerado la Hija del Pueblo. Dibujó de ella un perfil frio, destacó su "engañosa actitud cool" y le adjudicó un carácter colérico, agresivo y narcisista fruto de un "ego desmesurado".
La preocupación y el desasosiego dentro de la Familia Real de Marruecos va en aumento, pues cuando Moulay Hassan sea coronado como el rey Hassan III, seguirá, según algunos expertos, la guía, el consejo y el dictamen de su madre, a quienes muchas voces atribuyen un anhelo de venganza por haber sido condenada al ostracismo.
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