Menchu Álvarez del Valle ha fallecido en su casa de Sardéu. La reina Letizia (48 años) no era su única nieta, pero sí la más famosa. La esposa de Felipe VI (53) está viviendo unas horas muy tristes porque aunque ya no eran públicos sus encuentros, iba mucho a verla en privado y estaban muy unidas.
Son muchas las biografías de Letizia que aseguran que la Reina es periodista por la influencia que su padre, Jesús Ortiz (72), ejerció sobre ella. Sin embargo, la rama que eligió su progenitor, la de la agencia de comunicación, nunca interesó a la soberana. A ella le gusta el periodismo de raza, el que hacía Menchu en la radio cada tarde en el Oviedo natal de la consorte.
En la etapa en la que el matrimonio Ortiz Rocasolano vivía en Oviedo con sus tres hijas aún pequeñas, la mayor, Letizia, salía del colegio, cruzaba las dos calles que separaban el centro escolar y la emisora de su abuela, y merendaba mientras observaba cómo se desarrollaba el programa que esta conducía. "Aquel espacio se llamaba Coser y Cantar y la Reina se sentaba en el estudio a escuchar. Tiene miles de anécdotas de aquellas tardes con Menchu en Radio Oviedo. Ella siempre cuenta que fue entonces cuando se enamoró de la profesión que ejercería luego, que en aquella época no tenía ni idea de que se trataba de la profesión de su padre, pero ya sabía que quería ser lo mismo que su abuela", ha confiado una amiga de la Reina a JALEOS. Pero la abuela Menchu fue mucho más que un ejemplo para la experiodista en su lado laboral.
Cuando Jesús Ortiz, el mayor de los hermanos, decide separarse de Paloma Rocasolano (69), las tres niñas, ya adolescentes, se refugiaron en la casa de sus abuelos de Sardéu durante todo ese verano. Ella y su marido, José, que falleció en 2005, cuidaron de sus nietas esos duros meses de la separación, haciendo que Letizia, Telma (47) y Érika no vivieran en primera línea de fuego lo que supone una separación.
La casa de la abuela Menchu en Sardéu fue perfecta para muchas de las escapadas de los Reyes cuando su relación era todavía un secreto. Fue en aquel hogar en el municipio de Ribadesella donde Felipe y Letizia se vieron en los últimos premios Príncipe de Asturias, los de 2003, en los que fueron como solteros. Ella acudía como presentadora del Telediario de La 1, y fue en el hogar de los Ortiz Del Valle donde se encontraban lejos de los focos y del ruido de los galardones de Oviedo.
Fueron muchos los que se preguntaban en la capital de Asturias la razón por la que el entonces heredero al trono se disculpaba y se iba tan pronto a dormir. Menchu siempre ocupará un lugar especial en el corazón de los Reyes. La locutora de radio fue la única de la familia de la novia en participar en la ceremonia de la boda de los entonces Príncipes de Asturias aquel 22 de mayo de 2004 en la Catedral de la Almudena de Madrid. La cántabra, porque la abuela de Letizia nació en Santander, leyó la lectura durante la misa, con una dicción tan perfecta como la que tiene su nieta en los discursos, y fue el momento en el que más emocionada se pudo ver a la novia.
"La pandemia fue muy dura para ella porque era una mujer sociable por naturaleza. El no poder ver a sus hijos, nietos y bisnietos casi la mata. Han estado todos muy pendientes. La Reina se ha escapado, no durante el confinamiento, sino antes y después en muchas ocasiones a Asturias para ir a verla. Seguro que hoy está destrozada", cuenta una amiga de la familia Ortiz. La relación de la familia Ortiz con la prensa ha cambiado mucho desde los primeros años de noviazgo de Letizia con el Príncipe.
Aunque al principio se mostraban animados y contestaban con ilusión, la presión de los medios de comunicación fue haciéndose insoportable para todos, como contaba la propia Menchu en una de las pocas entrevistas que ha concedido. "Amo la libertad y la intimidad y aquello fue una avalancha de gente, de curiosidad, de fotógrafos. Además, ocurrió en el último año de vida de mi marido… Y aquello parecía una romería. No fue fácil. Se llegó a decir que un helicóptero pasaba una vez al mes sobre mi casa para tirarme el dinero que mandaba mi nieta", explicó. Pese a ello, siempre mostró una sonrisa ante los curiosos que se colaban hasta su cocina.
"Era una mujer cultísima. A Letizia le encantaba ir a visitarla con las niñas porque decía que a la Princesa y a la Infanta les gustaba mucho pregúntale cosas sobre su vida. Ella les contaba un viaje que hizo en autobús a Moscú con su marido o las muchas anécdotas con los oyentes de su programa… y las chicas disfrutaban a tope", informa la misma fuente. A Menchu le gustó desde el principio el rey Felipe. Siempre se han llevaron bien, ambos tenían un mismo carácter sosegado.
"Es encantador, dulce, delicado, pero a la vez con mucho carácter y con una gran educación. La primera vez que vino le pregunté a mi nieta que cómo iba a traerle aquí, 'esta casa no está para recibir a un príncipe'. A lo que mi nieta contestó que Felipe había hecho muchas milis y era un hombre encantador, de una naturalidad y una humildad que no te imaginas. Considero a Felipe una gran persona, muy inteligente y tremendamente discreto... Está loco por sus hijas y es un padre presente. Los dos lo son. Las atienden, las cuidan y siempre están pendientes. Y cuando viajan, los teléfonos queman comunicándose con sus hijas", contaba la abuela en una de sus últimas entrevistas.
La locutora de radio y el Monarca siempre tenían una broma, y es que la casa de Sardéu de los abuelos de Letizia es la típica casa de Asturias de techos bajos de madera. Casi siempre que entraba en ella, Felipe no se acordaba y se daba con la puerta en la cabeza, Menchu se reía de él y le decía que para la siguiente visita iba a pedir que elevaran el quicio solo para él. Para la abuela de la Reina uno de los peores momentos de su vida tuvo lugar, tras la muerte de su marido, cuando el 11 de septiembre de 2015, tuvo que acudir a los juzgados, ya que fue acusada de insolvencia punible junto a sus hijos Jesús Ortiz y Henar Ortiz.
La denuncia se produjo como consecuencia de las relaciones comerciales habidas entre Sandra Ruiz Vázquez (la demandante), la mercantil Henar Ortiz Decoración S.L. y Henarmonía, S.C., de la que era administradora María del Henar Ortiz Álvarez. "A ella solo le preocupaba el daño de imagen que podía hacer en sus hijos y en su nieta. Lo demás, daba igual porque sabía que iban a ganar sin problemas como así fue. Lo que le agobiaba era que la prensa lo usara para manchar la imagen de los Reyes", sostiene una amiga de los Borbón Ortiz.
A pesar de ser republicana declarada, y que esto podría llevara a una cierta tensión familiar, lo cierto es que la que ha cuidado al final de sus días de Menchu ha sido su hija Henar. Son muchos los rumores que aseguran que no se lleva bien con su sobrina, pero esto tampoco es verdad.
"No es que sean íntimas, pero la Reina la quiere y le agradece mucho que haya cuidado de Menchu, es con ella con quien ha hablado en las últimas semanas cuando la salud de la cántabra fue a peor, que casi no quería salir de casa. Henar se vino a Sardéu para instalarse con ella y Letizia hablaba con ella para saber cómo estaba. Al igual que su madre, Paloma, a la que Menchu quería mucho también y con la que se llevaba de maravilla", apostilla una amiga de la Reina. Zarzuela no ha querido pronunciarse sobre la muerte de la abuela de la Reina. Probablemente, la mala salud de Menchu haya sido la razón por la que la agenda de Letizia estaba vacía esta semana, esperando el triste desenlace. Ahora falta comprobar si se cumplen los deseos de la madre de Jesús Ortiz, que quería que el epitafio con el que le gustaría que se la recordase rezara así: "Menchu fue una amante fiel a su trabajo. Enamorada de la radio". Y es que, a sus 93 años, la radio y su familia eran su única pasión.
[Más información: Muere Menchu Álvarez del Valle, la abuela de la reina Letizia, a los 93 años]