Peter, nieto de Isabel II, desvela el momento más duro en el funeral del duque de Edimburgo
Casi cuatro meses después del fallecimiento de Felipe, Phillips confiesa cuánto afectaron las restricciones por la Covid-19 en su último adiós.
31 julio, 2021 11:48Noticias relacionadas
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Están a punto de cumplirse cuatro meses desde el fallecimiento de Felipe de Edimburgo y su recuerdo perdura como el primer día entre sus seres queridos. Así lo ha puesto de manifiesto Peter Phillips (43 años), nieto de Isabel II (95), durante una entrevista realizada a la cadena BBC. En dicha charla, entre otras cuestiones, Peter ha desvelado cuál fue el momento más duro del último adiós al duque de Edimburgo, que tuvo lugar el 17 de abril en el castillo de Windsor.
"Todos vieron la imagen de Su Majestad sentada sola", comenzaba explicando para hacer ver lo que sintieron al no poder abrazarla y consolarla debido a las restricciones por la Covid-19. "Hubiera pasado lo mismo con cualquier otra familia en que lo más difícil es no poder abrazar a los más allegados a la persona fallecida", ha añadido Phillips. Acto seguido, ha asegurado que "nuestros pensamientos fueron inmediatamente para mi abuela y hemos estado tratando de apoyarla tanto como podemos".
Peter fue uno de los pocos miembros de la familia que caminó tras el coche fúnebre y lo hizo, además, en una posición que muchos interpretaron como 'carabina', pues estuvo en medio de Harry de Inglaterra (36) y su hermano Guillermo (38). En lo que respecta a la figura de Felipe de Edimburgo, Peter sostiene lo que sigue: "Él fue un elemento sustancial en todas nuestras vidas y, por supuesto, es triste y claro que lo extrañamos".
En este punto del relato, Phillips, que recientemente ha oficializado su divorcio de su exmujer, Autumn (42), resalta la gran vitalidad del duque: "A pesar de que tenía 99 años, vivió una vida extraordinaria y creo que si alguno de nosotros pudiera vivir la mitad de la vida que él vivió, todos seríamos muy felices". Las hijas de Peter y Autumn, Savannah (10) e Isla (9), atesoran grandes recuerdos de su abuelo: "Son muy afortunadas de haber tenido dos bisabuelos que han vivido tanto como ellos".
El verano más triste de la Reina
Isabel II ya está en su residencia de Balmoral, en Escocia, para comenzar sus vacaciones de verano, por primera vez sin la compañía de su esposo Felipe. Isabel tiene la costumbre de buscar el entorno natural y las temperaturas templadas de Balmoral todos los veranos, donde pasa gran parte de los días al aire libre en compañía de familiares y de sus perros. Está previsto que miembros de la familia se unan a la monarca a lo largo de las próximas semanas en Balmoral, lugar de descanso de la realeza británica desde los tiempos de la reina Victoria. Según la tradición, la estancia de la reina a Escocia es acompañada por una guardia de honor unos días después de su llegada.
La Reina considera el castillo de Balmoral como su propiedad más preciada y a la que más cariño tiene. No es para menos: se trata de una de las dos únicas residencias que son de su propiedad, y no del Estado. El castillo de Balmoral es el lugar donde, según rezan muchas crónicas de la Reina, más feliz es Isabel II. Allí se reencuentra con sus raíces. Está en las Tierras Altas de Escocia y la soberana ya veraneaba en él de niña con sus padres y su hermana, la princesa Margarita. La Reina suele prolongar su estancia en el castillo desde julio a principios de octubre aproximadamente. Balmoral es "paseos, picnics, perros y gente entrando y saliendo todo el tiempo", según la descripción que la princesa Eugenia de York (31) hizo del lugar hace un tiempo. "Balmoral es donde la Reina puede estar verdaderamente relajada, tranquila y a solas", dijo la escritora Penny Junor al Sunday Telegraph en 2015.
La libertad, para la monarca, significa montar su propio caballo, ponerse al volante de su Range Rover con un pañuelo en la cabeza y hasta lavar los platos, según escribió Tony Blair en sus memorias. Hay juegos de mesa, excursiones a los alrededores del castillo y partidas de caza. Pero la residencia favorita de Isabell II también está asociada a recuerdos dolorosos. En Balmoral es donde Guillermo y Enrique hablaron por última vez por teléfono con su madre antes de su trágica muerte.
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