Las tensiones familiares entre la Corona británica y los duques de Sussex no dan tregua. La distancia entre ambas partes parece tan grande como el océano que separa sus actuales lugares de residencia. Y mientras que la opinión pública se divide entre apoyar una parte o la otra, salen a la luz asépticos datos que arrojan luz sobre el conflicto. ¿Han perjudicado tanto a la Corona Meghan y Harry como se ha dicho?
El portal de estadística alemán Statista ha revelado la cantidad económica que la presencia del príncipe Harry (36 años) y Meghan Markle (40) reportó de manera indirecta a la Casa Real británica mientras la pareja estuvo residiendo en Frogmore Cottage, la que fue su residencia oficial en Reino Unido.
Y es que según ha publicado la empresa germana, Frogmore House y el castillo de Windsor, dos edificaciones muy cercanas a la residencia oficial de la pareja fueron las dos propiedades reales más populares para visitar entre el 1 de abril de 2019 y el 31 de marzo de 2020. En este hecho tiene que ver indudablemente el atractivo que supone visitar un lugar muy próximo a la residencia los duques. En concreto, Frogmore House se sitúa frente a Frogmore Cottage y desde ella se puede atisbar la antigua casa de los Sussex. El castillo de Windsor está separado de la casa de Meghan y Harry por algo menos de un kilómetro, una distancia que se puede recorrer a pie.
En concepto de entradas de acceso, estas visitas turísticas le reportaron a la Corona 48 millones de libras esterlinas (55 millones de euros), a lo que hay que añadir otros 21 millones de libras (24 millones de euros) atribuidos a ventas minoristas, según detalla la empresa de estadística. Todo ello, hace un total de 69 millones de libras esterlinas (79 millones de euros).
Los duques se trasladaron a vivir a esta propiedad en abril de 2019, pocas semanas antes de dar la bienvenida a su primogénito, Archie Harrison (2), que nació el 6 de mayo. El inmueble, también se convirtió en centro de una gran polémica cuando se conocieron los detalles de la reforma que la pareja había llevado a cabo en ella.
Y es que Meghan y Harry siempre tuvieron el deseo de vivir alejados de la gran ciudad y criar a su hijo -entonces Lilibet no había nacido- en un entorno natural. Esta fue una de las razones por las que eligieron esta residencia, pero para adaptarla a sus necesidades acometieron unas obras invirtiendo 2,7 millones de euros, algo que sufragaron con dinero público. Tales fueron las feroces críticas, que en septiembre de 2020 Harry y Meghan decidieron devolver el dinero al Fondo Soberano.
Frogmore Cottage es una vivienda que se distribuye en cinco habitaciones y cuenta con una guardería para los niños. La citada reforma estuvo supervisada por la propia duquesa que contó con la ayuda de la diseñadora de interiores Vicky Charles. Este fue también el escenario de las fotos que se tomaron cuando se hizo oficial su compromiso.
A día de hoy, Frogmore Cottage sigue siendo la residencia oficial de los duques de Sussex en Reino Unido, aunque ha sido solamente Harry quien se ha alojado en ella tras la marcha de la pareja a Estados Unidos -la duquesa no ha regresado a Reino Unido desde entonces-. El hijo menor de Carlos de Inglaterra (72) se instaló en su antigua residencia a su vuelta para la inauguración de la estatua de Diana de Gales. Allí permaneció durante la cuarentena protocolaria a la que se tuvo que someter, por las restricciones de la pandemia.
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