El estado de salud de la princesa Charlène de Mónaco (43 años) es uno de los grandes misterios del momento. Sobre todo, después de que se conociera que la mujer del príncipe Alberto (63) no se encuentra reisidendo en palacio junto a su marido y sus hijos, y se haya asegurado que está ingresada en una clínica para recuperarse tras las diversas operaciones en Sudáfrica por un problema de oídos.
Desde entonces, la gran incógnita ha sido conocer el destino de Charlène. Una localización que el Principado ha intentado mantener en secreto pero de la que ya hay varios datos y es que diversos medios internacionales han conseguido ubicar a la princesa. La mujer de Alberto II estaría en la cercana Suiza, concretamente en una clínica privada ubicada en los Alpes Suizos, según desvela el alemán Bild.
Se trata de un centro de lujo que destaca por su privacidad absoluta con respecto a los pacientes, pues solo atienden a un cliente a la vez, y que ofrece una amplia gama de tratamientos para superar enfermedades como adicciones, trastornos alimenticios y trastornos mentales como depresión o ansiedad, entre otros. Una información que el medio francés BirdsDaily centra aún, pues afirma que se trata del centro Paracelsus Recovery, conocido por ser "la clínica para adicciones y salud mental más individualizada y discreta del mundo".
Entre sus muchos tratamientos se encuentran, por ejemplo, el Executive detox de 7 días, que cuesta 95.000 euros o el Programa de tratamiento residencial de 4 semanas, el más completo del catálogo, con un coste de algo más de 305.000 euros al mes. Un precio elevado que garantiza un trato único y en el que se incluye alojamiento en una residencia privada de lujo, varias terapias al día, un terapeuta de guardia disponible las 24 horas y un servicio totalmente a medida.
El hospedaje que Paracelsus Recovery ofrece a sus clientes está al mismo nivel que sus tratamientos. Según se indica en su página web, los alojamientos se encuentran frente al lago Zúrich, un enclave privilegiado. Los más destacados son los áticos, que "tienen unos 250 metros cuadrados, están lujosamente amueblados y, al mismo tiempo, cuentan con toda la infraestructura médica y clínica necesaria. Con una magnífica vista directa al lago de Zúrich y a las montañas suizas, se encontrará en el mejor lugar para descansar y recuperarse", aseguran.
Otro punto importante de la clínica es que permiten las visitas de familiares "siempre que sea posible", de ahí que el príncipe Alberto asegurase que en unos días que visitarían a Charlène "en cuanto sea posible".
Y mientras que la princesa se centra en su mejoría en Suiza, en Mónaco su marido se ha visto obligado a desmentir que tengan problemas de pareja. "No sufre ninguna enfermedad grave o incurable, no es tampoco un problema de pareja. Nuestra pareja no está para nada en peligro, quiero ser claro sobre esto. Se trata de las consecuencias de todas las operaciones que ha sufrido en los últimos meses", ha indicado en una entrevista en el semanario Paris Match.
"Decidimos juntos, con nuestra familia cercana, que lo mejor era que pudiera descansar tranquilamente, fuera de Mónaco, en el extranjero, por razones evidentes de discreción y comodidad", ha añadido el jefe de Estado, que confía en que ese "retiro terapéutico" le permita recuperarse completamente. "Es necesario que todo el mundo lo entienda. Lo digo amablemente: Dejadla tranquila. Dejadnos tranquilos un tiempo".
Fue el pasado 8 de noviembre cuando la mujer del príncipe Alberto llegó a Mónaco después de una larga estancia en su país natal. Su viaje al continente africano, centrado en la conservación de la fauna salvaje y en la lucha contra la caza furtiva, se prolongó más de lo previsto debido a una grave infección de oídos, nariz y garganta que contrajo tras someterse a una a un levantamiento de senos paranasales e injerto óseo. Un delicado estado de salud que la obligó a pasar por quirófano hasta en tres ocasiones y a estar alejada de su país de acogida durante seis meses.
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