En los buenos momentos vividos en Barcelona, la infanta Cristina (56 años) e Iñaki Urdangarin (54) visitaban con bastante frecuencia a Ana, la hermana mayor del exduque de Palma y a su marido Carlos, que poseen una espléndida casa modernista de 621 metros cuadrados construidos en una de las calles más caras de Barcelona en el barrio de El Putxet i el Farró. Y en los momentos delicados, como la huida del matrimonio borbónico a Ginebra tras el escándalo del caso Nóos, la mansión también ha dado cobijo a los Urdangarin-Borbón.
De hecho, en 2020 la finca sirvió de refugio para Pablo Urdangarin (21) ya que había abandonado el feudo familiar suizo para hacer realidad sus sueños como jugador de balonmano en el Club Handbol de Esplugues y, de esta manera, continuar con el dorado legado de su progenitor. Poco después, el joven, que ahora juega en el F.C. Barcelona, se mudó con unos amigos a un piso en Pedralbes, la zona de alta alcurnia donde previamente tenían su palacete de unos 1.200 metros cuadrados con otros 1.300 metros cuadrados de jardín por el que desembolsaron 6 millones de euros. Reformas aparte (unos 3,5 millones de euros).
Pero también ha sido el refugio para los malos momentos. A raíz de las fotografías de Iñaki paseando cariñosamente con Ainhoa Armentia (43), que conllevó un comunicado oficial de los exduques de Palma en el que eufemísticamente optaron por "interrumpir nuestra relación matrimonial", Iñaki buscó amparo en sus hermanos. Especialmente en Ana, que últimamente ejerce más de matriarca porque su madre, Claire, ya es una señora de avanzada edad.
El fin de semana pasado hubo un cónclave. Y no era el Vaticano. Tampoco se sabe a ciencia cierta el lugar exacto. Cristina e Iñaki se reunieron en secreto para intentar salvar su matrimonio. Se barajó la posibilidad de que se hubieran encontrado en la casa modernista anteriormente mencionada, pero no ha habido movimientos que delaten una visita. ¿Por qué? Muy simple. Según los escoltas que coman en el bar Siboney de la República Argentina -ubicado a un centenar de metros del hogar- se sabe cuántos miembros de la familia real están en casa de Ana Urdangarin. Según los testigos de una época ya pasada y pretérita, todo aquello era un auténtico panorama artístico. Más de una decena de guardaespaldas trajeados. Por allí han pasado en más de una ocasión el rey Felipe VI (54), Letizia (49), la reina emérita, la infanta Elena… Al único que no se le ha visto durante todos estos años ha sido a Juan Carlos I (84).
La edificación del Putxet es una obra de arte enmarcada dentro del modernismo catalán realizada por el arquitecto Josep Font i Gumà entre 1908 y 1912. Villa Carmen (Casa Lluís del Val) consta de tres plantas en la que destaca el piso principal con una tribuna semicircular sobre la puerta ornamentada con relieves modernistas que daban fe del poder adquisitivo de los propietarios. Además, también resultan muy llamativos los cinco arcos de medio punto a modo de galería ubicados en la última planta.
El hogar era de la suegra de Ana que llegó a vivir con su hijo Carlos y el resto de su familia formada por cinco hijos, Carlota, Lucas, Jan, Lucía y Hannah, que poco a poco fueron abandonando el hogar conyugal. Hace varias décadas era normal verlos llegar con las motos que dejaban aparcadas en las estrechas aceras de la calle en la que, en multitud de ocasiones, se podía ver a Ana descargando de la furgoneta las compras.
Desde 1986, Ana trabaja en la empresa Nestlé en la que actualmente ostenta el cargo de responsable de temas culinarios y cocina experimental y Senior Cooking Advisor. Carlos, tremendamente discreto, es un prestigioso empresario que heredó la propiedad con jardín y piscina.
Las aguas siguen revueltas en las vidas de los Borbón-Urdangarin, pero parece ser que a raíz de este último cara a cara las cosas se van a resolver de una manera que beneficie a la pareja pero, sobre todo, a sus cuatro hijos. También hay que tener en cuenta que Ainhoa Armentia ha sido fotografiada junto a su marido, Manuel Ruiz, y su hijo, por las calles de Vitoria. Ya se habla de una separación formal entre los amantes.
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