El pasado lunes 7 de marzo, el rey Juan Carlos (84 años) enviaba una carta a su hijo, Felipe VI (54), en la que le anunciaba su intención de "continuar residiendo de forma permanente y estable en Abu Dabi" y regresar a España "con frecuencia". De esta forma dejaba la puerta abierta a un posible regreso a nuestro país en el futuro. Dos días después, su mujer, la reina Sofía (83), ha retomado su agenda oficial y ha presidido la junta anual del patronato de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, una institución con la que está especialmente comprometida.
La cita que ha tenido lugar este 9 de marzo en la sede de la escuela, ubicada a unos pasos del Palacio Real de Madrid y el Teatro Real. En ella, Sofía se ha mostrado cabizbaja y más seria de lo habitual, aunque fiel a su carácter alegre ha sonreído a su llegada y, sin hacer declaraciones, ha saludado a los allí presentes de manera alegre. Una actitud diferente a la de sus últimas apariciones públicas, en las que se la pudo ver radiante y especialmente sonriente -como en el besapié del Cristo de Medinaceli el pasado 4 de marzo-.
Allí se ha podido reunir con algunos miembros de la junta, como la filántropa Paloma O'Shea, esposa de Emilio Botín y presidenta y fundadora de la Escuela Superior de Música Reina Sofía. También con la hija de esta, Ana Botín, presidenta del Banco Santander, y Marta Rivera de la Cruz, consejera de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, entre otras personalidades.
Para la reunión, la Reina emérita ha apostado por un sobrio traje de falda azul marino con detalles de raso al tono en los botones, bolsillos ciegos y solapas de la favorecedora chaqueta. Como complementos, unos zapatos de tacón bajo, su ya famoso bolso de piel con cadena dorado firmado por Valentino, el modelo Rockstud, y varios colgantes y pulseras para restar seriedad a su look y demostrar su gusto por los abalorios de tipo casual, de los que presume siempre que tiene ocasión.
La Escuela Superior de Música Reina Sofía es uno de los cuatro programas a través de los cuales la Fundación Albéniz desarrolla su actividad. Este centro goza de un amplio reconocimiento internacional, acoge a estudiantes de todas las nacionalidades, con una especial atención a los alumnos procedentes de España, Portugal y los países iberoamericanos.
Su misión no es solo formar solistas, sino músicos capaces de integrarse con facilidad en importantes agrupaciones orquestales de cámara, ganar premios o acceder a plazas de profesores y catedráticos en escuelas y conservatorios. Su labor está pensada para los jóvenes que dentro de unos años volverán a los mismos escenarios donde actuaron como alumnos, convertidos ya en excelentes profesionales.
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