El 9 de marzo de 2020 el príncipe Harry (37 años) y Meghan Markle (40) acudían a su último acto como miembros en activo de la Familia Real británica. Una ceremonia religiosa celebrada en la Abadía de Westminster con la que se despedían de sus roles públicos, daban la bienvenida a una nueva vida y compartían protagonismo, por última vez hasta la fecha, con otros miembros de la Casa Real: la reina Isabel (95), el príncipe Carlos (73) y la duquesa de Cornualles (74), los Cambridge y los Wessex.
Aquella mañana, Harry y Meghan se mostraban especialmente felices y sonreían ante las cámaras, conscientes de que finalizado el día comenzarían una nueva vida lejos de las férreas costumbres de la Corona y de la presión mediática. La mudanza no tardó en llegar y unas semanas después recalaban en Estados Unidos, país natal de la exactriz, donde continúan viviendo junto a sus dos hijos.
Dos años después, Harry y Meghan siguen ajenos a la Familia Real y centrados en un presente en el que no les va mal. Gracias a sus ahorros, a la herencia que el príncipe recibió de su madre, Lady Di, y a dos potentes contratos disfrutan de la vida en una de las zonas más exclusivas de Los Ángeles, Montecito, donde adquirieron una vivienda valorada en unos 16 millones de dólares. Allí, rodeados de anonimato y de otros rostros famosos, han demostrado que no necesitan el apoyo financiero de la monarquía británica, que les retiró su asignación cuando dejaron sus trabajos como royals, para vivir cómodamente.
De hecho, los duques de Sussex han sabido rentabilizar su situación y han incrementado su patrimonio en este tiempo. Según Celebrity Net Worth, portal americano especializado en la fortuna de los famosos, su cuenta bancaria en común ha aumentado en 10 millones de dólares con respecto al año pasado.
Un crecimiento que deben a Netflix y Spotify, pues ya habrían recibido una parte de los dos contratos multimillonarios que firmaron con ambas compañías. Con la plataforma audiovisual acordaron recibir a lo largo de tres años una cantidad estimada entre 100 y 150 millones de dólares - 84 a 126 millones de euros - y, con Spotify cerraron un acuerdo de 18 millones de libras - 21 millones de euros -.
El resto de la cantidad procede de sus ahorros previos, especialmente de la herencia que tanto Harry como su hermano, el príncipe Guillermo (39), recibieron de su madre cuando cumplieron 30 años. De acuerdo con el citado portal, en el momento en el que Harry alcanzó esta edad, la cifra se había revalorizado hasta alcanzar 40 millones de dólares - 33 millones de euros-. Adicionalmente, los hijos de Diana de Gales obtuvieron el 75% de sus joyas y posesiones y también una cantidad millonaria tras la muerte de su bisabuela paterna, Isabel Bowes-Lyon, según la BBC.
Más allá de su dinero, los duques de Sussex también han aumentado su fama, pues han logrado limpiar su imagen. Al menos fuera de Reino Unido. Si bien en las islas británicas su popularidad sigue desplomada, en Estados Unidos son considerados auténticas celebridades y cada vez que aparecen en un evento causan sensación.
Así quedó demostrado el pasado 26 de febrero durante la 53 edición de los premios 'NAACP Imagen Awards', a la que asistieron como dos estrellas. Vestidos de largo, no solo posaron ante los medios, sino que demostraron su predisposición a continuar acaparando miradas y flashes.
[Más información: Harry, un 'vaquero en apuros': las críticas (incluidas las de Meghan) por participar en un rodeo]