Pese a sus achaques de salud, la soberana británica sigue volcada en su agenda real y no ha querido faltar a una de las citas más importantes del año: el Día de la Jarretera. Isabel II (96 años) se puso sus mejores galas para la ocasión y añadió un detalle que rompe con la tradición en lo que a su estilo se refiere. Durante décadas, sus zapatos negros con hebilla y medio tacón han sido los protagonistas de todos sus looks.
Sin embargo, siempre hay un día para añadir un toque de color y demostrar su coquetería y la entrega de las nuevas insignias ha sido el elegido. La madre de Carlos de Inglaterra (73), que esperó a sus familiares y asistentes en el interior del Castillo de Windsor, en el salón del trono, lucía un vestido blanco brillante, salpicado de strass, con la preceptiva banda cruzada y su bastón para no perder el equilibrio.
Pero había algo más que acaparaba las miradas: sus coquetos zapatos plateados con el empeine en forma de T y un bolso a juego de forma trapezoidal con efecto holográfico que venía a sustituir al negro básico de Launer London que casi siempre lleva en sus apariciones públicas.
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En realidad ambas piezas no son nuevas, pero las saca poco de su armario. Solamente en ocasiones muy señaladas. Eligió esos mismos complementos en 2018 para la misma ceremonia y también en alguna visita de mandatarios europeos a Inglaterra. Los tiene hace al menos una década y se mantienen impecables, entre otras cosas por el poco uso que les da.
Así, Isabel II rompe su propio protocolo fashion y se convierte en protagonista. Con permiso de Camilla de Cornualles (74) que ha debutado como dama de la Orden de la Jarretera, que es la máxima distinción que se concede en el país y que es otorgada por la propia soberana. El acto comenzó con la tradicional procesión hasta el castillo, a la que la Reina no pudo asistir por sus problemas de movilidad.
Sí lo hicieron el resto de los miembros de la Familia Real, empezando por su nuera que estaba pletórica con la vestimenta tradicional y muy agradecida por el especial papel que Isabel II le está otorgando desde hace tiempo. Primero fue hacer pública la decisión de que fuera reina, y no simplemente consorte, tras su muerte y ascenso al trono de su primogénito, y ahora esta importante distinción.
Además del príncipe de Gales y la duquesa de Cornualles, los duques de Cambridge y Sophie de Wessex (57) también asistieron. No así el príncipe Andrés (62), que ha sido vetado, pese a que en un principio su madre quería que estuviera presente. Su papel institucional es nulo tras los escándalos en los que se ha visto envuelto.