La Familia Real monegasca no para de generar noticias. La reincorporación de la primera dama a la vida institucional llegó de repente, pero ya es un hecho: Charlène de Mónaco (44 años) ha vuelto para quedarse. De hecho, la princesa protagoniza estos días su primer viaje oficial a Noruega, acompañando a su marido.
No han ido solos, los pequeños Jacques y Gabriella, de siete años, también se han desplazado a Oslo para la inauguración de la exposición Navegando el Mar de la Ciencia, Científico y explorador. El príncipe Alberto I y la temprana exploración noruega de Svalbard, en el Museo Framm de la capital.
Vestida completamente de negro, con un traje de chaqueta de Akris, y bastante sonriente, la esposa de Alberto de Mónaco (64) parece muy recuperada y hasta tuvo un inesperado gesto de amor en público. Sucedió a su llegada al museo, donde fueron recibidos por el príncipe Haakon de Noruega (48), que le cogió la mano galantemente.
En un momento dado, Charlène se abrazó al padre de sus hijos y ambos se besaron apasionadamente en la boca frente a la comitiva de bienvenida y la prensa allí presente. Una actitud muy diferente a la que había mostrado en sus primeros institucionales tras su regreso, donde llamó la atención que se mostrara algo más distante. Con este gesto público quedan enterrados los rumores sobre una posible crisis matrimonial.
La pareja real había llegado al país escandinavo por la mañana y había mantenido un almuerzo privado con los Reyes en su residencia de verano, la finca de Bygdø, en el que también estuvieron presentes Haakon y Mette-Marit (48) y la princesa Marta Luisa de Noruega (50), esta vez sin su prometido. Aunque se trataba de un encuentro informal, el palacio de Mónaco ha compartido una imagen.
En realidad no estaba previsto que la exnadadora sudafricana asistiera a la inauguración de la exposición, pero allí apareció por sorpresa regalando el gran momento mediático. Seguidamente, Alberto y Charlène recorrieron la exposición, que forma parte de los actos conmemorativos del centenario de la muerte del príncipe Alberto I. Ambos muy pendientes de los niños, que están felices de poder disfrutar de sus padres juntos después de mucho tiempo y de que normalidad haya vuelto a palacio. Gabriella, siempre coqueta, llevaba un vestido negro de lentejuelas, a juego con su diadema, y un abrigo rojo. Su hermano mellizo, traje y corbata.
Además de esta cita cultural, la visita se completará con el descubrimiento de un busto de bronce de Alberto I en memoria de sus numerosas expediciones por el ártico y sus vínculos con exploradores noruegos y un crucero privado en el que recorrerán una de las rutas que él hizo.
El viaje de la pareja a Noruega es el primero que hacen en mucho tiempo, pues el soberano monegasco suele presidir la agenda institucional en solitario o acompañado de alguna de sus hermanas, como sucedió el año pasado cuando estuvo en Dubái. Sin embargo, ahora que la princesa se ha recuperado de su enfermedad y ha retomado sus obligaciones oficiales, no han dejado pasar la oportunidad de escenificar que todo va bien fuera de las fronteras del Principado.
[Charlène y Alberto de Mónaco se muestran más unidos y sonrientes en su último acto en Montecarlo]
Además, hace justo 10 años que estuvieron en Noruega, concretamente en Laponia, en una visita llena de anécdotas, como verlos vestidos como los samis, el pueblo de la zona, cubiertos de pieles. No es el único aniversario que les ronda, pues a principios de julio celebran once años de casados.