No está siendo esta la mejor semana para la reina Letizia (49 años). El pasado martes, día 5 de julio, Casa Real informaba de su positivo en Covid-19 y de la cancelación de su agenda. Tan sólo un día antes, el lunes 4, fallecía en Oviedo una de las personas que más le influyó en su faceta artística, su profesora de ballet, la gran Marisa Fanjul Argüelles. Así lo confirmaba su hijo, el periodista Sergio C. Fanjul, en sus redes sociales.
Bailarina, coreógrafa, activista cultural y propietaria de su propio centro de danza, Marisa Fanjul nació en Cabonara, en el concejo de Aller, un 4 de julio. La funesta casualidad quiso que se marchase para siempre el mismo día en que cumplía años. Fanjul empezó en el mundo del ballet a la temprana edad de tres años, influenciada por Las zapatillas rojas, la película que le cambiaría la vida y que vio junto a su hermana mayor, Vicen, en el emblemático cine Olimpia de Cabonara.
El centro cultural y de danza de la artista Fanjul marcó un antes y un después en los y las jóvenes asturianas que amaban el ballet clásico. Abierto a mediados de los años 70, primero en la calle Uría y algo más tarde en Melquíades Álvarez la escuela Fanjul llegó a tener dos sedes en las dos ciudades más importantes del Principado: Oviedo y Gijón, según desvela La Nueva España. Más de 500 alumnos pasaron por sus clases, entre ellos, Letizia Ortiz Rocasolano y sus dos hermanas, Telma (48) y la malograda Érika.
[Sale a la luz el original nombre de la hija de Telma Ortiz casi un año después de su nacimiento]
Marisa Fanjul inicia sus estudios en Oviedo, con la maestra Salud Regina, a la vez que cursa la carrera de música en el Conservatorio de Oviedo. Años después, concluye sus estudios en el Conservatorio de Málaga con Música de Cámara, Composición, Historia de la Música y Estética.
Cabe señalar que Marisa Fanjul introdujo en España diversas técnicas como el aerobic dance, el pilates y el método Vaganova para la estilización del cuerpo y facilitación de la técnica académica. Todo ello lo estudia en el centro de Marika Besobrasova creado en Mónaco por la princesa Grace Kelly, y en la sede del Ballet de Montecarlo, en cursos especiales para formación del profesorado.
El guiño de Jesús Ortiz
El 23 de febrero de 2021, con motivo del 40 aniversario del golpe de Estado, el periodista Jesús Ortiz (73), padre de la reina Letizia, rememoraba en su cuenta de Twitter cómo vivió el terrorífico 23-F. Entre los recuerdos de ese fatídico día para toda España, Ortiz apuntó que sus tres hijas se encontraban en clases de ballet con su madre, Paloma Rocasolano (70), en la escuela de Marisa Fanjul.
"De repente, algo explota en mi cabeza y lo relaciona: mis tres hijas (9, 8 y 6 años) estaban en clase de ballet con su madre en el estudio de Marisa Fanjul, local que estaba justo encima de la sede de CC. OO. ¡Jo...! Como a algún descerebrado le dé por liarla…", reflexionó el comunicador.
Y prosiguió: "Pocos sabían que en el piso de encima del sindicato había una escuela de ballet llena de niños, profesores y padres a esas horas. Subí, dije a mi familia que nos marchábamos de ahí a toda prisa y sin preguntar, y advertí a la directora de la escuela de mis temores".
El emotivo mensaje de su hijo
Tan sólo un día después de la partida definitiva de esta recordada artista, Sergio C. Fanjul, periodista de El País e hijo de la recordada Marisa Fanjul, publicaba una preciosa dedicatoria con la que rendía homenaje a su madre.
"Ayer murió Marisa Fanjul, mi madre, lo que significa que no volverá a cogerme del brazo para pasear por el centro de Oviedo, lo que significa que no volverá a llamarme a Madrid a horas intempestivas, lo que significa que no volverá a estar en casa viendo una película cuando yo regrese de tomar una cerveza", comenzaba el emotivo post.
Y continúa: "Mi madre ya no estará los miércoles celebrando su tertulia, ni estará haciendo la compra en el Alimerka, ni estará en El Tizón comiéndose un pincho de tortilla. Mamá ya no volverá a estar por el Paseo del Bombé ni por el Paseo de los Álamos. No volverá a curiosear por las tiendas de los egipcios de Lavapiés, ni a hacerse amiga de la peluquera de Argumosa".
"Mamá no volverá a aburrirme con tropecientos vídeos de YouTube sobre alimentación sana e higiene postural. No volverá a pedir obsesivamente vídeos de su nieta Candela, a anhelar sus papitos. No volverá reenviar esos vídeos, loca de amor, a todos sus amigos. No volverá a contarme las anécdotas de su compañía de danza ni del festival de Aberdeen. Bajo a la calle y mamá no está. Subo a casa y mamá no está. Fuera donde fuera yo, ya no encontraría a mi mamá. Eso es la muerte. No estar por ninguna parte. Estar siempre en otro sitio", prosigue.
Y concluye, con el corazón en un puño: "Mamá ya no está en el hospital de día del HUCA poniéndose la quimioterapia. Mamá no está en la habitación 114 de la planta de cuidados paliativos del Hospital Monte Naranco. Si fuera al tanatorio de Los Arenales sí encontraría su cuerpo: ahora mismo, mientras escribo esto, está ardiendo. Ayer murió mamá. Ya no estará más en ninguna parte. Ella era una y los demás muchísimos. Sin embargo, nos deja muy solos".