Una vez al año, durante 15 días, Felipe VI (54 años), Letizia (49) y sus dos hijas, Leonor (16) y Sofía (15) desaparecen. Literalmente, parece que se los hubiera tragado la tierra. Y no es algo nuevo. Desde que el 22 de mayo de 2004 los actuales Reyes se dieran el 'sí, quiero' han mantenido a rajatabla el concepto de lo que para ellos son sus vacaciones privadas.
En las dos primeras semanas de agosto, la Familia Real se luce, se exhibe, posa en un enclave de ensueño en la isla de Mallorca -atrás quedó el tradicional posado en el palacio de Marivent-, reciben a las autoridades de Baleares en la Almudaina, cenan en su restaurante favorito de Portixol e incluso compran en los puestos ambulantes de bisutería, jabones y cremas. Pero llegado el momento, -su momento- se evaporan.
En líneas generales, poco se ha sabido sobre los días privados de asueto de Sus Majestades y las infantas. En 2010, Letizia y sus hijas, sin la compañía de Felipe, fueron fotografiadas en las playas del Algarve portugués. Las tres fueron las invitadas de honor del empresario Vasco Pereira Coutinho (70), íntimo amigo de la familia, a su castillo de São João do Arade, en la pequeña localidad de Ferragudo, cerca de Faro.
Sin prueba gráfica en esta ocasión, otros de los destinos estivales explorados por los Reyes desde que ostentan el cargo ha sido Croacia, donde medios locales señalaron que habían disfrutado del mar en una preciosa goleta. También Turquía, país en el que publicaron haber visto a Letizia y sus hijas aterrizando en Estambul provenientes de un vuelo de Turkish Airlines o la Costa de Salento, en Italia, concretamente en la playa de Torre Lapillo, en la que algunos turistas confesaron haberse topado con los cuatro miembros principales de la primera familia española.
En el verano de 2017, los Reyes y las infantas estaban de vacaciones en la Costa Azul francesa cuando tuvieron que volver como consecuencia de los atentados yihadistas en La Rambla de Barcelona y Cambrils. Nada más conocer los terribles hechos, el jefe del Estado y su esposa dieron por finalizadas sus vacaciones y volvieron a España para participar en todos los actos de repulsa.
El destino actual de vacaciones de Felipe, Letizia, Leonor y Sofía es casi un secreto de Estado del que desde Zarzuela señalan, año tras años, no conocer. "Se trata de un asunto de carácter privado del que no tenemos constancia. Es que no lo sabemos. No está en agenda, no nos compete", declaran. Del Gobierno es tan sólo el presidente, Pedro Sánchez (48), quien conoce el paradero de la Familia Real por una cuestión de seguridad.
También, por supuesto, personas de la máxima confianza de los de Borbón Ortiz, como la reina Sofía (84) en el caso de Felipe o la hermana y la madre de Letizia, Telma Ortiz (48) y Paloma Rocasolano (70). Estas dos últimas, incluso, han llegado a escaparse junto a la Reina y sus hijas en alguna escapada de chicas.
Tras dos años con restricciones para viajar a causa de la pandemia de coronavirus, se sabe que en esta ocasión los Reyes no se han quedado en Palma ni en Madrid. Eso sí, tampoco tendrán demasiados días libres. El próximo viernes, día 26 de agosto, la princesa de Asturias deberá estar ya de vuelta en el UWC Atlantic College de Gales, donde empezará su segundo curso de Bachillerato Internacional.
La foto más buscada
Desde que Letizia llegase al palacio de La Zarzuela como prometida del heredero al trono de España, el reto más difícil para los paparazzi no sólo era averiguar el destino vacacional de los actuales monarcas, sino conseguir la foto de Letizia en bikini. Pero el tiempo pasa, y aunque la Reina no deja de ser una persona que suscita sumo interés, ahora las miradas se dividen y los ojos están puestos en su hija Leonor.
El pasado mes de abril, durante las vacaciones de Semana Santa, unas fotografías desvelaron que la primogénita había traído a casa a quien algunos medios tildaron de "novio". Un joven alto, de pelo ondulado y moreno, y del que EL ESPAÑOL averiguó que tiene doble nacionalidad: brasileño y estadounidense.
"La imagen de la futura reina de España de la mano junto su supuesto novio dándose un beso en sus vacaciones privadas es en la actualidad la instantánea más deseada y por la que se podrían pagar cifras astronómicas. No son las cantidades de antes, pero yo valoraría el reportaje en 100.000 euros", desvela a este periódico el famoso reportero gráfico Diego Arrabal.