Garden House es una de las joyas -al menos, sentimentales- del patrimonio inmobiliario de la Isabel II (96). Se trata de una vivienda a la que la soberana le tiene gran cariño, porque está construida en mitad de la naturaleza. Precisamente esta vegetación siempre ha sido cuidada con mimo por el inquilino de esta casa, pues a lo largo de la historia se han alojado en ella los encargados de mantener verde y colorida la gigantesca parcela de Sandringham House, la casa de campo de 32 kilómetros cuadrados de terreno de la Reina.
La casa que se alquila es humilde, pues estaba destinada a los jardineros, pero pertenece a la soberana y a la Corona. La vivienda es muy acogedora y coqueta, dividida en dos plantas y perfecta para ocho huéspedes. Además, en su interior se pueden encontrar auténticos tesoros, pues dispone de muebles muy especiales de la colección Real, que una vez estuvieron en el interior de alguno de los palacios de la Reina. Sin duda uno de los puntos más atractivos de la vivienda es su ubicación paradisíaca, rodeada de amplios jardines amurallados para otorgar privacidad, y que se convierten en la mejor opción para los juegos de niños y perros.
EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con la persona intermediaria con la que cualquier huésped puede hablar antes de contratar su estancia, y asegura que el interés está siendo "increíble". Apunta que no será hasta febrero cuando se abran las puertas de la casa a los inquilinos, pero sí se puede hacer la gestión ahora, y "ya está todo febrero y gran parte de marzo alquilado". Solo está disponible "para cortas estancias, aunque siempre ha de ser de más de tres noches". El precio es de 412 euros al día, y en caso de viajar con perro -que está permitido-, se aconseja avisar para "poder dejarle un detallito". Y es que es sobradamente conocida la pasión que siente Isabel II por los animales, y, más aún, por los perros.