Con mirada al infinito y rostro muy serio, Kate Middleton (40 años) ha llegado a la Abadía de Westminster unos minutos antes de las 12 horas (11 en Reino Unido) de esta mañana del 19 de septiembre para dar el último adiós a Isabel II. Lo ha hecho acompañada de sus dos hijos, George (9) y Charlotte (7), y de la reina Consorte, Camilla.
La recién nombrada Princesa de Gales ha querido rendir un homenaje a especial a la monarca fallecida, como ya hiciera en los actos fúnebres que se han celebrado en los días previos al funeral. Un gesto para recordar a la abuela de su esposo, Guillermo (40), que ha expresado luciendo una de las joyas más impresionantes del joyero de Lilibeth.
Se trata de una espectacular gargantilla de perlas, perteneciente a las denominadas joyas de pasar (esas que pasan de una reina a otra) y que Kate ya ha lucido en alguna que otra ocasión. Una de ellas, en la cena para celebrar las bodas de platino de Isabel II y el duque de Edimburgo en noviembre de 2017.
Los cuatro hilos de perlas se unen con un broche de diamantes diseñado por Garrard . Fue un regalo que el gobierno japonés hizo a la monarca británica usando perlas cultivadas.
Diana de Gales también llevó esta gargantilla. Precisamente en el mismo año que nació Kate Middleton, en 1982, Ladi Dy la lució en un banquete de Estado.
Kate, a pesar de tener acceso a toda una colección de joyas de incalculable valor de la casa real británica, ha pedido prestadas estas reliquias en contadas ocasiones. Su estilo suele ser más austero y moderado, y sin duda, el que haya elegido para este día tan importante esta gargantilla es el homenaje definitivo que ha querido hacer tanto a Isabel II como a su antecesora princesa de Gales.
Además, las perlas se han convertido en un sello en los funerales de la familia real británica. Kate Middleton llevó también este collar en la misa fúnebre de Felipe de Edimburgo en abril de 2021.
La esposa de Guillermo de Inglaterra ha combinado la gargantilla con unos pendientes también de perlas. Son los llamados pendientes colgantes de perlas de Bahréin, que se diseñaron a raíz de un alijo de siete perlas que Hakim de Bahréin regaló a Isabel II el día de su boda. Las perlas se utilizan como gotas en los pendientes. En los primeros años de su matrimonio, la entonces princesa Isabel (no se convirtió en reina hasta 1952) los usó mucho. Después empezaron a tener menos protagonismo hasta que Kate volvió a darles el sitio que se merecen portándolos en infinidad de ocasiones.