Era la imagen más esperada, después de dos años sin verlos juntos, los reyes eméritos hacían acto de presencia en el funeral de estado de Isabel II caminando juntos y dando imagen de unidad. Conscientes de que todos los ojos estarían puestos en ellos y que todos y cada uno de los gestos y los detalles serían analizados con lupa, sorprenden los estilismos elegidos por la reina Sofía (83 años): negros, como corresponde al luto, pero salpicados de lentejuelas.
Esto hizo que brillara por encima del resto de las asistentes de la realeza al llegar a la recepción que ofreció Carlos III (73) en el palacio de Buckingham con un abrigo negro con brillo. Mientras, su marido optaba por un clásico traje negro con corbata del mismo color y camisa blanca.
Caminaba con bastón y apoyado en todo momento el jefe de su escolta, mientras su esposa estaba pendiente de que no sufriera ningún traspié, ya que tiene serios problemas de movilidad.
[La mirada fulminante de Letizia a Juan Carlos y Sofía en pleno funeral de Estado de Isabel II]
🛑 Primeras imágenes del Rey Juan Carlos y Doña Sofía llegando a la recepción de Carlos III en el Palacio de Buckingham pic.twitter.com/QFGfC2ZA5U
— Carlos Padilla (@carlospadilla_3) September 18, 2022
Al día siguiente, para ofrecer el último adiós a la soberana británica en la Abadía de Westminster, la reina emérita volvió a elegir un look de lentejuelas, esta vez con un abrigo de tweed adornado con nudos de hilo grueso brillantes, al que añadió un tocado con rejilla. Nuevamente, fue la única royal que se decantó por un tejido tan llamativo para este acto solemne.
Para responder a la pregunta de si es acertada o no la elección de la madre de Felipe VI (54), EL ESPAÑOL ha consultado con varios expertos. Amparo Torres Menéndez, Consultora de Comunicación y Profesora de Protocolo Institucional y Comunicación Corporativa de la Universidad de Nebrija, cree que es correcto. "No se trata de protocolo institucional, es una cuestión de etiqueta, y la reina Sofía la cumple porque va de negro, de manga larga y con tocado para el funeral. Lo ha alegrado un poco con lentejuelas, que tampoco me parece nada extravagante. Quizá rompe un poco las formas, pero está dentro de la etiqueta, pese al brillo".
En opinión personal de la experta, podría interpretarse como un mensaje encriptado de empoderamiento, pues no cabe duda de que ha llamado muchísimo la atención. "Quizá es un intento de la reina emérita de reafirmarse, de empoderarse en una situación tan complicada como la que está, que implica al rey Juan Carlos y a la monarquía en sí. Quizá es una forma de decir: 'Aquí estoy yo, todo está bien'. También podría ser una forma de apuntarse a ese carro de modernidad que está aportando Letizia. Sea lo que sea, su imagen me parece positiva", puntualiza la experta.
Hay división de opiniones al respecto. Este medio ha consultado también a María Gómez-Requejo, experta en Protocolo Oficial y Profesora del Máster en Dirección de Protocolo y Organización de Eventos de la Universidad Europea, y a ella sí le ha resultado llamativo.
"Sí, todos nos hemos dado cuenta del detalle del brillo. En la invitación se pedía luto riguroso, con falda o vestido por debajo de la rodilla o pantalón. La reina Sofía no ha seguido las indicaciones al pie de la letra, pero parece que no ha seguido las indicaciones de la etiqueta requerida para acceder a los lugares de las ceremonias. Cada invitado interpreta el luto como estima conveniente. En este caso me ha extrañado mucho que la reina Sofía haya hecho esta elección", declara la experta.
Sin embargo, hay otro detalle que resulta significativo. La emérita prendió en su abrigo (a juego con un vestido del mismo tejido) un broche de perlas que perteneció a su suegra, la condesa de Barcelona, quizá reivindicando la vigencia de su matrimonio y el respeto al vínculo. Al cuello uno de sus collares más especiales, heredado de su madre, con perlas y un colgante de rubí.
La comunicación no verbal que hay en este encuentro es otro de los detalles importantes. Los reyes eméritos han caminado bastante separados en las dos ocasiones que han aparecido juntos. Juan Carlos I (84) apenas miraba a su actual esposa, en cambio, ella sí buscaba constantemente el contacto visual.
Ya dentro de la abadía se ha producido una imagen muy esperada: los actuales reyes y los honoríficos sentados juntos. Letizia (49), muy seria en todo momento, entre su suegro y su marido. Sorprendentemente, en el interior de Westminster, durante el servicio religioso, tanto Sofía como su marido han compartido varios gestos cómplices y se han dedicado sonrisas.