La corte danesa se ha visto sacudida por la última decisión de Margarita II (82 años) de despojar de sus títulos a cuatro de sus nietos, lo que ha venido a aumentar la profunda brecha que ya existía entre los príncipes Federico (54) y Joaquín (53). Es una guerra entre hermanos que viene de lejos y que hace pensar inevitablemente en la situación que también enfrenta a Guillermo (40) y Harry (38), con algunas similitudes en los motivos que se esconden detrás de tan espinosa cuestión.
El hijo menor de la reina de Dinamarca se ha mostrado profundamente disgustado por el trato que, según él, están recibiendo sus cuatro hijos, fruto de sus dos matrimonios con Alexandra Manley (58) y la princesa Marie (46): a partir de enero de 2023 no podrán seguir usando sus títulos de príncipes y princesa. Serán condes y condesa de Monpezat y deberán ser tratados como Excelencias y no como Altezas Reales, a diferencia de sus primos. El hecho de que Mary de Dinamarca (50) haya refrendado la orden de su suegra, en su nombre y en el de su marido, no ayuda a rebajar la tensión entre los descendientes de la soberana.
La enemistad entre los dos príncipes vendría marcada por los roles institucionales que ambos ocupan en la Casa Real. Joaquín parece no aceptar el papel de segundón que le ha tocado por orden dinástico, como él mismo confesó en unas declaraciones concedidas a la revista Point de Vue hace unos años, utilizando precisamente ese término para referirse a su situación.
"Es más complicado para mí. El príncipe heredero simplemente tiene que seguir el curso de los acontecimientos. Pero nada está definido para el segundo y la esposa de esta persona, ni por escrito ni en forma oral. No siempre es fácil. Tenemos que averiguarlo por nosotros mismos mientras nos mantenemos en el papel de número dos", aseguró desde su casa de la capital francesa. En 2020, Joaquín y Marie protagonizaban su particular Megxit instalándose fuera de su país y él comenzaba a trabajar como secretario del Ministerio de Defensa danés en París.
De este modo, la pareja ponía distancia con la Familia Real alejándose de discusiones y conflictos y buscaba su propio lugar viendo que sus deberes institucionales eran cada vez menos relevantes. Como sucede con el actual Príncipe de Gales y el duque de Sussex, la guerra fraternal afecta también a sus respectivas esposas, que según la prensa de Dinamarca nunca se han llevado bien. Las tensiones se remontan a la boda de Marie con Joaquín, celebrada en 2008, y se ha ido recrudeciendo con el tiempo, aunque ellas en público intentan aparentar normalidad. Una historia paralela a la de Meghan (41) y Kate Middleton (40), sólo hay que recordar las acusaciones de la esposa de Harry asegurando que su cuñada la hizo llorar el día de su enlace.
Uno de los momentos clave del distanciamiento de las dos princesas danesas se produjo en el verano de 2020 cuando Joaquín sufrió un ictus. A Marie le molestó profundamente que Mary de Dinamarca no acudiera a visitar a su marido al castillo de Cays, donde pasó su recuperación tras ser dado de alta. Sólo el príncipe Federico se personó en esa residencia de la familia real para interesarse personalmente por su estado de salud.
Los comentarios públicos que la Marie ha hecho en algunas ocasiones sobre la Casa Real, comparables con las polémicas entrevistas de la duquesa de Sussex, tampoco han gustado ni a la reina Margarita II, ni al resto de familia. Pero aún hay un episodio mucho más sorprendente que causó un verdadero cisma. Unas fotos publicadas por el medio danés Svensk Damtiding en las que se veía al príncipe Joaquín intentando besar a su cuñada desataron el escándalo. "Aunque parezca chocante, la bella Mary no solamente se dejó besar sino que participó con una sonrisa en la demostración de amor de su cuñado… Mientras tanto Marie con cara de circunstancias pasó el mal rato de la forma más civilizada que pudo", escribían.
Además, las comparaciones entre el estilo y la distinta popularidad de la que gozan tanto dentro como fuera de sus fronteras Marie y su cuñada son constantemente reflejadas en la prensa, para disgusto de la primera. La frialdad entre ambas es similar a la de Kate y Meghan, que se mantiene incluso en momentos tan tristes como el último adiós a Isabel II.
El tema de la retirada de los títulos es otra de las cosas que ambas parejas comparten. Los descendientes de los duques de Sussex tampoco tienen el tratamiento de príncipes y sus padres sienten que Archie (3) y Lili (1) están discriminados, como ahora sucede con Nicolás (23), Félix (20), Henrik (13) y Athena (10). "Estamos todos muy tristes. Nunca es agradable ver a tus hijos siendo maltratados así", ha dicho Joaquín de Dinamarca.
La brecha que separa a los dos hermanos y a sus respectivas familias no encuentra punto de unión por el momento. Aunque Mary de Dinamarca ha anunciado que en un futuro ellos también "revisarán los títulos" de sus descendientes, que podría interpretarse como un gesto de acercamiento, el malestar continúa.