La 42.ª ceremonia de los Premios Princesa de Asturias en el Teatro Campoamor de Oviedo en la tarde de este viernes 28 de octubre ha estado cargada de anécdotas para el recuerdo. Tras 78 días en Gales, Leonor de Borbón (16 años) aterrizó este jueves en Oviedo con el único objetivo de presidir los prestigiosos galardones que llevan por nombre el título que ostenta, uno de los momentos más importantes para la jefatura del Estado.
Tras pronunciar su emotivo discurso, en el que ha puesto en valor la figura de los jóvenes, como ella, a los que ha comunicado que es consciente de que "la situación no es fácil", la primogénita ha recibido un estruendoso aplauso. Fruto de los nervios, ha abandonado el atril y al tomar asiento, a la derecha de su padre, se ha unido a la ovación del patio de butacas del coliseo ovetense que era para ella.
En ese instante, Felipe VI (54), tras decirle hasta tres veces lo "muy bien" que lo había hecho, le ha comentado que no se aplauda. "No te aplaudas a ti misma", le ha espetado, acompañado de una carcajada cómplice. Ipso facto, Leonor se ha dado cuenta, ha separado las manos con un gesto de sorpresa y, a continuación, ha pedido "perdón" al Rey. Usted puede ver el momento, el más divertido de los Princesa de Asturias 2022, en el siguiente vídeo, justo después de las palabras de la heredera.
[Leonor, la princesa internacional: vestido de Michael Kors y pendientes de diamantes de Chanel]
El discurso de Leonor
Me siento muy feliz por volver a Asturias un año más para la entrega de estos Premios que demuestran que el trabajo excelente, el esfuerzo constante y el sentido de la responsabilidad tienen grandes resultados.
En unos días cumplo 17 años. Y les aseguro que descubrir la obra de nuestros premiados me ayuda a entender mejor el mundo que nos rodea. Su labor me empuja, a todos en realidad, a seguir aprendiendo. He leído sobre cada uno de ellos y me impresiona todo lo que han conseguido. Me importa y me interesa, porque sé que su trabajo, sus esfuerzos, miran al futuro e influyen en el presente.
Me importa que dos artistas excepcionales nos recuerden que el flamenco es un arte vivo, rico, poderoso, universal, nuestro. Un arte culto en el que María Pagés y Carmen Linares alcanzan la armonía de quien evoluciona y mantiene a la vez la esencia de la tradición.
Me importa y me impacta que Adam Michnik no tenga miedo a hacer un periodismo responsable y riguroso. Que este periodista e historiador, gran defensor de la Democracia, trabaje por la reconciliación entre sus conciudadanos y el europeísmo más optimista, a pesar de su dura experiencia personal, demuestra su espíritu ejemplar.
Me importa que el antropólogo y arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma haya dedicado su vida a reconstruir y documentar con gran rigor científico cómo fue la de los pobladores del México prehispánico. Él nos descubre el pasado para comprender lo que somos y lo que las sociedades antiguas y actuales tenemos en común.
Que el dramaturgo y académico Juan Mayorga piense que el teatro es el arte del encuentro, por tanto, de la relación actor-espectador, y que nos ayuda a examinar las vidas reales y las vidas posibles, me importa. Y también que este premio sirva para que el arte, la cultura, la especial mirada —filosófica y matemática— de Mayorga sean valorados como merecen y nos ayuden a hacernos preguntas.
Me importa que nuestros premiados en Ciencia investiguen sobre Inteligencia Artificial porque son las tecnologías que ya nos acompañan y que seguirán permitiéndonos progresar en esta disciplina; para que las máquinas sean aliadas de la Humanidad y nos faciliten la vida. Hinton, Hassabis, Bengio y LeCun han demostrado que el impacto social de la Inteligencia Artificial necesita recursos y atención.
También me importa y me preocupa mucho que un deportista no pueda entrenar y progresar en su carrera porque se ha visto obligado a huir de su país. Por eso es una gran iniciativa que, desde hace unos años, los deportistas en esta situación tengan la oportunidad de continuar su actividad para poder llegar a competir en los Juegos Olímpicos, gracias al Equipo Olímpico de Refugiados y a su Fundación.
Y me importa que el arquitecto Shigeru Ban se preocupe por las personas que han perdido sus casas por una guerra, un huracán, un terremoto. Y que les ofrezca soluciones para vivir sin que tengan que renunciar al derecho a la privacidad y a la dignidad. Es también un referente en materiales sostenibles.
Y también me importa que Ellen MacArthur haya conseguido que gobiernos, instituciones científicas, grandes empresas y la sociedad trabajen juntos para que se utilicen mejor los recursos naturales; que proponga soluciones para evitar la pérdida de la biodiversidad; y que nos explique cómo funciona y cuáles son las ventajas de la economía circular.
Me importa, en definitiva, que estemos todos aquí celebrando y aprendiendo, y que reconozcamos a nuestros premiados con el mejor espíritu que estos tiempos necesitan. Por eso agradezco a todos los que de mil maneras apoyáis a la Fundación Princesa de Asturias vuestro esfuerzo y apoyo.
Los jóvenes somos conscientes de que la situación actual no es fácil, de que el mundo ha cambiado y sigue cambiando y de que la mejor manera de progresar pasa por mantener el entusiasmo por conocer, equiparnos con responsabilidad y capacidad de esfuerzo, aprender de los que saben, de quienes hacen lo suyo de manera impecable, a menudo en silencio. Por eso, en días como hoy, escuchar, admirar y reconocer la excelencia de nuestros premiados nos hace sentir que las cosas siempre pueden cambiar para bien.
Muchas gracias.