La noticia de que Harry de Inglaterra (38 años) y Meghan Markle (41) preparaban un documental sobre su vida para la plataforma Netflix cayó sobre la casa real británica como un jarro de agua fría. "¿Por qué quisisteis hacer este documental?", pregunta una voz de off en el tráiler de los duques de Sussex. Acto seguido, se muestra una ristra de imágenes en blanco y negro donde aparecen felices, en distintos momentos íntimos. "Nadie ve lo que pasa a puerta cerrada", señala entonces la voz del hijo menor de Diana de Gales, que apenas unos segundos después confesará sin titubeos: "Tenía que proteger a mi familia". Como colofón al escaso minuto de metraje, su esposa aparece apostillando: "Cuando el interés es tan alto, ¿no tiene más sentido que seamos nosotros los que contemos nuestra historia?".
Efectivamente, durante varios meses, la pareja ha dejado que las cámaras de Netflix siguieran sus pasos en Estados Unidos, donde viven desde mediados de 2020, y registraran sus apariciones públicas para poder sacar adelante una docuserie de seis episodios, dirigida por Liz Garbus y coproducida por los propios protagonistas a través de su empresa Archewell. Pero el proyecto no va a dejar en buen lugar a la familia real británica. De hecho, tanto los reyes Carlos III (74) y Camilla (75), como Guillermo de Inglaterra (40), el hermano de Harry, y la esposa de este, Kate Middleton (40), andarían algo inquietos por los trapos sucios y miserias escondidos en la trastienda del palacio de Buckingham que la serie pueda sacar a la luz pública.
La polémica está servida. De momento, los duques de Sussex ya han sido acusados de violar el protocolo real al llevar a un fotógrafo privado al Palacio de Buckingham para que, sin ningún tipo de consentimiento, hiciera una foto que ha sido incluida en el tráiler de su docuserie. La imagen, en la que se ve a Harry y Meghan de espaldas y cogidos de la mano, habría sido tomada en una de las habitaciones de la residencia oficial del monarca británico, lo que ha molestado a los dueños del cortijo. Otra instantánea que también aparece en el avance muestra a Kate mirando al horizonte con expresión imperturbable, en el servicio por la Commonwealth en la abadía de Westminster, mientras que Meghan sale sentada justo detrás de ella, con cara de poca felicidad.
A estas alturas, debe ser un secreto a voces la complicada relación que Harry y su esposa mantienen con la familia real británica desde que, en 2020, los Sussex decidieran desvincularse de las labores reales y abandonar el Reino Unido. En una entrevista concedida a Oprah Winfrey (68) en 2021, ambos responsabilizaron de esa decisión al supuesto racismo de la familia real y la institución monárquica. "En los meses en los que yo estaba embarazada [de Archie], hubo preocupaciones y conversaciones sobre lo oscura que podría ser su piel cuando naciera", comentó Meghan, que también confesó que había llegado a pensar en suicidarse.
Pese a todo, ni Harry ni Meghan quieren que sus hijos crezcan como plebeyos. De hecho, desde que nacieron Archie y Lilibet, el nieto de Isabel II ha peleado para lograr que se les reconozca como príncipe y princesa del Reino Unido. "Después de mucha deliberación, Meghan decidió que los títulos serían algo bueno, no solo para ella sino también para sus dos hijos", dijo el corresponsal británico Neil Sean. "Meghan se hizo muy amiga de los miembros de alto rango de la monarquía, principalmente de las princesas Eugenia y Beatriz. Después de esto, se dio cuenta de lo útil que puede ser un título, particularmente cuando quieres moverte en los círculos correctos".
Volviendo a la polémica docuserie, el The Mail on Sunday afirma estos días que tanto el monarca británico como la reina consorte están "cansados" de las constantes acusaciones del duque y la duquesa de Sussex. Fuentes de la casa real británica señalan que, aunque Carlos III y Camila sienten una "frustración y agotamiento crecientes" por la avalancha de quejas contra ellos, no se van a "desviar de nuestro curso por las tormentas del otro lado del Atlántico". Es más, el monarca, que en estos últimos días ha mantenido un perfil bajo, guarda esperanzas de que la "tormenta de Sussex" se apague sola cuando se emita la docuserie y, en enero, salgan publicadas las esperadas memorias de su hijo (En la sombra).
Quien no parece dispuesto a resignarse con lo que se pueda contar de su familia es Guillermo de Inglaterra. Según fuentes cercanas al príncipe, el heredero al trono británico estaría preparado para responder a cualquier afirmación inexacta o agraviada sobre la familia real británica que contenga la docuserie. "El equipo de los príncipes esperará a ver qué hay en la serie de Netflix antes de decidir qué hacer, pero puedes ver la dirección del viaje", comenta la mencionada fuente. Definitivamente, parece que ya quedaron atrás los tiempos en los que la Casa de Windsor repetía constantemente aquel mantra de "Nunca te quejes, nunca expliques".
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