Meghan Markle (41 años) y el príncipe Harry (38) son una de las parejas más conocidas del ámbito internacional. Sin embargo, muchos aspectos de su relación amorosa y su vida personal se mantuvieron en la más estricta intimidad hasta el pasado jueves, 8 de diciembre, cuando se estrenó en Netflix un documental que deja al descubierto su versión más natural y un sinfín de detalles inéditos. Algunos de ellos, relacionados con el entorno familiar de la actriz y la verdad sobre las marcadas ausencias el día de su boda con el nieto de Isabel II.
Aunque en el capítulo dos de Harry & Meghan se muestran algunos detalles de la infancia y juventud de la duquesa de Sussex, es en el episodio tres donde se expone la tormentosa relación de la protagonista de Suits con su familia paterna.
Hasta ahora se creía que había sido Meghan quien no había querido invitar a su padre, Thomas Markle (78), a su enlace con el príncipe Harry, celebrado en mayo de 2018. Sin embargo, en el documental, la actriz asegura que no fue así y cuenta con detalle cómo se dieron los hechos.
Cinco días antes de la boda, Meghan Markle se enteró que su padre vendía a la prensa imágenes manipuladas. El documental muestra a Thomas leyendo noticias sobre el enlace o interesándose en la historia del Reino Unido.
La actriz supo de esta situación antes de que la historia saliera a la luz en los medios de comunicación, por lo que hizo todo lo posible para evitar que la prensa dañara la imagen de su progenitor. Meghan llamó a Thomas para preguntarle si estos rumores eran ciertos y no recibió mayor respuesta. Él primero lo negó y después dejó de contestar a sus llamadas.
El conflicto se hizo cada vez mayor y terminó de reventar cuando Meghan Markle se enteró a través del portal estadounidense TMZ que su padre no asistiría a su boda. Cuatro días antes de la celebración, los medios americanos informaron que Thomas había sufrido un infarto. Hasta entonces, la duquesa de Sussex no sabía nada sobre el estado de salud de su progenitor.
Pero Thomas Markle no fue el único ausente en la boda de Harry Meghan. Al matrimonio, que tuvo lugar en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor, tampoco asistió la sobrina de ella, Ashley. Tal y como se cuenta en el documental, la joven no recibió la invitación de parte de su tía por 'órdenes' de los Windsor.
Aunque Meghan Markle y Ashley mantienen un vínculo muy cercano, desde Palacio aconsejaron no invitarla por los constantes ataques que recibía la duquesa de Sussex de parte de su familia paterna. "Me dolió, pero lo entendí. Por culpa de mi madre esa relación que era tan importante para mí se estaba resintiendo, sus ataques estaban llenos de rencor", comenta la sobrina de la duquesa de Sussex en su primera aparición pública.
Ashley es hija de Samantha Markle, la media hermana de Meghan. Pero a sus dos años empezó a vivir con sus abuelos paternos, quienes se quedaron con su custodia. Fue en su juventud cuando retomó el contacto con la duquesa de Sussex a través de correo electrónico. Tras varios mensajes, ambas se dieron cuenta de que tenían numerosas cosas en común y se volvieron inseparables.
En cambio, entre la duquesa de Sussex y su hermana nunca hubo ningún tipo de relación. La distancia se hizo más grande cuando Samantha Markle comenzó a atacar a Meghan en los medios de comunicación. Según su testimonio, la actriz dejó a su entorno a un lado tras entrar en la Familia Real británica. Pero nada más lejos de la realidad. En el documental, la mujer del príncipe Harry relata que nunca fueron cercanas.
La culpa de Harry
En medio del relato de Meghan Markle, el príncipe Harry hace una importante aparición. El hijo del rey Carlos III (74) se muestra dolido por la tensa situación familiar de Meghan Markle e incluso, se echa la culpa sobre los problemas que ha tenido la duquesa de Sussex con su padre tras entrar en la Corona británica.
"Ella tenía un padre antes de esto. Es una carga que llevo porque si Meg no estuviera conmigo, su padre seguiría estando allí", confiesa apenado el duque de Sussex en el tercer episodio de Harry & Meghan.