El pasado miércoles 13 de diciembre, la hija mayor del rey de Tailandia sufría un infarto mientras entrenaba con sus perros en el parque nacional de Khao Yai, según informó la Casa Real del país asiático en un comunicado. La princesa Bajrakitiyabha (44 años) se desplomaba quedando inconsciente en el suelo y, tras ser atendida en el lugar, tuvo que ser traslada al hospital Chulalongkorn de Bangkok en helicóptero. Desde entonces, no hay parte médico oficial, aunque existen informaciones que apuntan a que podría encontrarse en muerte cerebral.
El periodista Andrew Macgregor Marshall (51), especialista en Asia y Oriente Medio, afirma en Twitter que el monarca, Maha Vajiralongkorn (70), estaría ocultando el verdadero estado de su primogénita y denuncia amenazas por contar la verdad. "Los médicos inicialmente asumieron que había tenido un ataque al corazón, pero concluyeron que sufrió una hemorragia subaracnoidea en el cráneo que hizo que su corazón dejara de latir", afirma en una de sus publicaciones.
"Debido a que se la mantiene artificialmente viva conectada a una máquina, técnicamente no está muerta, aunque no hay perspectivas de recuperación. Después de que Bajrakitiyabha llegara al hospital no tuvo latido ni función cerebral durante más de 10 horas. Los médicos no se atrevieron a declarar su muerte cerebral hasta el jueves 14 de diciembre", añade.
Macgregor afirma además que la Familia Real tailandesa estaría retrasando el momento de informar del fatal desenlace hasta pasadas las celebraciones del Año Nuevo para no perjudicar el ambiente nacional y el turismo. Mientras tanto, Maha Vajiralongkorn se dejaba ver el pasado viernes 16 visitando el hospital donde permanece ingresada su primogénita. Acudía con su esposa, Suthida (44), ambos vestidos con un sencillo chándal y chanclas. Algo sorprendente teniendo en cuenta el lujo y boato que siempre les rodea. Un día después, curiosamente la oficina de la Casa Real informaba que los monarcas habían "dado positivo en Covid-19 con síntomas moderados", sin hacer mención a la princesa.
En medio de este ambiente de confusión, lo cierto es que hay muchísima preocupación en el país por el delicado estado de salud de Bajrakitiyabha. Las autoridades tailandesas, encabezadas por el primer ministro Prayut Chan-ocha (68) y otros políticos, han pedido a la gente que rece por ella varias veces al día y han instalado una especie de altar en el centro médico con una foto de la paciente, donde se están depositando flores y velas encendidas.
Asimismo, el patriarca supremo budista, Somdet Phra Ariyavangsagatayana, ha solicitado a todos los templos en el país y en el extranjero que realicen sesiones diarias de cánticos para la princesa. Una petición a la que se ha sumado la Conferencia de Obispos Católicos de Tailandia. El ejército también ora por la recuperación de la hija del Rey, lo que confirma su gravedad.
El pueblo tailandés se está volcando con Bajrakitiyabha, que es muy querida por su carácter discreto. Ella podría ser la heredera al trono, pues tras la coronación de su padre en 2016 tomó un papel más prominente en las ceremonias y actos de la Casa Real y en representación del país, lo que se interpretó como un guiño ante la posibilidad de ser nombrada heredera de la Corona.