Este lunes, 19 de diciembre, ha salido a la luz el último capítulo de Corinna y El Rey, el pódcast en el que Corinna Larsen (56 años) narra con detalle su relación de amor y desamor con el rey Juan Carlos I (84). En este episodio, denominado Testarudo, la historia alcanza su clímax y se explica el momento en el que el Emérito de marchó a Abu Dabi, mientras la empresaria intentaba demostrar que era inocente de las acusaciones de delito económico que se hicieron en su contra.
No fue un proceso sencillo, pero lo consiguió. Corinna logró su objetivo tras contratar a un exagente del servicio de seguridad e inteligencia de Estados Unidos y declarar ante los jueces norteamericanos. "Es una experiencia bastante aterradora, la de enfrentarse a cinco oficiales del FBI y a numerosos representantes del Departamento de Justicia de Estados Unidos en Zoom y en persona. A algunos de ellos los ves y a algunos de ellos no. Tienes al poli bueno, al poli malo, tienes a todo este elenco de personajes tratando de hacerte tropezar", explica.
Para Corinna, por suerte, la situación se tornó más cómoda a medida que avanzaba en sus declaraciones. "Llegamos a lo contrario de falsas impresiones. Los hechos son mis mejores amigos, los hechos siempre han sido mis amigos”, cuenta la alemana.
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Finalmente, los agentes estadounidenses concluyeron que Corinna no había cometido ningún delito. Tal y como relata en el pódcast, las autoridades le llegaron a decir que fue una buena decisión quedarse con los 65 millones de euros que recibió del rey Juan Carlos. De lo contrario, podría haber sido acusada de blanqueo de capitales.
"Ella se mantuvo firme y eso la salvó. Si hubiera accedido, si hubiera permitido que el exrey de España la hubiera usado como un conducto transitorio para acceder al dinero y ocultar el origen de esos fondos, muy probablemente habría violado las leyes estadounidenses, suizas y de otros países", explica el agente del FBI.
Además de la millonaria cifra, Corinna también conserva otros obsequios del Emérito y alguna propiedad que compró con su dinero. Destaca un anillo gigante de diamantes, cuyo valor se estima entre 500.000 y 800.000 euros.
En cuanto a los bienes inmobiliarios, Corinna atesora una casa en Marruecos, un regalo que le hizo rey Mohamed VI (59) cuando quedó prendada de ella en uno de los viajes que hizo con el rey Juan Carlos. Entre las propiedades también se encuentra la finca de Shropshire, a 45 kilómetros de la ciudad británica de Birmingham, que compró con parte del dinero que le dio el Emérito. Se trata de un exclusivo palacete más grande que La Zarzuela.
Tras demostrar su inocencia ante las autoridades, Corinna Larsen no solo ha logrado quedarse con parte de los regalos y bienes que obtuvo gracias a su relación con el exmonarca español. También ha logrado darle un giro a su rol profesional, reviviendo su empresa. Su nueva actividad, tal y como explica al final del pódcast, gira en torno a las irregularidades financieras y delitos sobre sanciones. Es decir, la alemana trabaja en un campo al que se vio obligada a enfrentarse.