El pasado 1 de noviembre, cuando casi toda España se encontraba disfrutando del puente de Todos los Santos, Corinna Larsen (56 años) sorprendía a todo el mundo con el lanzamiento de Corinna y el Rey. Un pódcast en el que, a lo largo de ocho episodios, la empresaria ha narrado con todo lujo de detalles la relación que tuvo con el rey Juan Carlos (84).
Todos los lunes desde el 7 de noviembre y hasta el 19 de diciembre, Larsen ha contado algunos de los detalles más íntimos del Emérito, con quien compartió varios años de su vida. Durante una época, la germano-danesa fue el mejor apoyo del padre de Felipe VI (54), pero también fue su amante, su amiga, su aliada y, según desvela en los audios, su gran amor. Un afecto que, tal y como ha demostrado episodio a episodio, ya es historia.
A lo largo de este mes y medio, Corinna ha logrado mantener la expectación, dejando a todo el mundo boquiabierto con un retrato del Emérito desconocido. Desde EL ESPAÑOL recopilamos las diez confesiones que han marcado Corinna y el Rey y han mostrado la cara más oculta de Juan Carlos I.
1. El señor Sumer
En el primer episodio del pódcast, llamado La Casita, la empresaria narraba sus primeros encuentros con el Rey quien, para intentar pasar desapercibido utilizaba un seudónimo, el señor Sumer, haciendo un acrónimo de 'Su Majestad El Rey'. Aunque pretendía que nadie le reconociera, lo cierto es que Corinna asegura que era algo imposible por su "voz retumbante y distinta".
2. Un hombre obsesionado
Desde el comienzo, la germano-alemana deja claro que el rey emérito estaba obsesionado con ella. No solo desvela que en los primeros meses "me llamaba diez veces al día", también que llegó a escribirle cartas escritas a mano y enviarle ramos de flores.
La preocupación llegó años más tarde, en los meses previos a la abdicación de Juan Carlos, cuando le pidió que decorara el que pretendía que fuera su nuevo hogar, en Londres, exactamente igual al que tenía ella en la capital británica. "Quiero que sea como tu piso de Londres, quiero a los mismos diseñadores, quiero que sea como tu casa: mismo sofá, persianas, suelos de mármol, el nivel de obsesión me daba escalofríos...", dice Larsen que le comentó el Rey.
3. Problemas con el alcohol
Son varias las ocasiones en las que Corinna menciona el consumo del alcohol por parte del rey emérito a lo largo de los audios, dejando entrever que éste podría tener un problema. Así lo deja entrever en el capítulo en el que narra su caída en Botsuana, donde se rompió la cadera.
Según cuenta la empresaria, tras una noche de fiesta en la que ella no estuvo presente, la despertaron porque el Rey había tenido un accidente. "Me escoltaron de regreso a la tienda de campaña, me quedé a solas con el Rey y me dijo: 'No me acuerdo, pero creo que anoche me caí'". "El alcohol", dicen en el pódcast, "le había nublado la memoria".
Horas más tarde, según Larsen, ya de regreso a España, Juan Carlos habría vuelto a pedir "una copa de vino" pese a estar en un estado crítico y en preparación para ser operado. "Inmediatamente, llamé a Vicente, su jefe de seguridad, y le dije que el Rey estaba medicado y que había pedido una copa de vino. Su respuesta fue que él no hace caso a nadie y que hace lo que quiere. Me acerqué a hablar personalmente con él y me dijo: 'Soy el Rey, puedo hacer lo que me dé la gana'".
4. Dos pedidas de mano
Larsen asegura que ella y Juan Carlos se comportaban como un matrimonio y que incluso tuvieron una pedida de mano, con anillo incluido, una pieza de tal tamaño que "no puedes lucir en público", llega a asegurar. Una petición que no le sorprendió pues, según explica, Juan Carlos había seguido la tradición y, dos meses antes, le había pedido la mano a su padre.
La boda, sin embargo, nunca llegó, lo que llevó al Emérito a volver a hacerle la pregunta años más tarde. En esa ocasión, para tentarla, ofreció a Corinna Larsen un título nobiliario si aceptaba su propuesta de matrimonio: Su Alteza Real la Princesa de Borbón.
4. Navidad adelantada y excéntrica
Pese a que Corinna y el soberano terminaron su relación sentimental cuando el jefe del Estado se cayó en Botsuana, donde se rompió la cadera. Sin embargo, como el Rey seguía enamorado perdidamente de la exprincesa, hasta el punto que desde el Centro Nacional de Inteligencia y desde el núcleo duro del propio Juan Carlos, le pidieron, "por la estabilidad de la Corona y por la de España" que complaciera los deseos del Rey.
Eso incluyó celebrar una falsa Navidad con las que cumplir los deseos más extraterrestres del jefe del Estado. "¿Qué hace alguien tan poderoso como el rey Juan Carlos? Pasar dos Navidades fingiendo: una es la falsa feliz Navidad con las personas que quiere y luego viene la falsa Navidad de verdad con las personas a las que no soporta".
6. Encontronazo con la reina Sofía
La tercera en esta historia es Sofía de Grecia, a quien Corinna conoció en su primera y única visita al palacio de La Zarzuela. "Había oído sobre lo hostil que podía ser la reina Sofía y lo obsesionada que estaba con esta relación. Así que tenía bastante miedo de poner un pie en el palacio", desvela Larsen en el capítulo Envidia. Ese cara a cara se produjo y, según narra, la Emérita la señaló y le dijo: "Sé quién eres". "No es una actitud digna para alguien de su edad. Tampoco era necesario", sentencia la germano-danesa.
En sus deseos de acabar con esta relación, la griega incluso habría firmado un consentimiento para castrar al rey Juan Carlos. "Intentaron castrarlo artificialmente para que dejara de tener relaciones con la señora Larsen, una cosa gravísima", asegura el excomisario José Manuel Villarejo (71).
[El día que la emérita Sofía firmó el consentimiento para "castrar" al rey Juan Carlos]
7. La relación con su hijo Alexander
El hijo pequeño de Corinna, Alexander, era un niño cuando comenzó su relación con Juan Carlos I, de ahí que creciera prácticamente a su lado. Juan Carlos, tal y como asegura, fue una figura paterna para el pequeño.
"Le consentía muchísimo, quizás hasta más que a cualquiera de sus hijos. Decía que por aquel entonces estaba muy ocupado y que, probablemente, no había sido un padre muy ocupado por sus hijos, pero disfrutó mucho ejerciendo este papel -de padre- con Alexander. Juan Carlos le cambiaba, le ayudaba a vestirse. Le enseñaba muchas cosas".
8. El grupo de WhatsApp "La Manada"
Tan integrado estaba Juan Carlos en el entorno de Corinna que incluso tenía un grupo de WhatsApp con sus dos exmaridos y sus hijos. "Se hacen llamar The Pride, La Manada, como en una manada de leones", explica en el séptimo capítulo, donde narra cómo Juan Carlos "fue a por sus hijos".
"En ese punto, les habían comido la cabeza a muchos de mis contactos, a todos mis clientes, exmaridos, amigos cercanos y ahora iban tras mis hijos. A todos les habían dicho que era una ladrona, que era desleal y que no era digna de confianza", desvela Corinna, intentando explicar el porqué de esa extraña unión entre los tres hombres.
9. Una faceta "despiadada"
La etapa final de su relación fue drásticamente diferente a la de aquellos primeros años. Con la perspectiva de los años, Corinna Larsen tiene claro que Juan Carlos es un hombre que tiene un lado "bastante despiadado" , además de una "personalidad dividida".
"Lo que nunca podrías predecir es que estás lidiando (...) con alguien que se convierte en una acosador, en alguien que te acosa, que trata de encarcelarte y quiere destruir tu familia", dice sobre él en Testarudo, el octavo y último capítulo.
10. Regalos de lujo
Corinna también ha detallado los regalos que le hizo Juan Carlos a lo largo de su relación. No solo los 65 millones de euros que le entregó; también un anillo gigante de diamantes, cuyo valor se estima entre 500.000 y 800.000 euros.
Además, sigue siendo dueña de una casa en Marruecos, un presente que le hizo el rey Mohamed VI (59) cuando quedó prendada de ella en uno de los viajes que hizo con el rey Juan Carlos. También la finca de Shropshire, a 45 kilómetros de la ciudad británica de Birmingham, que compró con parte del dinero que le dio el Emérito.