Este sábado, 25 de diciembre, a las tres de la tarde, hora de Reino Unido, se ha emitido en las cadenas principales del país y en el canal de YouTube de la Casa Real el primer discurso navideño de Carlos III (74 años). Un momento muy esperado que no ha defraudado, pues como se esperaba ha aprovechado la ocasión para rendir un homenaje público a su madre, Isabel II, fallecida el pasado mes de septiembre a los 96 años.
A diferencia de su madre, que solía grabar su discurso en el palacio de Buckingham, su residencia oficial, el rey Carlos ha elegido un lugar cargado de simbolismo: la capilla de San Jorge del castillo de Windsor. Y es que este templo religioso está cargado de recuerdos familiares, pues no solo ha sido testigo de grandes "sí, quiero", también fue el escenario del funeral de la propia Isabel II, el pasado mes de septiembre.
El motivo de esta elección la ha desvelado el Rey con su primera frase: "Me encuentro en la exquisita capilla de San Jorge en el castillo de Windsor, muy cerca del lugar donde mi amada madre, la anterior Reina, que yace junto a mi querido padre", ha pronunciado.
"La Navidad es un momento especialmente significativo para todos aquellos nosotros que hemos perdido a seres queridos. Sentimos su ausencia y los recordamos en cada tradición querida", ha continuado el Rey, que estaba vestido con un elegante traje de color azul, corbata y pañuelo a tono y una camisa blanca.
Mientras, en la pantalla se podían ver diferentes imágenes de la difunta reina, de quien ha seguido hablando: "La creencia de mi madre en esa luz fue un parte esencial de su fe en Dios, pero también de su fe en la gente, algo que comparte con todo mi corazón".
El monarca ha aprovechado también para agradecer el cariño que han recibido todos los miembros de la Familia Real tras la muerte de Isabel. "Recuerdo las profundamente cariñosas cartas y mensajes que muchos de vosotros nos enviasteis a mi mujer y a mí y no puedo agradeceros lo suficiente por el amor y simpatía que habéis demostrado a toda nuestra familia", ha dicho.
Mientras que Isabel II aprovechaba estas ocasiones para hablar de su fe religiosa, Carlos ha hecho referencia a las diferentes creencias que hay en Reino Unido. "Nuestras iglesias, sinagogas, mezquitas y templos se han unido de nuevo en la provisión de alimentos al hambriento, y en dar amor y apoyo a lo largo del año", ha añadido.
Sonada ausencia
La reina Isabel no ha sido la única protagonista del vídeo emitido durante el discurso del rey Carlos. Los príncipe de Gales, el príncipe Guillermo y Kate Middleton, también han aparecido, así como otros miembros de la familia como la princesa Ana, su hermana, o los condes de Wessex, Eduardo y Sofía.
Los grandes ausentes han sido los duques de Sussex, el príncipe Harry (38) y Meghan Markle (41), con quienes la relación parece ser muy tensa tras el estreno del documental Enrique y Meghan. De hecho, son los únicos miembros de La Firma que no han viajado a Norfolk para pasar la Navidad en familia.
Unas horas antes, todo el clan salvo los Sussex acudía al tradicional servicio religioso de Navidad en la iglesia de Sandringham, en Norfolk. Todos ellos han mostrado una imagen de unidad y han demostrado que tienen intención de continuar con las tradiciones que implantó Isabel II y que siguió durante todo su reinado.
Llegaban poco minutos antes de las doce del mediodía. Carlos III y la reina consorte Camilla encabezaban el desfile, seguidos de los príncipes de Gales, a su vez acompañados de sus tres hijos, George (9), Charlotte (7) y Louis (4). Unos pasos por detrás se podía ver a las sobrinas del Rey, Beatriz y Eugenia de York, junto a sus maridos y sus bebés.
La gran sorpresa la ponía el príncipe Andrés (62), cuya presencia no había sido anunciada. Aunque se desconoce cómo es la relación actual con su hermano mayor, parece que todo está mucho más tranquilo. También han acudido a la misa los condes de Wessex junto a sus hijos; Zara y Mike Tindall y Peter Phillips, hijo de la princesa Ana, con sus dos hijas.