La relación de Constantino de Grecia, fallecido este pasado martes, 10 de enero de 2023, en Atenas a los 82 años de edad, siempre ha sido muy estrecha con todos los miembros de la Familia Real española.
Más allá del vínculo de sangre con su hermana, la reina emérita Sofía (84 años), llegó a tener una gran amistad con su cuñado, el rey Juan Carlos I (85), y era habitual que las dos familias pasaran juntas, en Madrid o Palma, períodos como los de las fiestas navideñas o las vacaciones de verano.
También fue una figura presente en algunos de los hitos de la historia de España en las últimas décadas, como la proclamación de Juan Carlos como Rey, o la de Felipe VI (54). Pero, además, contaba en su haber con una distinción ligada a la monarquía española de la que pueden presumir contadas personas: en 1964 Juan de Borbón decidió concederle el Toisón de Oro.
Si todas las biografías del que fuera monarca griego destacan la unión que tenía con sus hermanas, Sofía e Irene de Grecia (80), esa relación se fortaleció tras los difíciles momentos que atravesó al tener que abandonar el trono meses después del denominado golpe de los coroneles y que le llevó al exilio.
Fue el 21 de abril de 1967 cuando los militares tomaron el control del Gobierno, y ese día su hermana Sofía lo vivió en directo en Atenas. Hasta allí había viajado días antes con su esposo y sus hijas, las infantas Elena (59) y Cristina (57), para celebrar el 50 cumpleaños de su madre, la reina Federica, aunque en el momento del golpe don Juan Carlos había regresado ya a España. Ella y las infantas lo harían poco después.
Durante el exilio de Constantino junto a su esposa, Ana María de Dinamarca (76), y sus hijos en Roma y posteriormente en Londres, fueron frecuentes los momentos en los que se pudo ver juntas ambas familias, bien en esas ciudades o en España. Lloraron unidas en Madrid en febrero de 1981 la muerte de la reina Federica, quien falleció en la clínica de La Paloma tras una operación en principio sin riesgos.
La reina Federica pasaba largas temporadas en la Zarzuela, y en el Palacio quedó instalada su capilla ardiente más tiempo del previsto ante los problemas que ponía el Gobierno griego para que fuera enterrada en su país.
La mediación de Juan Carlos facilitó que eso fuera posible y que se permitiera que por vez primera desde que abandonó Grecia, Constantino pisara territorio heleno. Pero sólo "de sol a sol". Es decir, ida y vuelta en el día para estar presente exclusivamente en el sepelio de su madre.
Otros entierros, funerales, celebraciones familiares y bodas de integrantes de las Casas Reales europeas permitieron seguir evidenciando su estrecha relación. Pero pareció resentirse después la que tenían el Rey y Constantino debido a la mediación del segundo para que Juan Carlos accediera en 1992 a protagonizar un documental sobre su vida realizado por la periodista británica Selina Scott.
El resultado no fue de su agrado. Su coincidencia en eventos posteriores parecieron evidenciar que, si hubo esas diferencias, ya pertenecían al pasado, y el jefe de la Casa Real griega asistió en 2018 a la celebración en Madrid del 80 cumpleaños de su cuñado.
La emoción de Constantino
Acudió en silla de ruedas debido al deterioro que ya iba experimentando su estado de salud, lo que motivó con posterioridad que tuviera frecuentes visitas que se han repetido hasta los últimos meses de la emérita Sofía en Grecia, donde Constantino había podido regresar y fijar su residencia.
La Reina, más liberada de actos oficiales desde la proclamación de Felipe VI, estaba allí acompañando a su hermano el 2 de junio de 2019, el día que Juan Carlos decidió poner fin a su actividad pública y celebró un almuerzo con familia y amigos en Aranjuez.
Entre las visitas que Sofía hizo a su hermano en Atenas en los últimos años figura la de febrero de 2020, cuando ambos asistieron a la presentación de las memorias de su madre. Fue una ocasión más para dejar patente ese estrecho vínculo que les unía y que llevó a la emoción al que fuera Rey de los griegos el día que vio a su hermana y a su cuñado convertirse en reyes de España, y al vivir in situ cómo ovacionaron a ella el día de la proclamación de su hijo.
Lo confesó en entrevistas en las que admitió que en su emoción al ver el regreso de la monarquía a España pesaba tanto la alegría por Juan Carlos y Sofía como el desarraigo suyo con su patria. Y también aventuró la gestión de su sobrino Felipe VI: "Será un rey fantástico".