Le Bal des Débutantes es un invento francés surgido en 1993 inspirado en los bailes de la alta sociedad británica de los siglos XVIII y XIX, en los que los caballeros más apuestos y de más rancio abolengo intentaban conquistar a la chica más conveniente para incrementar su patrimonio y perpetuar el lustre de sus apellidos.
Pero hay otras estrategias que funcionan, quizás, mucho mejor, y que no suponen tantos quebraderos de cabeza en cuanto a organización. Cuando al milmillonario Robert Miller (89 años) y a su esposa, la ecuatoriana María Clara Pesantes (82), les pareció oportuno presentar en sociedad a sus tres hijas, Pia (57), Marie-Chantal (54) y Alexandra (50), lo hicieron con el poder que otorga una fortuna que ha ido fluctuando a lo largo del tiempo pero que en la actualidad se cifra en 1.900 millones de dólares.
Contrató al fotógrafo Herb Ritts para que inmortalizara a las trillizas de oro con unos estilismos de ensueño en los que predominaban los vestidos de Alta Costura. El resultado fue tan satisfactorio que los Miller distribuyeron las imágenes a los diarios y revistas más relevantes con la intención de buscar marido a sus preciosas hijas.
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Y lo consiguió. Pia logró casarse con el heredero del petróleo Christopher R. Getty y Alexandra pasó por el altar con el príncipe Alexander von Fürstenberg (52), hijo de la diseñadora americana Diane von Fürstenberg (76) y el príncipe Ego von Fürstenberg, este último hermano de Ira de Fürstenberg, que siendo menor de edad se casó con el príncipe Alfonso de Hohenlohe, creador de la Marbella del glamour en 1954.
Cuando en 1967 estalló el Golpe de los Coroneles, el otrora rey Constantino II de Grecia y su esposa, la reina Ana María de Dinamarca (76) -hermana de la reina Margarita de Dinamarca (82)- tuvieron que exiliarse forzosamente con lo puesto. Primero recalaron en Roma, después en Copenhague y, finalmente, en Londres, donde su prima, Isabel II de Inglaterra, les protegió durante casi cuatro décadas.
En tierras de los Windsor vivieron junto a sus cinco hijos, Alexia (57), Pablo (55), Nicolás (53), Teodora (39) y Felipe de Grecia (36) en una mansión de casi 900 metros cuadrados en el exclusivo barrio de Hampstead. Los bienes de la Familia Real griega habían sido requisados, así que sus miembros vagaban como alma en pena amparados por amigos y familiares.
Cuando los hijos fueron creciendo también fue aumentando las ansias por casarlos con buenas fortunas que aliviaran las estrecheces de los Grecia, por lo que los varones lejos de amilanarse tenían que ser águilas avizoras para cazar a su presa. He aquí cuando se unen la aristocracia del dinero y de la sangre.
En ese elitista circuito social en el que se esquía en Gstaad, St. Moritz o Colorado, se navega por la Riviera Francesa o las islas caribeñas y se dejan ver en los cócteles más cool del rancio Manhattan, Londres, París y Roma, los ricos se conocen, aunque sea de oídas. Como también se sabe de qué pie cojean. A Pablo de Grecia había que casarle bien porque es el príncipe heredero del trono heleno, por lo que aceptó la invitación de un amigo banquero de su familia, Alecko Papamarkou, para acudir al cuadragésimo
cumpleaños de Philip, hijo del magnate naviero Stavros Niarchos, archienemigo
de Aristóteles Onassis.
A su vez, Alecko era amigo de Marie-Chantal, a quien convenció para que asistiera a la fiesta. En su mente tenía previsto sentarles juntos, como así sucedió. Y surgió el amor. Pablo declaró a la revista ¡HOLA! que "fue amor a primera vista (…) Enseguida me llamaron la atención sus rasgos delicados y su impresionante belleza". Robert Miller empezaba a frotarse las manos. ¡Cuánto deseaba que su hija
entroncase con una Familia Real europea!
Una de las personas que encubrió el romance fue el entonces príncipe Felipe VI (54), primo hermano de Pablo y uno de sus más íntimos amigos junto al que estudiaba en el campus de Georgetown. Cuando Marie-Chantal tuvo claro que la relación iba viento en popa a toda vela, dejó su trabajo en Nueva York donde había colaborado con Andy Warhol para trasladarse cerca de su novio en Washington.
Tras anunciarse el compromiso, Pablo de Grecia y Marie-Chantal Miller se casaron el 1 de julio de 1995 en la catedral de Santa Sofía de Londres por el rito ortodoxo. Los Grecia ya podían respirar aliviados porque la novia llegó con una dote de 177 millones de euros, la misma que les dio a sus otras hijas. Un hecho inaudito: la reina Isabel II asistió como invitada -sólo acudía a las ceremonias de familiares directos- al igual que Juan Carlos I (85).
En la actualidad forman un matrimonio sólido que aspira a ocupar el trono griego en el supuesto caso de que se aboliera la república. Han tenido cinco hijos de portada de revista: María Olympia (26), Constantino Alexios (24), Achileas Andreas (22), Odysseas Kimon (18) y Arístides Stavros (14).
Durante una buena temporada, Nicolás de Grecia fue el soltero de oro más codiciado del circuito de la jet set. Se le adjudicaron romances con Elle MacPherson (58), Gwyneth Paltrow (50), e incluso con la princesa Victoria de Suecia (45), pero el tercer vástago de Constantino II y Ana María encontró el amor de su vida en 2003 gracias a su cuñada Marie-Chantal.
Ambos se encontraban esquiando en Gstaad cuando la millonaria inglesa le presentó a su cuñado a una atractiva rubia licenciada en sociología por la prestigiosa universidad de Georgetown -allí estudiaron el rey Felipe VI y Pablo de Grecia- que ejercía como relaciones públicas para Diane von Fürstenberg (76) en Londres.
Se trataba de Tatiana Blatnick (42), hija de Ladislav Vladimir Blatnik, un astuto judío que migró a Venezuela para huir del nacionalsocialismo y gracias a su ingenio fundó una fábrica de zapatos por la que llegó a ser conocido como el rey del calzado. En los años sesenta, Ladislav y la estrella de Hollywood Natalie Wood fueron pareja, pero nunca llegaron a casarse.
Sí se atrevió a dar el gran paso con Marie Blanche Bierlein, descendiente del rey Jorge II de Inglaterra y del príncipe elector Guillermo II de Hesse-Kassel. Tras quedarse viuda, Marie Blanche se casó con el multimillonario inversor Attilio Brillembourg, una de las grandes fortunas de Venezuela.
Nicolás y Tatiana mantuvieron su romance en secreto hasta que durante los JJOO de Atenas en 2004 se dejaron fotografiar por primera vez. Eran los eternos enamorados. Ambas familias ansiaban que llegara el compromiso, pero los tortolitos se hacían de rogar hasta que en 2009 lo anunciaron oficialmente cuando el joven le dio a su prometida un anillo con un impresionante zafiro que había pertenecido a Ingrid de Suecia y reina consorte de Dinamarca.
De esta manera, una nueva fortuna se unía a la Familia Real griega. El enlace se celebró el 25 de agosto de 2010 en la isla griega de Spetses y, a diferencia de sus
hermanos, solo asistieron 380 invitados. De momento no tienen hijos. La última gran conquista de los Grecia la protagonizó el príncipe Philippos de Grecia (36) con millonaria Nina Flohr (35) cuyo padre, el empresario suizo Thomas Flohr (62), se convirtió hace unos meses en el dueño de la mayor flota de aviones privados del mundo.
VistaJet tiene más de 350 aeronaves que surcan los cielos con millonarios y celebridades. En 2018, la revista Forbes calculaba su fortuna en 2.300 millones de dólares. En la actualidad ha aumentado considerablemente. El gran pilar en la vida del multimillonario es esposa Katharina, editora de joyas para la revista Tatler, puesto para el que tuvo que mudarse a Londres, lo que propició el encuentro entre Philippos y Nina.
La primera vez que se vio públicamente a la pareja fue en la boda de la princesa Eugenia de York (32) con Jack Brooksbank (32). Los novios se casaron por lo civil en diciembre de 2020 en la estación de esquí de Saint Moritz, pero el 23 de octubre lo hicieron por el rito ortodoxo, tal y como hicieron los padres y los tíos del novio (los eméritos) en la Catedral de la Anunciación de Santa María en Atenas.
Fue el primer enlace real en cincuenta y siete años. En el interior del templo religioso estuvieron los nombres más importantes de la jet set internacional como los Borbón, los Hannover, los Dinamarca, los Casiraghi, los York, los Getty, Eugenie Niarchos (36), etc. Tampoco tienen descendencia.