Jornada triste para los helenos. La mañana de este lunes, 16 de enero, ha tenido lugar la despedida de quien fuera su último Rey, Constantino II, fallecido el pasado día de 10 a los 82 años. Familiares, amigos y representantes de las distintas casas reales de Europa se han reunido en la Catedral Metropolitana de Atenas para dar el último adiós al soberano y brindar su apoyo al entorno. Muy conmovida y sin poder contener las lágrimas, la reina Sofía (84 años), junto a Juan Carlos I (85) ha seguido la ceremonia.
La Emérita fue de las primeras en llegar, acompañada de su marido, sus hijas, las infantas Elena (59) y Cristina (57), los hijos de éstas y su hermana, Irene (80). De riguroso luto y con una actitud tranquila, Sofía entró en el templo para despedir a su hermano. Una vez en la Catedral no pudo mostrar la misma serenidad. La Reina se derrumbó, sin poder contener las lágrimas mientras seguía el discurso de su sobrino Pablo (55), convertido en el nuevo jefe de la Casa Real griega.
Aunque es una mujer fuerte y serena, esta vez la reina Sofía no ha podido frenar los sentimientos y ha mostrado su profundo dolor por la pérdida de su hermano. No se le veía llorar así desde el entierro de su suegro, Juan de Borbón y Battenberg, en 1993.
En la misa de despedida de Constantino, la reina Sofía ocupó la segunda fila, acompañada del rey Juan Carlos I y su hermana, Irene. Justo detrás de su cuñada Ana María de Grecia (76). La mujer del último soberano heleno tampoco pudo contener las lágrimas mientras escuchaba con atención las palabras de su primogénito.
En la ceremonia también estuvieron los reyes Felipe VI (54) y Letizia (50), quienes llegaron a la Catedral poco después de los Eméritos. Tras un breve intercambio de palabras con los hijos de Constantino, entraron en el templo. La Reina, sin santiguarse -un gesto que no es extraño en ella, debido a sus creencias religiosas-, ocupó su lugar. Antes de sentarse y desde la distancia saludó a sus sobrinos, los hijos de las infantas Elena y Cristina, lanzándoles un beso.
Hasta la Catedral también se acercaron otros representantes de las diferentes casas reales europeas. La reina Margarita de Dinamarca (82), cuñada de Constantino, acudió junto a sus dos hijos, Federico (54) y Joaquín (53), para arropar a la princesa Ana María. Máxima (51) y Guillermo de Holanda (55), Alessandra de Osma (34) y Christian de Hannover (37), Alberto de Mónaco (64) o la princesa Ana de Inglaterra (72), tampoco faltaron a la despedida del último Rey de los helenos.
La ceremonia duró casi una hora y concluyó con aplausos y vítores al soberano fallecido. Fuera de la Catedral, los helenos gritaban "Constantino" con gran emoción, aclamando así a quien fue su último monarca. Previo a la misa, más de 5.000 personas se desplazaron hasta el templo.
Aunque el Gobierno heleno decidió que el funeral debía celebrarse como acto privado -la monarquía en Grecia fue abolida en 1974- y no se preveía una capilla ardiente, finalmente, se cumplió con el deseo familiar de dar a la población la oportunidad de acercarse al féretro por un par de horas.
Tras salir de la Catedral Metropolitana de Atenas, los asistentes a la ceremonia abandonaron las inmediaciones del templo en orden y siguiendo las instrucciones del protocolo. Al igual a que a su llegada, la reina Sofía se marchó junto a Juan Carlos I, saludando y agradeciendo el apoyo de los ciudadanos griegos.