Con el corazón roto por el exilio de su padre y preocupada por algunos conflictos con sus hijos, la infanta Elena (59 años) se encamina hacia los 60 siempre en la sombra, velando por la salud de la Institución, la misma que la vetó en el trono por ser mujer. Es bisnieta, nieta, hija, sobrina y hermana de Reyes y tiene un profundo sentido del deber, heredado sin duda de la emérita Sofía (84). Quizá por eso mantiene una actitud distante y en ocasiones hermética con los medios, aunque no ha podido evitar que algunos detalles de su vida íntima hayan trascendido; y no todos son de color de rosa.
Ahora, un nuevo libro escrito por Núria Tiburcio, titulado Elena. La infanta castiza desvela alguno de sus más íntimos secretos, trazando un perfil completo de la hija mayor de Juan Carlos I (85), la que más se parece a él y su mayor apoyo en los momentos difíciles. De sus relaciones familiares y sus vínculos con Letizia (50) habla largo y tendido esta experta en realeza.
Desde 2014, cuando su hermano subió al trono y su papel como representante de la Casa Real desapareció casi completamente, Elena de Borbón y Grecia ha tenido que lidiar con los escándalos del Emérito, los de sus propios hijos, la separación de su hermana Cristina (57) y la soledad de su madre. Lo ha hecho en silencio, con cierta abnegación y ocultando en muchas ocasiones su tristeza. En este repaso que hace el libro de su vida destaca su verdadera relación con la Reina, el dolor por la ausencia de su padre y su preocupación por Victoria Federica (22) y Froilán (24).
Los motivos de su distanciamiento
La infanta Elena fue de las últimas personas en conocer a la novia de su hermano, pero supo desde el principio que era la mujer definitiva en la vida del entonces príncipe Felipe (54). "Cuando conoció a Letizia fue todo muy cordial, pero Elena ya sabía que eran la noche y el día", se puede leer en el libro. También lo supo la Reina para quien la infanta vivía en una burbuja, como el resto de la familia, además de tener "un carácter retraído, que le costó descifrar".
Pese a no tener gustos en común e ideas distintas en casi todo, la mayor de los Borbón se convirtió en inesperada consejera de su cuñada en lo que a moda se refiere. Fue ella quien le recomendó a Felipe Varela y a Lorenzo Caprile (55) para ir adaptando su estilo a su nuevo papel en la monarquía. También participó en los preparativos de su boda con el heredero y en el bautizó de la princesa Leonor (17), cuyo nacimiento fue una gran alegría para Elena. "No solo ganaba una sobrina, también se aseguraba así el futuro de la institución". Ella siempre prensando en la monarquía.
Los primeros años fueron dulces entre ellas, pero hubo una traición por parte de Letizia que la protagonista de este nuevo libro nunca le ha perdonado: su amistad con Jaime de Marichalar (59). "La gota que colmó el vaso para Elena fue el claro posicionamiento de Letizia tras su separación. La esposa de don Felipe se convirtió en un baluarte de Jaime, en aquel momento roto por el cese de la convivencia", relata Tiburcio. Hay que recordar que en 2014, la entonces princesa de Asturias acudió a darle el pésame a su excuñado tras la muerte de su madre, Concepción Sáenz de Tejada, y se les vio paseando cogidos del brazo: "A Elena le costó perdonarle lo que ella considera un desprecio".
A partir de ahí las relaciones se enfriaron mucho, afectando a sus respectivos hijos que dejaron de verse tanto como antaño. La infanta nunca ha entendido la manera de concebir la institución y los cambios que ha hecho en la misma Letizia desde que se convirtió en consorte. Una de las cosas que más le ha chocado siempre es el afán por guardar la privacidad de sus hijas. Para ella, sus sobrinas, representan el futuro de la Corona y "los españoles debían conocerlas".
Precisamente esa obsesión de protección de Leonor y Sofía fue lo que provocó el incidente de la catedral de Palma en 2018 con la Emérita, algo intolerable para Elena de Borbón y Grecia. "Aquel fue el punto de no retorno", explica la escritora. Aunque la infanta nunca habló personalmente con su cuñada del tema, la relación entre ambas nunca volvió a ser la misma. "Tras el rifirrafe real, que Elena no olvida, sus encuentros han sido contados. No coincide nunca con ella, ni siquiera cuando visita la Zarzuela para ver a su madre o para practicar equitación. Y si coinciden, la conversación es corta: '¿Hola, ¿qué tal? ¿Cómo están los niños? Adiós".
A esto hay que sumarle la publicación del libro Adiós, princesa de David Rocasolano, primo de Letizia, en el que se contaba que su familia se burlaba de los Borbón: "Poco le importa a Elena lo que pensaran, pero no perdona una traición como aquella a unas personas a las que se les abrieron todas las puertas".
Su complicado papel como madre
Durante los últimos años, la duquesa de Lugo ha tenido que lidiar con la rebeldía y los escándalos de su hijo mayor y también con la inesperada decisión de su hija de dar el salto a las redes sociales, algo que no le hace ninguna gracia. Así lo explica Núria Tiburcio: "Cuando Victoria Federica le contó a la infanta su intención de convertirse en influencer, aunque ella misma prefiere llamarlo influyente, se quedó de piedra. Sabía que a su hija le gustaba que los medios la alabaran por su estilo, pero de ahí a dedicarse profesionalmente a ello había un paso. [...] Victoria Federica pensaba que su madre no la entendía".
Más abierta ha sido en el tema de los novios, Mar Torres (23), novia de Froilán, estuvo muchas veces en casa aunque no tenía muy buena sintonía con ella. En cambio, sí congeniaba con el torero Gonzalo Caballero (31) y con Jorge Bárcenas (24), dos de los hombres que han pasado por la vida de Victoria Federica.