Los problemas se le acumulan al soberano británico a poco menos de dos meses de su coronación. Esta vez el conflicto no viene por parte de su hijo Harry (38 años), toda una novedad, sino que tiene como protagonista a su hermano, Andrés de York (63). Su relación no pasa por su mejor momento. Primero fue la decisión de Carlos III (75) de que se traslade a vivir a Frogmore Cottage obligándole a dejar Royal Lodge, donde lleva mucho tiempo residiendo, y ahora es el dinero el motivo del enfrentamiento.
El tercer hijo de Isabel II y el duque de Edimburgo no tiene obligaciones reales, desde que fue despojado de ellas por su madre a raíz del escándalo Epstein, y su modo de vida no parece encajar en el propósito de austeridad del nuevo Rey, que busca recortar gastos presupuestarios. Aunque Andrés había reclamado que le permitieran administrar las propiedades de la Familia Real, incluida Balmoral, Carlos III le ha dicho que no.
Esto ha enfadado profundamente al duque de York, pero aún más el hecho de que algunos de sus gastos no vayan a ser sufragados ya con el dinero del Ducado de Lancaster, que es la entidad que sostiene económicamente a la Monarquía. A diferencia de otros países, en Inglaterra la institución no obtiene presupuesto anual a cargo del Estado. El exmarido de Sarah Ferguson (63) se queja de que no tiene dinero, pues no ha heredado nada tras la muerte de su madre.
Aún así, no se priva de nada. Según informa el periódico británico The Sun, Andrés cuenta con un gurú de yoga que lo trata habitualmente y que suele pasar un mes al año en su residencia. Sus servicios le cuestan alrededor de 36.000 euros anuales y cuando ha pasado los gastos para que sean pagados, el Rey ha dicho basta. Ha sido una sorpresa para el duque, pues Isabel II siempre le permitió estas licencias y no dudó en sufragarlas. Ahora tendrá que hacerlo él mismo.
“Si bien la Reina siempre estuvo feliz de complacer a su hijo a lo largo de los años, Carlos está mucho menos inclinado a financiar tales indulgencias, particularmente en una era de crisis como ésta", dice una fuente al citado medio. La decisión del soberano está muy fundamentada: "Las familias están luchando y, con razón, se opondrían a la idea de que se paguen decenas de miles de dólares a un gurú indio para que brinde un tratamiento holístico a una realeza que no trabaja y vive en su mansión de gracia y favor. Esta vez, el Rey vio la factura y pensó que su hermano estaba bromeando".
Llueve sobre mojado, porque el soberano también ha eliminado la seguridad de su hermano, a cargo del Estado, ha cerrado su oficina en palacio y le ha expulsado de Buckingham, donde tenía un dormitorio reservado para él. También va a recortar su asignación anual, que hasta ahora ascendía a unos 280.000 euros al año. En medio de este clima hostil, el príncipe se estaría planteando conceder una entrevista en televisión para intentar recuperar el favor de los británicos. Su popularidad está en mínimos históricos tras los escándalos en los que se ha visto envuelto. El periódico The Mirror afirma que ya hay dos importantes cadenas estadounidenses que buscan hablar con él en exclusiva.
De cara al próximo 6 de mayo, día de la coronación de Carlos III, no sólo habrá que buscar cómo encajar el papel de los duques de Sussex, Andrés también está molesto porque no se le permite usar las túnicas ceremoniales tradicionales. Lo mismo sucedió en el entierro de Isabel II, donde tampoco pudo vestir uniforme militar al estar alejado de las obligaciones reales.