La coronación de Carlos III (74 años) no tiene lugar hasta el próximo 6 de mayo, pero su agenda oficial no esperará a ese día. Desde el pasado 8 de septiembre, cuando falleció Isabel II y él pasó a ocupar el cargo de rey, sus compromisos no han dejado de crecer, aumentando también de intensidad.
Tras unos meses centrado en las islas británicas y los países de la Commonwealth, el soberano británico va a dar comienzo a una nueva etapa de su reinado con la llegada de su primera gira en el extranjero, que empezará al final de esta misma semana.
El próximo domingo, 26 de marzo, Carlos III, acompañado de su mujer, la reina consorte Camilla (75), pondrá rumbo a Francia para realizar una visita que durará hasta el día 29 y que busca reforzar los lazos históricos que unen ambos países. Su objetivo no es otro que simbolizar la relación amistosa y de confianza entre el mandatario galo y el Rey.
Durante cuatro jornadas, la pareja real realizará un pequeño recorrido que tendrá a las ciudades de París y Burdeos como puntos destacados. En la capital se reunirán con el presidente, Emmanuel Macron (45), y su esposa, Brigitte (69), quienes el día de su llegada les guiarán hasta el Arco del Triunfo para realizar la tradicional ofrenda floral a la Tumba del Soldado Desconocido.
También asistirán a la inauguración oficial de una nueva exposición de Édouard Manet y Edgar Degas en el Museo de Orsay. Carlos III, por su parte, también se dirigirá a los miembros de la Asamblea Nacional. El punto álgido tendrá lugar en la noche del lunes 27, cuando se ofrecerá una cena de Estado en su honor. La cita será en el palacio francés más conocido y visitado, Versalles, cuyos espectaculares jardines y habitaciones serán testigos de una velada que estará marcada por la pompa, las tradiciones y los grandes looks.
Durante estos días en París tendrán muy presentes a Isabel II. Todo apunta a que los Reyes se alojarán en un lugar del que la difunta soberana estaba enamorada, el Hôtel de Charost. Se trata una mansión privada del siglo XVIII, ubicada en el centro de la capital y cuya función actual no es otra que ser la sede de la embajada británica en Francia. Un lugar sublime que tiene la particular ventaja de estar situada a tan solo unos pasos del palacio del Elíseo.
Si bien no hay confirmación oficial, diferentes medios de comunicación franceses, como Gala, afirman que pernoctarán ahí. Así lo afirma el historiador Kévin Guillot, que recuerda que Carlos III ha visitado el país, de manera oficial o privada, más de treinta veces y que, cuando lo hace, "duerme en la embajada británica" siguiendo los pasos de su madre.
La elección
Si bien Carlos III podría haber elegido cualquier otro país del mundo, que optara por Francia no es fruto de la casualidad, sino que forma parte de un nuevo homenaje a su progenitora, quien tuvo una estrecha relación con esta nación europea. Isabel no solo hablaba a la perfección la lengua de Molière, su cóctel preferido era francés de origen, el Dubonnet con ginebra.
Un guiño con el que parecía querer recordar la gran influencia que Francia tuvo en su país, cuya lengua llegó a ser el idioma diplomático de la corte, y que hoy día sigue presente en el escudo de armas del Reino Unido. En él se puede leer el lema Dieu et mon droit, en español, "Dios y mi derecho".