La histórica coronación de Carlos III de Inglaterra (74 años), el sábado 6 de mayo, ha dejado momentos para el recuerdo y anécdotas de todo tipo. Fueron cinco horas llenas de emociones y nervios que culminaron con la salida al balcón del Palacio de Buckingham. Las ausencias de Andrés de York (63) y Harry (38) eran esperadas, así que nadie contaba con verles en esa foto familiar. En ese crucial momento, el príncipe Louis (5) se convertía en uno de los grandes protagonistas, con sus muecas y su particular manera de aplaudir mientras veía el desfile de aviación. También acaparó miradas en el interior de la Abadía de Westminster aguantando estoicamente las dos horas de ceremonia, aunque en ocasiones parecía acecharle el sueño y el cansancio.
Todo transcurrió con cierta normalidad, a excepción de fotos curiosas y algunos contratiempos como las protestas de parte de la población o los problemas del soberano a la hora de que la corona le fuera colocada en su regia cabeza. Entre los invitados, dos nombres propios, Katy Perry (38) y Oliver Cholmondeley (13), el hijo de Rose Hanbury (39), que era uno de los pajes de la coronación. Éste es el resumen de los once momentos más destacados que se vivieron.
[Así ha sido la coronación de Carlos III y Camila, minuto a minuto]
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Los problemas con la corona del Rey
Aunque la corona de San Eduardo había sido reformada para que se ajustara bien a la cabeza del Rey, lo cierto es que el arzobispo de Canterbury tuvo algunos problemas para conseguir encajarla. Más sencillo fue en el caso de Camila, aunque ella se mostraba incómoda porque el pelo se le metía en los ojos y cuando tuvo que levantarse caminaba con cierta inseguridad. Hay que recordar que las piezas pesan bastante porque son de oro macizo con una gran cantidad de gemas.
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Los momentazos del príncipe Louis
Como ya sucedió en los actos del Jubileo de Isabel II, el hijo pequeño de Guillermo y Kate regaló a los fotógrafos y cámaras de televisión presentes algunos momentos divertidos. Dos horas de ceremonia eran demasiado para Louis, de cinco años, que bostezaba de cuando en cuando o se quedaba absorto mirando al infinito. Ya de vuelta a Buckingham miraba con gesto serio a la multitud desde la carroza y en el balcón gesticulaba viendo los aviones del desfile y aplaudía.
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Los royals, en fila india
Una de las imágenes curiosas que ha dejado la coronación es ver a los miembros de la realeza europea esperando en fila india para entrar en la abadía. Letizia y Felipe VI en primer lugar, detrás los Reyes de Bélgica y los holandeses. Todos de pie, con paciencia, hasta poder acceder sin que se produjeran aglomeraciones.
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Los 'selfies' de Katy Perry
Fue, junto a Lionel Richie y la actriz Emma Thompson, la única estrella invitada a la coronación y tenía todo el sentido, pues actuaba en el concierto del domingo 7 de mayo. La presencia de Katy Perry en Westminster desató la locura de algunos fans, que no perdieron la oportunidad de sacarse una foto con ella. Siempre cerca y amable, la cantante se prestó a todo, aunque tuvo algún contratiempo para posar con su aparatosa pamela.
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Detenciones
Aunque la mayoría del pueblo británico se volcó en la coronación, también hubo algunas protestas y pequeños altercados . Pancartas con eslóganes por la abolición de la monarquía y con la frase: "No es mi Rey", y grupos por la protección del planeta como Just Stop Oil. Uno de sus miembros fue detenido por la policía británica.
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La majestuosidad de Charlotte
La hija de los Príncipes de Gales, pese a su corta edad, dio una lección perfecta de cómo ser una princesa. Vestida con una capa blanca de Alexander McQueen, merceditas y un tocado brillante. Charlotte no sólo cumplió con su rol durante la ceremonia, sino que se ocupó de ayudar a su hermano pequeño cuando tenían que leer durante la ceremonia y también le llevó de la mano hasta ocupar sus asientos en el templo.
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La humillación a Harry
Sin Meghan y con un papel muy secundario en la ceremonia, el príncipe entraba en el templo solo tratando de mantener la sonrisa. Esta imagen, en la que recibe un cariñoso gesto de uno de los invitados, es muy significativa. Aún así, se sentó en tercera fila junto a sus primas, y no en la fila diez como se había dicho. Lo que no cambió fue la decisión del Rey de que no saliera al balcón de Buckingham a saludar junto al resto de la Familia Real.
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Un soldado desmayado
Fueron muchas horas y mucha emoción y eso acaba pasando factura. Uno de los oficiales que velaban por la seguridad del evento colapsó y tuvo que ser ayudado por sus compañeros. Finalmente, lo sacaron de allí en camilla. Sucedió algo parecido durante el velatorio de Isabel II.
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El mundo en sus manos
Terminada la coronación, el Rey sale de Westminster con su corona, el cetro y el orbe en sus manos, símbolos de su poder. La lluvia reinante en Londres hizo necesarios los paraguas, aunque Carlos III iba bien protegido con su manto real.
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La simpatía de Emma Thompson
La actriz, que ostenta la distinción de Dama del Imperio británico, fue de las primeras en llegar al filo de las nueve y media de la mañana, hora española, también la más expresiva. Se nota que se sentía feliz porque regaló muecas y gestos de alegría a su llegada. Emma Thompson en estado puro.
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El incómodo compañero del príncipe George
El primogénito de Guillermo y Kate de Gales ejerció como paje en la ceremonia, junto a otros ocho niños entre los que se encontraba uno especial. Se trata de Oliver Cholmondeley , hijo de Rose Hanbury, supuesta amante del príncipe, situado a su derecha. George cumplió a la perfección con su papel y tan concentrado estaba que se le escapó este gesto con la lengua fuera.
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La cola del vestido de Camila
La Reina vestía un increíble diseño blanco con una larga cola, que hizo necesaria la ayuda de varias personas para poder subir las escaleras de entrada a la abadía con comodidad. No fue tan fácil como parecía en un principio y Camila tuvo que parar para recolocar la tela antes de proseguir. El diseño era de Bruce Oldfield, uno de sus preferidos y que curiosamente también lo fue de Lady Di durante una época.
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La sonrisa final
Antes de abandonar el balcón para dar por terminado el día de la coronación, Carlos III y Camila se dedicaron esta sonrisa cómplice, muestra de su enorme felicidad. Contra todo pronóstico, su historia de amor, tan criticada y llena de dificultades, ha terminado de la mejor manera: con dos coronas sobre sus cabezas y un futuro esperanzador como Reyes británicos.