Cuando se refieren a este proceso como el juicio del siglo, sin duda lo es, para desesperación de la Familia Real británica, que nunca hubiera querido que esto sucediera. Los peores pronósticos sobre los riesgos a los que se enfrentaba el príncipe Harry (38 años) en su batalla legal contra el grupo editor Mirror Group Newspapers se están cumpliendo. Muchas cosas de su vida íntima y privada, ésa que él siempre ha intentado proteger, salen a luz durante el interrogatorio al que ha de responder.
En las sesiones iniciales ya se han tocado temas espinosos. Uno de ellos, aquel escandaloso episodio sucedido en 2006 cuando el periódico Sunday People afirmó que el hijo de Carlos III (74) había estado en un club erótico con unos amigos y se había dejado ver con una stripper sentada en su regazo, lo que habría enfadado muchísimo a la que entonces era su novia, Chelsy Davy (37).
Harry no negó haber estado allí, pero le dijo al juez que las informaciones dadas sobre su situación con esa bailarina eran "incorrectas". También afirmó que "hasta donde yo recuerdo" su pareja no "se volvió loca" como decía la publicación por ese encuentro con la stripper. Según su versión, todos esos detalles sobre su noche de fiesta habían sido obtenidos por un periodista que hackeó un teléfono móvil y gracias a un portero del local pagado por los demandados.
Son muchas las preguntas que ha tenido que responder sobre su relación pasada con Chelsy, ya que en su día ocupó muchos titulares y portadas, especialmente cuando se produjo la ruptura.
Harry cree que muchas de las informaciones que se dieron sobre ellos fueron fruto de escuchas ilegales y también considera que este clima de acoso mediático influyó negativamente en su noviazgo: "Este tipo de artículos me hicieron sentir como si mi relación con Chelsy estuviera condenada al fracaso. En última instancia me llevaron a tomar la decisión de que una vida dentro de la realeza no era para ella, lo que fue increíblemente molesto para mí en ese momento".
Pero no son éstas sus declaraciones más escandalosas, pues en la primera jornada del juicio el duque de Sussex tocó otro tema delicado: los rumores vertidos en la prensa que aseguraban que su verdadero padre era James Hewitt (65), amante de Lady Di. Harry asegura que llegó incluso a dudar sobre que pudiera ser cierto.
Sólo tenía 18 años cuando oyó la historia por primera vez: "Entonces yo no sabía que mi madre lo había conocido después de tenerme a mí y me enteré cuando ya tenía 30 años". Es por ello que califica todas esas especulaciones como "hirientes, mezquinas y crueles". Incluso le llevaron a pensar que podría "ser expulsado de la Familia Real".
El marido de Meghan Markle (41) ha perdido los nervios en algunos momentos de las sesiones y también se ha emocionado en otros. Dispuesto a ganar esta batalla, reconoce que su obsesión por la privacidad le ha llevado incluso a estar algo paranoico: "Siempre escuché a la gente referirse a mi madre como paranoica, pero no lo era. Tenía miedo de lo que realmente le estaba pasando y ahora sé que yo era igual".
Lo que persigue con este proceso es "salvar el periodismo como profesión" además de asegurarse poder vivir su vida personal y familiar sin el acoso al que se ha visto sometido "desde que nací".