Por qué la emérita Sofía no tiene amigos: la incógnita que desvela el segundo capítulo de su documental
En la nueva entrega de 'Sofía y la vida real', titulada 'Una Reina golpe a golpe', se habla, además, de la trágica muerte de su madre, Federica.
22 junio, 2023 02:05Este pasado miércoles, 21 de junio de 2023, EL ESPAÑOL ha tenido acceso en primicia a los capítulos de Sofía y la vida real, la serie documental dirigida por David Trueba que narra la historia, de luces y sombras, de la reina emérita, Sofía (84). Tras el primer episodio, titulado Cuándo no eramos nadie, toca desgranar los acontecimientos que ocupan el segundo, que recibe el nombre de Una Reina golpe a golpe.
Porque de eso, precisamente, está compuesta la intensa -y trágica y sufrida- vida de la mujer de Juan Carlos I (85): de golpes en forma de traición, dolor y renuncia. Se podría decir que la Emérita es la eterna sufridora, con una vida al servicio de los españoles, y con una frase marcada a fuego que le entonó su madre, Federica, tras la primera y pública infidelidad de su marido: lo único importante es la Monarquía.
Y por eso ella "aguanta el tirón" cuantas veces sea necesario, como sostiene la periodista Pilar Urbano que es la frase que más repite la madre de Felipe VI (55). En ese aguante cabe todo, desde soportar infidelidades, hasta escándalos y pérdidas familiares y control férreo de las emociones.
En estos años, a Sofía "no se le ha movido un músculo de la cara. (...) No se es capaz de saber qué es lo que hay detrás de esa máscara. (...) Son muy pocas las personas que pueden decir quién es Sofía", son algunas de las manifestaciones que diversos periodistas y expertos en Casa Real exponen en este segundo capítulo.
El episodio arranca en enero de 1976. A las pocas semanas de ser Reyes, la reina Sofía descubre que Juan Carlos I le está siendo infiel. "La primera gran infidelidad pública", señala Jaime Peñafiel (91). Juan Carlos, gran cazador de toda la vida, se va a una finca al lado de Madrid, en los montes de Toledo, a practicar su pasión. Ese día, tal y como se relata en la serie, Sofía, después de comer, le dice a sus hijos "vamos a ir a ver a papá".
No obstante, la sorpresa se la lleva la propia Reina. Cuando llega a la casa, no hay nadie y sale el dueño de la finca, descompuesto al verla. A Sofía "le están poniendo dificultades para encontrarse con su marido". Harta, aparta al hombre y entra Sofía en la casa, abre puertas y se encuentra al Rey: Juan Carlos estaba en la cama con otra mujer.
Tras el shock, Sofía pegó un portazo, hizo las maletas y se fue a la India a visitar a su madre. "Se montó la mundial", recuerdan en el documental, y añaden: "Salió la noticia de que Sofía se había ido con sus hijos. (...) No actuó como una Reina. Actúa como una mujer herida. (...) La Reina no se puede marchar de España llevándose al príncipe heredero".
Su madre, Federica, le explica qué es ser una Reina. "La reina Federica le dice que tiene que volver. A una princesa o a una Reina su marido nunca le engaña. Y si le engaña, nunca se entera", pronuncia Pilar Urbano.
En ese punto, la serie viaja a unos meses atrás. Al 1 de octubre 1975. Se trata de la última comparecencia de Francisco Franco antes de morir. Allí están Juan Carlos y Sofía, haciendo el "papel institucional que les corresponde". La cara de Juan Carlos era de una "seriedad tremenda". Incomodidad y tensión son términos que se apuntan en la serie.
"Parecían dos invitados que están incómodos en aquella celebración. (...) Juan Carlos tenía que estar en esa foto, no había otra opción", sostiene y opina José Manuel García-Margallo (78). Se apostilla: "Sofía jugó un papel muy importante en aquellos años oscuros. Tenía un papel más importante que el del propio Juan Carlos".
El 20 de noviembre 1975 muere Franco. "El Rey empieza su reinado en unas condiciones terribles. Los franquistas no contaban con él para nada. (...) Había una imagen de persona torpe, boba e incapaz. Como medio títeres", se apunta en la serie.
El 22 de noviembre de ese año Juan Carlos I es proclamado Rey en un momento crítico. "El vestido color fucsia de Sofía en pleno luto con Franco de cuerpo presente... ese vestido es hacia donde se dirigen todas las miradas. Una elección precisa y concreta, para subrayar que empieza un tiempo nuevo", se asegura.
En ese punto, cuenta Peñafiel: "Cuando termina esa ceremonia, Juan Carlos me llama y me dice que vaya a las siete a la Zarzuela. Me los encuentro a los dos solos. No había nada, ni nadie, ni escoltas. Acaban de entronizarlo y no había nadie. Juan Carlos, sentado en su mesa de despacho; ella sentada en una banquetita. Eran las 22 y yo todavía estaba allí con ellos. Nadie llamó a esa puerta ni ese teléfono sonó. El Rey tenía muy pocos apoyos y entre ellos, muy firme, el de la Reina".
Tal y como recuerda Carmen Gallardo, "Juan Carlos dijo que su mujer era Reina las 24 horas del día". Se sostiene, además, en el especial de Trueba que Sofía "tiene un gran sentido del deber. (...) Ella dice que hay tres palabras que no se pueden decir: no me apetece".
Sobre su perfil como Reina y mujer, se reflexiona: "Ser Reina es no tener amigos, estar al servicio de los demás. Siempre ofrecer la cara amable. Ella es un personaje más que una persona. Es muy difícil de conocer porque no exterioriza". Pilar Urbano abunda en esta cuestión: "Es una mujer que sabe sufrir y que no se note. Tiene un juego de desdoblamiento. Eso lo ha contado ella misma, que se sale de sí misma y ve las cosas desde fuera".
Mercedes Milá (72) señala: "Alguien que es Reina de un país, o pones un poquito de distancia o te abrasan". Mucho se ha especulado, durante décadas, sobre si Sofía -natural de Grecia- se ha molestado en conocer el castellano y en hablarlo: "Ha aprendido un castellano no académico y no cortesano. Utiliza expresiones castizas, pero el acento no se lo ha quitado nunca".
"En casa hablamos indistintamente el español y el inglés", cuenta José Bono (72), expresidente del Congreso y exministro de Defensa, que le dijo Juan Carlos I en una ocasión. De su faceta como madre, se hace constar en Sofía y la vida real que la Emérita ha sido "una madre reina. Ella es una madre protectora total".
Acerca de cómo son los caracteres de los hijos, se explica que Elena (59) "es la más Borbón, es de carácter fuerte. Tiene los mismos gustos y aficiones que su padre. No parece hija de Sofía, son antagónicas. (...) Cristina (58) se parece a su madre en muchas cosas. Tiene esa parte de amor a la familia y de compromiso social".
El más parecido a la reina Sofía es Felipe VI: "Felipe es su tesoro. Sofía se vuelca en el hijo, no en los hijos. (...) Lo ha creado a su imagen y semejanza. Cuando se diluye el amor -con Juan Carlos-, dedica toda su afectividad a su hijo. 'Yo estoy muy enamorada de mi hijo', ha llegado a decir. (...) Juan Carlos dijo 'tiene que salir ya de las faldas de su madre'".
La muerte de Federica
El 6 de febrero de 1981, Juan Carlos I y Sofía viajan a Baqueira Beret a esquiar. Al mismo tiempo, la madre de ella, Federica, se somete a una pequeña intervención en los párpados. "Se quería quitar unas manchas de grasa debajo del párpado. Va al médico. Se trata de una operación mínima. (...) La operación viene mal por el problema de corazón". Federica muere.
Aquella noche, Juan Carlos no quiso decirle a Sofía que se había muerto su madre. "Dijo 'no, no, no. Le he dicho que su madre está indispuesta y que se vaya a Madrid'", añaden. "No le confiesa ni la acompaña en el viaje de vuelta. Cuando ella se baja del helicóptero, el coronel de la base le da el pésame. Casi se desmaya. (...) Para ella esto es absolutamente devastador". Ella se tiró al suelo, llorando amargamente.
Golpe de Estado e inviolabilidad
"El 23-F hizo levitar a Juan Carlos. Empezó a digerir muy mal ese éxito. Ahí empieza a creer que puede hacer lo que quiera y cuando quiera. Lo que empezó como inviolabilidad se convirtió en impunidad. No hay reglas, el Rey puede hacer lo que quiera", opinan los expertos.
Ahí también comienza el Rey a frecuentar amistades peligrosas: "Círculos de interés permanente. Establecía beneficios recíprocos. Eran medio amigos, cómplices de negocios y colaboradores. Mario Conde, Ruiz Mateos, Alberto Cortina y Alberto Alcocer". "Eran compañías muy poco ejemplares", sentencia Bono.
La amistad es, precisamente, un término que nunca conoció la reina Sofía: "No cultivó ninguna amistad relevante en la sociedad española. La Reina me dijo 'yo no tengo amigas'. Los amigos íntimos los entendía como peligrosos. A la Reina nunca se la ha visto en un restaurante de Madrid, y el Rey no ha parado de comer huevos fritos en Lucio".
En esa dirección, se desliza: "Su círculo, sus confidentes, la gente de la que ella se fía y confía, es su hermana Irene. Es su amiga y confidente. Su paño de lágrimas. Y su prima, Tatiana. Son muy pocas las personas que pueden decir quién es Sofía. No se es capaz de saber qué es lo que hay detrás de esa máscara. Difícilmente su rostro muestra gran felicidad".
Sofía y la emoción
Resulta muy curioso que Sofía tan sólo haya llorado públicamente en el funeral de Juan de Borbón, el padre del Emérito: "Esa foto no le gusta porque de pequeña se puso a llorar y le dijeron 'las personas como nosotras debemos de tratar de no mostrar nuestros sentimientos en público'".
A partir de la muerte de Franco, Juan Carlos I empieza a hacer lo que quiere, con una "promiscuidad sexual muy acentuada (...) Enganche sexual". Aparece en escena Marta Gayá, "una señora decoradora mallorquina. Entrañable amiga. Fue su pareja oficial, la relación duró 14 o 16 años. Con Marta es un hombre joven".
Sofía decidió "aguantar el tirón". Era su frase. "Aguantar, porque la realeza de verdad se aguanta. (...) Para que la continuidad dinástica no chirriara se exigía discreción".