Pablo Urdangarin (22 años) ha concedido en las últimas horas una entrevista a la agencia EFE, en la Ciudad Deportiva Joan Gamper. El hijo de Iñaki Urdangarin (55) y la infanta Cristina (58) ha acudido al encuentro vistiendo un polo corporativo del Barça, unas bermudas y unas zapatillas clásicas de balonmano, las Adidas Samba grises.
Pablo ha recordado que empezó a jugar al balonmano ya "de muy pequeño", en el Liceo francés, aunque tuvo que dejarlo temporalmente cuando su familia se mudó a Estados Unidos, pues allí no había posibilidad de seguir practicándolo.
El hijo de Iñaki y la Infanta residió en Barcelona sus primeros nueve años de vida, después en Washington y, posteriormente, en Ginebra, donde se instaló su familia, antes de regresar a la capital catalana. "Cuando volví a Europa, pude seguir jugando. Después estuve en Alemania (Hannover) y ahí es cuando noté que era lo que quería hacer y me lo tomé más en serio", indica.
Pablo Urdangarin no tiene recuerdos de su padre como jugador: "Él se retiró antes de que yo naciese, yo soy del 2000 y él se retiró en ese verano, cuando mi madre estaba embarazada de mí. No lo he visto jugar, pero lo que me dicen es que era muy bueno".
Preguntado sobre si su padre le ha dado mucho "la matraca" con el balonmano, el nuevo jugador del Granollers sonríe: "Sí, sí. Me enseñó partidos y yo por mi cuenta también los he ido buscando y van apareciendo, se me hace un poco raro verle jugar, pero me encanta".
Asegura Pablo Urdangarin que de su padre ha aprendido mucho, no sólo como jugador, sino también la mentalidad que tenía para jugar, "de querer ser el mejor, de seguir trabajando cada día y, por ejemplo, de cómo gestionar el volver a jugar después de una lesión, que es algo muy difícil".
En lo educativo, estudia 'Sport Management', "una especie de administración de empresas, pero relacionado con el deporte", y su objetivo es acabar la carrera universitaria y después seguir disfrutando del balonmano hasta que pueda. "No tengo mucho plan aún", reconoce.
Pero cuando se le pregunta si volver al Barça podría ser parte de ese plan, a Pablo Urdangarin se le iluminan los ojos y admite que se trata "del mejor club del mundo", y que al final "cualquier jugador quiere volver al Barça o jugar en el Barça en cualquier momento de su carrera".
"Yo he tenido la suerte de jugar y, quién sabe, igual en algún momento de mi vida tendré la oportunidad de volver. Pero ahora viene un capítulo muy importante de mi vida, que es empezar con el Granollers, y tengo muchas ganas de darlo todo", cuenta.
Se planteó el cambio cuando su contrato con el Barça finalizó. "Es cuando te planeas muchas cosas, tienes dudas y no sabes qué pasará el año que viene. Hablas con los entrenadores, ves las opciones que tienes en el club y en función de lo que te transmitan empiezas a buscar cosas", insiste.
Y es que Pablo Urdangarin es consciente de que en su posición, la de extremo derecho, en el Barça tenía por delante a dos de los mejores del mundo, Aleix Gómez y Blaz Janc, de quienes reconoce que ha aprendido mucho.
Su idea es jugar, ahora que es joven, y "mejorar todo lo que pueda". Cree que en Granollers le va a ir "muy bien", y alaba la figura de su nuevo entrenador, Antonio Rama, al que califica como "un técnico increíble" y que ha firmado con el conjunto catalán "un año brutal".
"Tengo muchas ganas de empezar ya, de entrenar ya y de mejorar todo lo que pueda. Luego el futuro ya vendrá, yo creo que no hay que hablar del futuro, sino del presente y de disfrutar", añade.
Recuerda que ha tenido la oportunidad de vivir en diferentes partes del mundo y que eso le ha ayudado a no tener miedo de moverse por a otros países para jugar. "Tengo la suerte de que el año que viene me voy a quedar en Barcelona, cerca de mi gente, y estaré más a gusto, pero no descarto (en el futuro) irme fuera, ya se verá", añade.
Preguntado sobre el entrenador que más le ha marcado en su corta carrera, Pablo Urdangarin habla de Iker Romero, exjugador del Barça y que le dirigió en la cantera del Hannover en 2018.
"Fue el primer entrenador serio que tuve y me ayudó mucho a mejorar como jugador y como persona. Mentalmente también me ayudó mucho a cómo jugar fuera de España, en un país nuevo donde no hablaba bien el idioma. Fue un año que me ayudó mucho a madurar y también a mejorar como jugador", insiste.
Como jugador se define como "rápido y grande" (mide 1,94 m) y dice que es "un finalizador bueno", pero insiste en que le quedan "muchas cosas por afinar", sobre todo en defensa y en los pequeños detalles.
Su jugador ideal tendría la muñeca de Aleix Gómez y el físico de Dika (Mem) o de cualquier lateral potente. "A parte de eso, ya tengo cosas que estoy contento de tenerlas y tengo la cabeza para llegar donde quiero llegar", afirmó.
Asegura que en el Barça ha crecido mucho como persona. "Aquí he conocido a mucha gente que me ha ayudado con lo mío, por lo que estoy muy agradecido y los voy a tener cerca toda mi vida. En La Masia te enseñan muchos valores, no solo del club, sino de la vida en general, creo que los he podido aprovechar bastante y me han ayudado mucho a ser quien soy hoy en día", insistió.
Fuera de las canchas, Pablo Urdangarin admite que no es muy activo en las redes sociales. "Guardo mi privacidad, dentro de lo que cabe, prefiero guardar mi vida privada para mí mismo. Sigo a la gente que me interesa, a mis amigos, a mi familia, pero no soy de los que muestra su vida privada", comentó.
Además de sus estudios, fuera de las canchas de balonmano, a Pablo Urdangarin le gusta practicar otros deportes con sus amigos: "Juego a baloncesto, a pádel. Me gusta hacer planes con mi novia -Johanna Zott- y su familia, un poco de todo... Tengo primos en Barcelona, hago cosas con ellos, para sentirme más en familia".
Y confiesa que es "más de ver pelis y de series" que de leer. "Vi hace poco una serie en Netflix, Night Agent, y de pelis veo bastante, soy un aficionado", ha indicado.