Las primeras fotos de la princesa de Asturias en la Academia Militar de Zaragoza se han convertido en virales y han copado los titulares de la prensa nacional y extranjera. Leonor (17 años) se está adaptando a su nueva vida y ya luce su nueva imagen, con uniforme de cadete y rictus castrense. Firmeza y disciplina es lo que trasciende en la batería de imágenes compartidas por la Casa Real española con la que se da por comenzada esta etapa inicial de su formación.
Se enfrenta a unos meses con una agenda intensa: clases, formación, actividades de distinta índole y ejercicio. Muy concentrada y seria, la heredera al trono se va adaptando a esta primera fase de "acogida, orientación y adaptación a la vida militar" que durará un par de semanas. Ha cambiado su habitación de palacio por camaretas compartidas con otras cadetes, donde la austeridad es la nota predominante.
No recibirá ningún trato de favor y tiene como tutora a la teniente coronel Margarita Pardo de Santayana, hija del antiguo jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra Alfonso Pardo de Santayana, que actualmente está destinada en el Cuarto Militar del Rey. Las primeras imágenes de Leonor en Zaragoza esconden algunos detalles relevantes y curiosos que conviene repasar porque marcan la diferencia.
1. Un boli poco usual
Se ha podido ver a la Princesa tomando apuntes en una pequeña libreta durante sus primeros días de clase. Mientras la mayoría de sus compañeros utilizaban uno básico, transparente con el capuchón azul o negro, ella ha sorprendido con uno que es, cuando menos, llamativo. Se trata de uno de esos modelos promocionales que regalan algunos establecimientos y el suyo pertenece al hotel Zenit de Barcelona, como puede leerse en uno de sus laterales, donde aparece el logo y el teléfono.
Se desconoce si lo llevaba en su maleta cuando entró en la Academia y si, por contra, se lo ha prestado alguien, pero con él pudo tomar las notas pertinentes, muy atenta a las explicaciones y luciendo el reloj de Decathlon de 19,99 euros que llevará cada día. No se permiten joyas, pero sí este accesorio que mide la frecuencia del ejercicio y tiene cronómetro entre otras cosas.
2. La cadete con dos apellidos
Todos los alumnos del centro tienen un parche con su nombre bordado en la solapa de su chaqueta militar, además de una bandera de España en una de las mangas. Lo normal es que se use sólo el primer apellido en él, para facilitar las cosas, pero en el caso de la princesa de Asturias ha optado por añadir también el segundo, el de su madre. No es un trato de favor hacia ella, como algunos han interpretado ni una nota diferencial, ya que el reglamento de la Academia General Militar de Zaragoza lo permite. Aún así, no es habitual. Este ha sido uno de los detalles más comentados en Twitter.
3. Nuevas amistades para el futuro
En su entrada a la AGM se pudo ver a la heredera cargando personalmente con su maleta, como una más, y también compartiendo las primeras impresiones con los que van a ser sus compañeros durante este primer curso. Natural y muy cercana, no dudó en prestar un bolígrafo a una de las chicas con las que coincidió en la cola que, al parecer, necesitaba uno y no había llevado. Leonor, sin dudarlo un momento, le dijo: "Yo creo que tengo uno", abrió su bolso blanco de Adolfo Domínguez y se lo entregó.
Durante su paso por la Academia, tal y como sucedió con su padre, Felipe VI (55), y con su abuelo, Leonor entablará amistades que puede mantener a lo largo de su vida y que quizá le sean de ayuda cuando llegue a Reina. Cobran relevancia las palabras del emérito Juan Carlos (85) en una carta a su hijo fechada en 1984 en las que hablaba precisamente de esto: "Esa relación que se adquiere en las academias militares perdura a través de los años y supone el vínculo más fuerte que puede imaginarse entre quienes comparten la profesión de las armas".
Así fue. Prueba de ello es que el pasado mes de mayo, el Rey, aprovechando un acto institucional en Sevilla, realizó una visita secreta a un antiguo amigo, un teniente coronel del Ejército del Aire, compañero suyo de promoción de la Academia General de San Javier, que estaba enfermo.