Más de una década juntos y siempre envueltos en rumores de crisis. Alberto de Mónaco (65 años) y Charlène (45) atraviesan su etapa más complicada y copan los titulares de la prensa internacional por un motivo u otro. Las informaciones son confusas, pero hay novedades en la vida de la princesa que parecen evidenciar la ruptura con el vínculo real y también con el Principado. En plenas vacaciones, la inesperada decisión que ha tomado la exnadadora sudafricana ha hecho sonar todas las alarmas.

Como era sabido, la primera dama estaba presente en redes sociales con una cuenta pública de Instagram a través de la cual compartía algunas pinceladas de su vida personal. Aunque nunca ha sido demasiado activa, sí la ha utilizado para celebrar acontecimientos importantes e incluso para enviar mensajes de amor a su marido en fechas especiales.

Tenía un nutrido grupo de followers que, por el momento, no podrán seguirla en internet, pues Charlène ha tomado una determinación que les afecta y que ha causado estupor en los círculos de la realeza. Y lo hace en un momento delicado para la pareja que se dejó ver en público por última vez en el Baile de la Cruz Roja, el pasado mes de julio.

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El príncipe y su esposa, en el Baile de la Rosa 2023. Gtres

La princesa ha decidido eliminar su cuenta personal de Instagram, donde tenía como usuario el tratamiento de Alteza Real y que estaba debidamente certificada con el tick azul. Por ello, en estos momentos el único perfil oficial es el de palacio, a través del cual publican noticias de la agenda institucional. Se desconocen los motivos que han llevado a Charlène a hacerlo de esta manera tan drástica, pero no es casual que se produzca entre fuertes críticas y rumores sobre que el suyo es un matrimonio sólo de cara a la galería.

Los medios internacionales revelan que la princesa reside en Suiza y no en Mónaco y sólo ve a su marido previa cita. Alberto, por su parte, sigue en el Principado con sus hijos. Una fuente cercana a la pareja ha revelado al periódico francés Voici que son simplemente una "pareja ceremonial" y se reúnen casi exclusivamente para actos oficiales bien elegidos. De hecho, es normal ver al soberano solo o acompañado de alguna de sus hermanas en el cumplimiento de sus deberes. Un medio alemán añade además que "se turnan" para cuidar a sus hijos, Jacques y Gabriella (8).

Pese a todo, la pareja real ha pasado unos días de vacaciones con los mellizos en la Costa Azul, pero eso, lejos de acabar con los rumores de separación, ha desatado una nueva polémica. Alberto y Charlène han navegado a bordo del lujoso yate del oligarca de Kazajistán Bulat Utemuratov (65), poseedor de una gran fortuna y que en los últimos tiempos se ha visto involucrado en rumores sobre negocios sucios.

Juntos, pero no revueltos, podría ser el titular, ya que las fotografías publicadas por el periódico Bild no muestran cariño entre ellos y la princesa aparece triste y pensativa en todo momento. Pese a todo, el esperado comunicado sobre esta tan anunciada ruptura nunca llega. El propio Alberto de Mónaco lo ha desmentido en multitud de ocasiones, la última en enero.

Desde que su esposa regresó al Principado, en noviembre de 2021 tras permanecer unos meses en Sudáfrica a causa de una grave infección de oídos por la que tuvo que ser intervenida en varias ocasiones, ellos han pasado poco tiempo juntos. Durante su ausencia el soberano también tuvo que desmentir una y otra vez el divorcio. La vuelta a casa de su esposa tampoco disipó las dudas, pues casi inmediatamente la princesa ingresó en una clínica de lujo en los Alpes para recuperarse de la "fatiga física y emocional" que acumulaba. 

Abandonó el centro en noviembre de 2022, pero parece que jamás regresó al palacio, ya que su intención siempre fue vivir alejada de Mónaco. Incluso se apuntó la posibilidad de que existiera un contrato millonario por el que el soberano aceptaba financiar su vida en Suiza mientras le siguiera acompañando a algunos actos oficiales.

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En medio de esta nube de informaciones, el matrimonio monegasco no se pronuncia y trata de aparentar normalidad en público. Este 2023 sus apariciones han sido bastante numerosas, aunque los rumores siguen. Además, el 16 de septiembre llega una cita tan delicada como emocionante pues vuelve a su país natal, Sudáfrica, donde estuvo a punto de morir según sus propias palabras. 

La princesa, enseñando a nadar a niños en Sudáfrica.

El motivo lo merece, presidirá un acto benéfico de su fundación, que lleva por nombre Water Bike Challenge, un evento deportivo con el que se busca concienciar a la población sobre la importancia de aprender a nadar para evitar ahogamientos. La princesa lo ha explicado así: "Al crecer en Sudáfrica, he sido testigo muchas veces de la devastadora realidad del ahogamiento, ya que muchos niños no siempre están preparados para enfrentar los peligros del agua. Demasiados niños se ahogan cada año porque no saben nadar, aunque unas cuantas lecciones podrían salvarles la vida y darles más confianza en el agua".

Lo novedoso es que, en esta ocasión, parece que irá acompañada de Alberto de Mónaco, lo que reforzaría la imagen de unidad del matrimonio. Hay que recordar que el soberano estuvo en Sudáfrica visitando a su esposa en dos ocasiones durante el tiempo que ella estuvo aquejada de la complicada dolencia que le impidió volar para regresar a casa durante casi seis meses.