Sandringham siempre ha sido un lugar de retiro para los Windsor, y ahora, en su momento más crítico, no es la excepción. Tanto Carlos III (75 años) como Kate Middleton (42) han escogido esta emblemática finca para refugiarse durante sus respectivas bajas.
No es su residencia fija, pero sí su punto en común. Pese a trazar hojas de rutas diferentes, los caminos del Rey y la Princesa de Gales comienzan o terminan -e incluso se unen- en Sandrinhgam.
Tras su breve encuentro con el príncipe Harry (39) poco después de que se conociera que Carlos III padece cáncer, el monarca y su mujer cogieron un helicóptero desde el Palacio de Buckingham para trasladarse a su residencia campestre. Una semana más tarde, Carlos y Camila volvieron a la capital británica del mismo modo en el que se marcharon.
El Rey regresó a Londres para continuar con el tratamiento contra el cáncer que le detectaron y del que no se han dado detalles más que aclarar que no es de próstata. La Casa Real no ha compartido noticias al respecto, pero según los medios locales, cada semana Carlos III debe someterse al tratamiento que le han indicado los médicos y del que tampoco hay datos.
Camila, por su parte, debe atender sus compromisos como Reina. Ahora multiplicados por la baja de su marido. Carlos realiza ciertas labores de Estado, pero desde la intimidad. Es su mujer, apoyada por la princesa Ana (73), quien está llevando el gran peso de la Corona. Aunque el pasado 7 de febrero el príncipe Guillermo acudió a un par de actos institucionales, el Palacio de Kensington anunció que el heredero volvería a ausentarse para centrarse en la salud y cuidado de su esposa. Eso sí, este próximo domingo, 18 de febrero, no se perderá la gala de los Premios BAFTA.
Quien sí se mantiene completamente alejada de sus funciones es Kate Middleton. El pasado 16 de enero la Princesa de Gales se sometió a una cirugía abdominal que la obligó a permanecer en el hospital durante varios días y que la apartará de la vida pública hasta después de Semana Santa. Su estado de salud se ha llevado con absoluto hermetismo y más allá de las escuetas palabras que pronunció el heredero o su reciente viaje a Sandringham, son pocos los detalles que se conocen la nuera de Carlos III.
Según reveló el Daily Mail, el pasado fin de semana Kate Middleton dejó su casa en Windsor y puso rumbo a Sandringham junto a su marido y sus tres hijos para disfrutar de unas breves vacaciones de mitad de trimestre. Allí, durante unos días, coincidieron con Carlos III y Camila.
"Estaba deseando cambiar de aires y podrá tomarse las cosas con calma en Norfolk", aseguró el mencionado periódico local. Más allá de esta frase no ha trascendido ni un detalle. Tampoco se conoce cuándo tiene previsto volver a su casa en Windsor, donde la Princesa de Gales comenzó su recuperación tras recibir el alta hospitalaria el pasado 29 de enero.
Con su escapada a Norfolk, todo parece indicar que Kate evoluciona favorablemente. Pero hasta ahora no hay ni una sola imagen de ella. La última vez que se le vio públicamente fue el 25 de diciembre en la tradicional misa de Navidad.
La Casa Real británica ha procurado llevar su situación de salud con total hermetismo. Ha sido diferente la forma de comunicar el estado de Carlos III, de quien sí se han compartido varias imágenes desde que salió a la luz la noticia sobre su cáncer. Se le ha visto asistir al servicio religioso en Sandringham y a su llegada a Buckingham tras aterrizar en helicóptero.
En estas semanas tan convulsas y llenas de incertidumbre, también se han dejado ver los duques de Sussex. El príncipe Harry y Meghan Markle (42) están llevando con su rutina con total normalidad, al margen de cualquier polémica y de lo que sucede en Reino Unido. Esta misma semana han relanzado su página web y han estado en Canadá promocionando los Juegos Invictus de 2025.
Refugio familiar
Sandringham es propiedad de la Familia Real británica y no forma parte de los bienes del Estado. Está en Norfolk, a 170 kilómetros de Londres y se sitúa en un terreno de más de 8.000 hectáreas. Cuenta con un edificio principal con un sinfín de habitaciones distribuidas en tres plantas. Además, un ático y sótano, salas de estar o biblioteca.
En los terrenos también hay otras construcciones, como Anmer Hall, considerada la segunda residencia de los Príncipes de Gales y donde precisamente han estado Guillermo y Kate, junto a sus hijos, en los últimos días.