El rey Felipe VI (56 años) ha venerado este viernes, día 1 de marzo, la imagen de Jesús de Medinaceli en la basílica que alberga la histórica talla de madera en Madrid. Se trata de la segunda ocasión desde el inicio de su reinado en que el monarca cumple la tradición del besapié por parte de un miembro de la Casa Real.
El Rey ya adoró en 2018 la figura del cristo nazareno, con fama de milagrosa y, 20 años después de que lo hiciera junto a la entonces futura princesa Letizia (51), en puertas de su boda, ha regresado al templo donde miles de madrileños y de personas procedentes de otras ciudades peregrinan cada primer viernes de marzo.
Con los acordes del himno nacional interpretado por el órgano, el jefe del Estado ha accedido a la iglesia entre los aplausos de los devotos, a los que ha saludado mientras avanzaba por la nave central.
Al llegar a la talla, se ha santiguado y se ha inclinado para besar el pie derecho y, a continuación, ha vuelto a persignarse. Junto a Benjamín Echeverría, superior provincial de los frailes capuchinos, orden que custodia la imagen del popular cristo, Felipe VI se ha situado frente al altar de la basílica y tras un instante de recogimiento, se ha santiguado por tercera vez.
La visita del soberano patrio, que ha durado unos 20 minutos, se ha completado con un encuentro en la sacristía con los padres capuchinos y algunos miembros de la Cofradía de Jesús de Medinaceli. El Rey ha lucido el cordón con la medalla de esclavo de honor que la hermandad le concedió en 2018.
A la salida de la basílica, situada cerca del Congreso de los Diputados, las personas congregadas en el exterior han vuelto a vitorear al monarca, que se ha acercado a saludar a algunas de ellas antes de montar en el coche oficial para acudir a otro acto.
En las tres últimas ediciones -en 2021 no hubo veneración debido a la pandemia-, fue la reina Sofía (85) la que representó a la Casa Real y en 2019, lo hizo la infanta Elena (60). Además de cuando fue con Letizia, Felipe de Borbón besó por primera vez la talla de Jesús de Medinaceli en 1996, cuando tenía 28 años.
La emblemática figura se esculpió en Sevilla en la primera mitad del siglo XVII por encargo de los duques de Medinaceli y en 1682 se trasladó a Madrid después de que fuera recuperada de los musulmanes. De vuelta a la capital de España, se depositó en una pequeña ermita situada en lo que hoy es la basílica y se instauró la costumbre de besar el pie del Cristo el primer viernes de marzo como muestra de devoción.