En su adolescencia, Kate Middleton (42 años) llegó a perder la autoestima, sufría las burlas de sus compañeras y no figuraba entre las chicas más populares. De hecho, en la lista de las más guapas de Downe House School su nombre tampoco aparecía. Perdió mucho peso y la sonrisa se desdibujó de su delicado rostro. Sus padres, Carole (69) y Michael (74), se preocuparon muchísimo porque su primogénita era risueña, vital y siempre estaba de buen humor.
Por este motivo, cuando se casó con el príncipe Guillermo (41) el 29 de abril de 2011 en la Abadía de Westminster no resultó extraño que las donaciones recibidas Kate se las entregara a varias asociaciones que luchaban contra el acoso. Pero para llegar hasta ese momento crucial en la historia, Kate cambió de centros de estudios en varias ocasiones y tuvo varias parejas.
Para ella el dinero no había sido un problema, ya que creció en el seno de una familia de clase media alta que había prosperado socialmente gracias a la idea que tuvo su madre, Carole, de fundar la empresa Party Pieces en 1987, con la que suministraba por correo artículos para fiestas infantiles.
Carole tenía una misión en la vida. Ya que ella no había tenido la posibilidad de seguir formándose al dejar los estudios a los 16 años porque sus progenitores carecían de medios económicos, se juró a sí misma que no les pasaría igual a Kate, Pippa (40) y James (36). Más de una noche Carole lloraba para adentro porque se le había roto el sueño de ser profesora.
Pero ahora, convertida en una madre coraje, tampoco iba a permitir que trabajaran siendo adolescentes, tal y como ella hizo como dependienta, secretaria de British Airways y, finalmente, como auxiliar de vuelo. Fue en esta compañía donde conoció a su esposo, que trabajaba como despachador de vuelos. Se casaron en 1980.
Desde el principio, Kate, Pippa y James estudiaron en centros privados. Esa hoja de ruta se pudo trazar sin problemas, ya que Michael aportó varios millones de libras del fondo fiduciario heredado por su abuela Olive Lupton, esposa de Richard Noel Middleton, que pertenecía a la millonaria familia Lupton de Yorkshire.
Estos prominentes comerciantes y fabricantes de tejidos de lana empezaron a tener relación con la Familia Real británica a finales del siglo XV, ya que uno de sus ancestros fue el capellán de Enrique VII y Enrique VIII. Además de ser éste preboste del elitista Eton College donde han estudiado el príncipe Guillermo, los ex primeros ministros británicos David Cameron y Boris Johnson (59) y los actores Tom Hiddleston (43) y Eddie Redmayne (42).
En el caso de la abuela del padre de Kate prosiguió con su vínculo real, ya que en 1927 formó parte de la comitiva que acompañó a la princesa Mary en Headingley y del comité de recaudación de fondos de la princesa para la Leeds General Infirmary. No en vano era prima hermana de la baronesa von Schunck y prima segunda de la baronesa Airedale y de lady Bullock. El hijo de Olive Lupton, Peter, fue copiloto durante un viaje de tres días por Colombia al ser oficial de la Royal Air Force.
En 1987, Carole fundó Party Pieces, una empresa que empezó fabricando bolsas de fiesta y que luego vendía artículos y decoraciones para fiestas por correo. Middleton empezó el negocio "en la mesa de su cocina" y distribuyó miles de folletos para anunciarse a nivel local. Su marido dejó su trabajo en British Airways para unirse a ella en la empresa en 1989.
Cuando sus dos hijas eran prácticamente unas bebés, Carole empezó a hacer bolsas de fiesta para venderlas a amigos y vecinos. Ese era su principal hobby hasta que vio que podía sacarle un rédito. Cuando Kate cumplió cinco años en enero de 1987 y poco después del nacimiento de James, en abril de ese mismo año, Carole fundó oficialmente su empresa Party Pieces en el cobertizo de su jardín.
Para los estándares a los que están acostumbrados la casa era modesta. Los Middleton habían pagado 34.700 libras en 1979 por una residencia victoriana en Bradfield Southend, en el condado de Berkshire, de dos dormitorios con una decoración rural clásica y un jardín donde los pequeños disfrutaban de actividades al aire libre mientras crecían. Tremendamente bucólico.
El negocio de los artículos para fiestas se iba expandiendo poco a poco. Durante un tiempo, Carole controló la empresa desde la distancia porque a su marido le destinaron a Amman (Jordania) para ejercer como director de la oficina de British Airways. Kate tenía dos años y Pippa, uno. A pesar de las diferencias culturales, la familia se adaptó muy bien en tierras de la Familia Real jordana que, por cierto, mantiene una íntima relación con la británica.
En la exclusiva guardería británica, Kate era bastante juguetona, se leían versos del Corán, cantaban en inglés y en árabe y desayunaban platos típicos como el hummus y labnesh. Cuando Guillermo y Kate se comprometieron, Hanna Hashweh, ejecutiva de una agencia de viajes, comentó que "la familia solía hacer excursiones a Petra y a las ruinas romanas de Jerash los fines de semana. En verano viajaban al mar Muerto". Tal fue el cariño que Kate sentía por aquella exótica tierra que prometió volver con sus hijos. Y cumplió su promesa en 2021 enviando una postal navideña de toda la familia en su reciente viaje al reino hachemita.
Party Pieces les estaba dando unos importantes réditos. A medida que el negocio se fue expandiendo, Carole y Michael decidieron cambiar de casa. Tras vender la que tenían por 158.000 libras, compraron Oak Acre House, una gran propiedad de ladrillo rojo con 6 dormitorios, varios salones para recibir, un gran comedor, una cocina office espaciosa y un enorme jardín repleto de plantas, árboles y una abundante vegetación.
A nivel educativo los niños Middleton estudiaron en centros tan esnobs como St. Andrew’s School, el internado mixto Marlborough College y finalmente eligieron diferentes universidades. Kate estudió Historia del Arte en la Universidad de Saint Andrews. Pippa, por su parte, se licenció en Literatura Inglesa en la Universidad de Edimburgo donde compartía piso con George Percy, heredero del ducado de Northumberland. Y James abandonó Gestión de Recursos Medioambientales en la Universidad de Edimburgo nada más terminar el primer curso.
Muchos periodistas británicos afirmaron que Carole era una arribista social que quería casar a sus hijos con algunos de los mejores nombres del país, por eso no se extrañaron cuando Kate coincidió en el primer curso con el príncipe Guillermo que empezó a estudiar Historia del Arte y después se cambió a Geografía. Se cayeron tan bien que decidieron compartir un apartamento junto a dos compañeros más donde afianzaron su relación de amistad.
Pero en marzo de 2002 todo iba a dar un giro de 180 grados, porque Kate iba a desfilar en un evento solidario denominado El arte de la seducción. No fue para menos, ya que se subió a la pasarela luciendo un vestido transparente con escote palabra de honor que dejaba ver la ropa interior negra de diseño.
Algunos diarios sensacionalistas se hicieron eco de lo que dijo el Príncipe en cuanto vio a la joven: "Guau, Fergus, qué buena está Kate". Al fin y al cabo no dejaba de ser un ser humano que bombeaba emociones por cada poro de su piel mientras el corazón le iba a mil por hora.
Otro de sus amigos confesó el día de su boda que aquel día a Guillermo se le salían los ojos de las cuencas. En aquel momento alguien le chivó que estaba soltera. Y así era porque hacía unos meses que había roto con Rupert Finch, que en la actualidad es un cotizado abogado. El royal también había roto con Olivia Hunt.
Guillermo y Kate se veían a escondidas y los amigos les protegían en esos encuentros furtivos. Saltaron algunos rumores sobre que ambos estaban viviendo algo especial. No fue hasta 2004 cuando se les fotografió oficialmente como pareja en la estación suiza de esquí de Klosters, la favorita del rey Carlos III (75).
Al verano siguiente los dos se graduaron, aunque no posaron. Poco después, el matrimonio Middleton compartió una foto donde ambos estaban juntos. En 2006, la plebeya Kate apareció por primera vez en un evento real junto a la reina Isabel II y el príncipe Carlos por la graduación de Guillermo en la Academia Militar de Sandhurst.
Todo parecía ir sobre ruedas, pero en 2007 decidieron darse un tiempo. No duró mucho porque no podían vivir el uno sin el otro. Guillermo estaba terriblemente colgado por ella. Eso no impidió que volvieran a separarse brevemente, pero nuevamente volvieron y ya fue para siempre. En octubre de 2010 le pidió matrimonio en una cabaña en el pico Rotundu de Kenia a más de 3.000 metros de altura, se arrodilló y sacó de su bolsillo el famoso anillo de la joyería Garrard & Co. con un zafiro de Ceilán ovalado de 12 quilates con orla de diamantes que es el mismo que su padre entregó a lady Di cuando se comprometieron en febrero de 1981.
A su vuelta a Londres, el hijo de la difunta princesa de Gales confesó que “era mi forma de asegurarme que mi madre no faltara en un día tan importante”. El porqué de pedírselo en el país africano fue porque “es el lugar al que mi padre nos llevó a mi hermano y a mí poco después de que muriera nuestra madre”. Pero también había algo simbólico en referencia a Isabel II, a quien el novio tuvo que pedir permiso para el compromiso, ya que la entonces princesa se encontraba en Kenia cuando su padre, el rey Jorge VI, fallecía en 1952.
El 16 de noviembre, Clarence House anunció el compromiso y el 29 de abril de 2011 llegó el gran día en la Abadía de Westminster donde ambos parecían conservados en almíbar mientras la novia lucía un diseño de Alexander McQueen y el novio mostraba el uniforme de coronel de los Guardias Irlandeses. Independiente de la familia real británica, entre los invitados hubo celebridades mundialmente conocidas como David Beckham (48), Elton John (76) y Rowan Atkinson (69). La luna de miel la ideó Guillermo al planear un exótico viaje a las Seychelles. A partir de ese momento serán conocidos como los duques de Cambridge.
Carole y Michael Middleton consideraron que habían subido de estatus y, en 2012, decidieron cambiar nuevamente de residencia, pero sin abandonar el condado de Berkshire. Su empresa les estaba aportando sustanciosos beneficios que complementaron con la venta de souvenirs por la boda de su hija y tiempo después por la entronización de Carlos III.
Por 4,7 millones de libras compraron Bucklebury Manor en el pueblo de Bucklebury, una mansión de Grado II de siete dormitorios, varios salones, pista de tenis, enorme biblioteca y piscina rodeada por un vasto terreno de 7,2 hectáreas. Ironías del destino, esta residencia de estilo georgiano se asentaba en unos terrenos que el rey Enrique VIII había concedido a los antepasados de los últimos dueños.
Además, como Party Pieces había crecido tanto a lo largo de los años y daba trabajo a 40 personas, los Middleton empezaron a buscar un nuevo espacio para emplazar el negocio. El tamaño no podía ser inferior a los 10.000 metros cuadrados. El matrimonio también poseía un amplio apartamento en el carísimo barrio de Chelsea donde Kate y Pippa convivieron durante una temporada. En 2019 se vendió por cerca de dos millones de euros.
No tardaron en llegar los hijos. El príncipe Jorge nació en 2013, la princesa Carlota en 2015 y el príncipe Luis en 2018. Toda la familia vivió en el apartamento 1A, el más grande del palacio de Kensington con 20 habitaciones y vistas a Hyde Park. Lady Di ocupó los apartamentos 8 y 9.
Hastiados del bullicio de Londres y con ganas de respirar aire fresco y que sus hijos pudieran estudiar sin tanto ajetreo, en 2022 abandonaron la residencia para instalarse en Adelaide Cottage, una coqueta casa en los terrenos del castillo de Windsor erigida en 1831 y que originalmente tenía 4 dormitorios.
Se desconoce la distribución actual por motivos de seguridad. Uno de los inquilinos más famosos de la residencia fue Peter Townsend, el oficial y caballerizo del rey Jorge VI que fue el amor imposible de la princesa Margarita, hermana de la reina Isabel II.
Tanto Carole y Michael como Pippa y James han sido los fieles escuderos de Kate, especialmente en los trances más difíciles de su vida. Desde que la operasen del abdomen el pasado 16 de enero en la London Clinic, sus seres queridos la han estado cuidando y protegiendo. Lo que están temiendo desde hace algunas semanas es que Gary Goldsmith, tío materno de la princesa de Gales, hable de intimidades familiares, y más teniendo en cuenta su frustrada participación en Gran Hermano VIP donde acaba de ser el primer expulsado.
Una situación incómoda teniendo en cuenta la crisis reputacional que tienen los príncipes de Gales a raíz del retoque de las fotos de Kate y que no se le haya visto ni fotografiado desde su cirugía.
En mayo de 2023, los padres de la princesa de Gales zanjaron su sueño de Party Pieces porque en los últimos tiempos había acumulado deudas por unos 3,3 millones de euros. Toda la publicidad conseguida a raíz de sus nexos con los Windsor no sirvió de mucho porque la pandemia acabó de rematar lo que había sido un lucrativo negocio con el que invirtieron en varias propiedades.
Finalmente, vendieron la compañía por algo más de 200.000 euros al empresario escocés James Sinclair, a quien apodan Mr. Partyman -el señor Fiesta- o Millonaire Clown -el payaso millonario-, y que posee guarderías, heladerías y áreas de juegos infantiles.