En los últimos meses, la vida del príncipe Harry de Inglaterra (39 años) está rodeada de buenas y malas noticias. Ya superado uno de los peores años, este 2024 se esperaba como el del renacer de la pareja. Y así ha sido. Ambos están dejando atrás los aciagos trances y se centran en sus proyectos personales y profesionales.
A pesar de estos cambios, los fantasmas del pasado regresan para recordarle al hijo pequeño de Carlos III (75) que no todo es felicidad en su vida. Este pasado lunes, 15 de abril, se conoció la resolución del Tribunal Superior de Londres que señala que el duque de Sussex no podrá recurrir la sentencia ya emitida acerca de los dispositivos para su seguridad personal y la de su familia cuando se encuentren en Reino Unido.
Todo comenzó en enero de 2022, cuando el Príncipe emprendió acciones legales contra la decisión del Gobierno británico de retirarle la protección policial cuando estuviese en Reino Unido y no permitirle pagar personalmente por ella.
Finalmente, el 27 de febrero se conoció la decisión del tribunal en la que el duque de Sussex salía perjudicado y se rechazaba su demanda. Un día más tarde, el 28 de febrero, un portavoz del miembro de los Windsor anunció que este iba a recurrir la decisión tomada por Peter Lane y favorable al ministerio del Interior.
"No pide un trato preferente sino una aplicación legal y justa de la propia normativa", señaló el portavoz sobre el Comité Ejecutivo para la Protección Legal de la Realeza y las Figuras Públicas (RAVEC, en inglés) y que se ocupa de la seguridad de la Familia Real y dignatarios extranjeros.
Harry tendrá que pagar un millón de euros por los gastos legales generados por el caso, un 90% de la indemnización inicial. De hecho, el juez ha rechazado reducir la cuantía ya que alega que el hijo pequeño del monarca ha perdido "completamente" el juicio contra el Gobierno.
La decisión de retirarle esta protección se tomó en febrero de 2020, cuando se determinó que ya no se le asignaría el mismo grado de protección financiada con fondos públicos cuando viajara a este país. Todo ello después de anunciar su intención de abandonar su cargo como miembro activo de la familia real británica a tiempo completo y trasladarse a Estados Unidos meses después.
Tras conocerse esta noticia, queda todavía en el aire la presencia de Meghan Markle (42) y sus dos hijos, Archie y Lilibet, en el aniversario de los Juegos Invictus que tendrá lugar el próximo 8 de mayo en Londres. El Príncipe sí que está confirmado como uno de los asistentes, pero no la actriz.
En todo momento, el nieto de Isabel II ha argumentado que, con la decisión de retirarle la seguridad, sus hijos "no pueden sentirse en casa" ya que "no es posible mantenerlos seguros". No cuentan con ningún tipo de protección pública, por lo que tendrán que recurrir a la privada en caso de querer vivir "tranquilos".
En los últimos meses, a raíz de los diagnósticos de Carlos III y Kate Middleton (42), parece que las posturas entre hermanos se han acercado más de lo previsto. Sin embargo, no hay ninguna señal de que el conflicto entre ambos se vaya a solucionar. Algo que se demuestra en la visita de Harry a Londres para mantener una reunión privada con su padre. A pesar de estar a escasos kilómetros de Windsor, ni siquiera se plantearon la posibilidad de verse.