2024 se ha convertido en el annus horribilis de la Casa Real británica. Desde que el 17 de enero salió a la luz, con una hora y media de diferencia, que Kate Middleton (42 años) se recuperaba en el hospital de una cirugía abdominal y que la semana siguiente el rey Carlos (75) se sometería a una intervención por un agrandamiento de próstata, han sucedido una serie de acontecimientos que generan un gran colapso en Buckingham.
Para Carlos III, que cursa su segundo año como Rey, ha sido especialmente catastrófico. El 5 de febrero, Buckingham comunicó que el monarca padece cáncer y, a causa de ello, ha tenido que reestructurar su agenda y apoyarse en su séquito. La solución, no obstante, no ha sido fácil por la crisis que atraviesa la Corona.
Normalmente, en un panorama como éste, su hijo Guillermo (42), el heredero, asumiría el trabajo del Rey. Pero no ha podido ser porque el futuro monarca ha estado volcado en la salud de su mujer, también aquejada de cáncer y retirada de la agenda royal desde el pasado diciembre. Al igual que su padre, el primogénito de Carlos ha intentado cumplir con parte del trabajo, pese a que sus compromisos se han reducido considerablemente.
Para hacer frente a la agenda, Carlos III se ha apoyado en su mujer, Camila (76). No osbtante, cabe recordar que el pasado marzo la Reina decidió tomarse un descanso de sus responsabilidades institucionales por encontrarse "agotada". La consorte parecía seguir la línea de su cuñado Eduardo (60), que un mes antes, en medio del caos de Buckingham, también anunciaba "un breve descanso de sus obligaciones".
La única que se había mantenido firme en sus funciones era la princesa Ana, catalogada como la más trabajadora de la Familia Real, con más compromisos en activo en 2022 y 2023. Así fue hasta este pasado lunes, 24 de junio, cuando se conoció se encontraba ingresada en el hospital tras sufrir un accidente con un caballo que le produjo heridas leves y conmoción cerebral.
El gran peso pesado de la Corona que quedaba en activo y la única que criticó públicamente la monarquía reducida de Carlos III también está de baja. Las opciones que tiene Buckingham son más escasas y el panorama se torna alarmante. Carlos III y Guillermo, con una agenda limitada, sólo pueden apoyarse en Camila o en los duques de Edimburgo, Eduardo y Sophie (59). Ni Andrés de York (64) ni Harry (39) están en la primera línea de la Familia Real.
El hermano del Rey, que en su día se dio de baja por estar agotado de su obligaciones, es ahora el único Windsor que puede respaldar a Carlos III. "Por consejo de los médicos, los compromisos de Su Alteza Real para la próxima semana se pospondrán. Su Alteza Real envía sus disculpas", anunció un portavoz de Buckingham este pasado lunes, en referencia a la princesa Ana.
Para ella supone un duro revés. No sólo por su estado de salud, sino también por su sentido del deber. Su entorno cercano ha asegurado al Daily Mail que la Princesa "odiará" tener que perderse sus compromisos previstos.
Monarquía reducida
La princesa Ana ya predijo las fatales consecuencias de una monarquía reducida, uno de los principales propósitos de Carlos III tras convertirse en Rey.
"No parece una buena idea desde mi punto de vista, diría yo. No estoy muy segura de qué más podamos hacer", comentó en mayo de 2023 la hija de Isabel II, cuando en una entrevista con el canal público canadiense CBC le preguntaron por el proyecto más polémico de Carlos III como Rey de Inglaterra: reducir la monarquía.
Días antes de la coronación del soberano, su hermana se pronunciaba sobre el plan de "adelgazar" la Corona disminuyendo el número de miembros de la Familia Real en funciones representativas, fusionando roles y bajando los costes de la Institución. Hoy, tras su inesperado ingresado en medio del caos que afrontan los Windsor, las palabras de la princesa Ana cobran más sentido que nunca.