En una de las semanas más ajetreadas para la Familia Real y coincidiendo con la entrega de los Premios Princesa de Girona de este año, el rey emérito Juan Carlos I (86 años) ha regresado España de una forma completamente discreta e inesperada para poner rumbo a uno de sus destinos preferidos.
Horas después de que sus nietas, la princesa Leonor (18) y la infanta Sofía (17), participaran en un acto con el escultor Jaume Plensa (68), y del encuentro junto a los reyes Felipe VI (56) y Letizia (51) con algunos jóvenes que han sido galardonados en los 15 años que celebra la Fundación Princesa de Girona, el que fuera rey de España ha puesto pie en suelo nacional después de tres semanas alejado del país.
Con una sonrisa y saludando desde el coche a todos los medios allí presentes, el Borbón ha aparecido en Madrid para poner rumbo a Sanxenxo. Una ciudad de la provincia de Pontevedra que no visitaba desde hace apenas un mes y a la que regresa siempre que tiene alguna ocasión con motivo de las clásicas regatas. Fue el pasado miércoles, 12 de junio, cuando el Emérito aterrizó en el aeropuerto de Vigo después de hacer una parada técnica en Vitoria para someterse a su habitual revisión médica.
El emérito sonriente desde el coche en su llegada a España.
En esta ocasión, Juan Carlos aterrizaba en el aeropuerto de Lavacolla, en Santiago, mientras la princesa Leonor y la infanta Sofía se preparaban para cumplir con su primer acto.
Cuando están a punto de cumplirse cuatro años de su marcha a Abu Dabi, el padre de Felipe VI (56) ha seguido visitando el país en más de una ocasión siempre que ha podido. En esta ocasión, el emérito ha acudido a Sanxenxo para participar en las regatas de la Clase 6M a bordo del 'Bribón'.
Aunque la competición no tendrá lugar hasta este fin de semana, don Juan Carlos I tiene previsto dejarse ver por el Club Náutico de la localidad pontevedresa para entrenar con su tripulación.
Recogido una vez más a pie de pista por su íntimo amigo Pedro Campos (74), el monarca ponía rumbo a la residencia del armador en Sanxenxo, a donde llegaba a media tarde saludando con una sonrisa pese a la intensa lluvia que le ha recibido en su inesperado regreso a nuestro país coincidiendo con la entrega de los Premios Princesa de Girona.