"Guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles, a sus instituciones y a ti como Rey, te comunico mi meditada decisión de trasladarme, en estos momentos, fuera de España". Con estas palabras, el emérito Juan Carlos (86 años) anunció a su hijo, Felipe VI (56), su exilio. Tuvo lugar el 3 de agosto de 2020, en plena pandemia por la Covid-19, hace exactamente cuatro años.
Fue entonces cuando el anterior jefe del Estado se marchó a Abu Dabi, lugar en el que tiene su residencia permanente y donde prevé seguir viviendo, a pesar de que sus visitas a España son cada vez más frecuentes.
Cabe recordar que desde el momento del exilio hasta que Juan Carlos volvió a pisar tierras españolas, al menos de forma oficial, transcurrieron casi dos años. Se produjo poco después de que la Fiscalía del Tribunal Supremo archivara las investigaciones sobre sus irregularidades fiscales en el extranjero. Si se compara con la situación actual, cabe puntualizar que este 2024, en cuestión de ocho meses, el Emérito ha regresado a nuestro país hasta en seis ocasiones.
El anterior monarca pasó de estar casi 'desterrado' a regresar con asiduidad. En su mayoría, para acudir a visitas médicas y participar en las regatas de Sanxenxo, una de sus pasiones. No obstante, en los últimos 12 meses, Juan Carlos también ha viajado a España por otros motivos, muchos más significativos y de carácter familiar. Entre ellos, la celebración de la mayoría de edad de su nieta Leonor (18), el 60 cumpleaños de la infanta Elena y la boda de José Luis Martínez-Almeida (49) y Teresa Urquijo (27).
Sus viajes a España se han normalizado. Así, muchos han especulado sobre la posibilidad de que el Emérito vuelva a instalarse en nuestro país. Sin embargo, no hay visos de que ocurra. Las últimas informaciones apuntan a que Juan Carlos pretende seguir viviendo en Abu Dabi.
"Él no va a venir a vivir a España. Físicamente tiene que estar fuera la mitad del año más un día", explicó Susanna Griso (54) el pasado abril en la emisión de su programa, Espejo Público. La periodista hacía referencia a la presunta intención del Emérito de no figurar como residente fiscal, pues cabe destacar que si está en España más de 183 días, debe tributar en el país.
Esta aparente normalidad, eso sí, ha hecho que desaparezca el fenómeno de la juancarlosmanía que se desencadenó en 2022, cuando el Emérito volvió a España tras casi dos años en el exilio. Entonces, el padre de Felipe VI llegó a Sanxenxo rodeado de cámaras, interrogado por la prensa y con honores en el Real Club Náutico. Una situación opuesta respecto a sus últimas visitas.
La más reciente tuvo lugar el pasado julio. El ex jefe del Estado aterrizó en Santiago de Compostela, donde le recibió su anfitrión y gran amigo, el también regatista Pedro Campos. Algún medio gráfico dejó constancia de su llegada, pero la expectación fue mínima.
Siempre hay fotos e información de sus visitas, pero desde hace un tiempo son pocos los medios que difunden sus planes. A no ser que se salga de lo habitual, como cuando celebró el cumpleaños de la infanta Elena con el resto de la Familia Real en un restaurante de Madrid o su asistencia a la boda del edil de la capital.
En Sanxenxo, a donde suele viajar tras acudir al médico en Vitoria, la prensa es la justa y la emoción de los vecinos no consigue palparse. Las banderas ondeando y los cámaras de los móviles alrededor del Emérito parecen ser cosa del pasado, cuando su regreso se convertía en una situación singular.
El deseo del Juan Carlos, a priori, sería viajar España con regularidad, al son que marca el calendario de regatas de Sanxenxo, para navega con el Bribón, y donde se siente como en casa.